El primer ministro Benjamin Netanyahu se dirigió al pleno de la Knéset y afirmó: “tenemos que traer a los rehenes asesinados a casa, hasta el último”. Durante su intervención leyó los nombres de los 16 rehenes asesinados que aún están retenidos en Gaza, comenzando con Hadar Goldin, un oficial de las FDI asesinado en 2014.
Mientras pronunciaba los nombres, cometió una equivocación al referirse al soldado rehén asesinado Itay Chen como “Eitan Chen”, error que motivó correcciones por parte de la oposición y provocó un alboroto general en el pleno.
El primer ministro subrayó la prioridad de la operación insistiendo en que “nadie necesita recordarnos la importancia de la misión sagrada de traer de vuelta a los rehenes asesinados”. Añadió que “estamos trabajando sin parar, incluso en la reunión que sostuve justo antes de llegar aquí”, en aparente alusión a un encuentro que mantuvo con sus principales asesores de la Casa Blanca, Steve Witkoff y Jared Kushner.
Netanyahu rechazó la afirmación según la cual el acuerdo que Israel aceptó a principios de este mes estuvo disponible hace un año, y aseguró que “en ningún momento, ni hace seis meses, ni hace un año, ni hace un año y medio, en ningún momento Hamás estaba listo para aceptar la propuesta que logramos ahora.
El regreso de todos nuestros rehenes a la vez, el control de las FDI sobre la mayor parte del territorio de Gaza, la presencia de las FDI en la mayor parte del territorio de Gaza y un compromiso explícito con un amplio acuerdo internacional, incluidos los países árabes y casi todo el mundo musulmán, para desmilitarizar la Franja y desarmar a Hamás”.
Concluyó su intervención con la promesa: “Estamos decididos a lograr. todos los objetivos de la guerra”, y añadió el objetivo de “eliminar a Hamás como actor diplomático y militar”.