A pesar del optimismo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, un acuerdo de normalización entre Israel y Arabia Saudita es “prácticamente imposible” para fin de año y requeriría un “cambio milagroso” en Jerusalén, según declaró a The New York Times un comentarista saudí cercano al liderazgo del reino.
El comentario se difunde antes del próximo viaje del príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman a Washington, DC, este mes, ocasión en la que Trump probablemente impulsará el tema.
En este marco, Ali Shihabi, el citado comentarista, reitera que un acuerdo entre Israel y Arabia Saudita es “prácticamente imposible” para fin de año, “a menos que se produzca un cambio milagroso en Israel”. Además, sostiene que la posición del liderazgo saudí condiciona cualquier avance a transformaciones que hoy parecen improbables.
Según Shihabi, MBS insiste en que Israel dé un “paso importante e irrevocable hacia un Estado palestino” antes de la normalización, una exigencia poco probable debido a la oposición del actual gobierno a una solución de dos Estados.
Por ello, plantea que un acuerdo de normalización constituye la única palanca que le queda a Riad para usar en nombre de los palestinos, y “el reino quiere usar esa carta para tratar de resolver el problema de una vez por todas en beneficio de la estabilidad regional esquiva desde hace mucho tiempo”, le dice a The Times.
Así, la estrategia saudí vincula el reconocimiento con avances concretos en el expediente palestino. De este modo, la presión diplomática se concentra en condicionar el ritmo de la normalización a concesiones verificables.
Durante su visita, MBS se centrará en firmar un pacto de defensa mutua, según indicaron a The Times un funcionario estadounidense y otra persona familiarizada con el viaje. El acuerdo sería similar a un acuerdo reciente firmado con Qatar, dicen los funcionarios.
Asimismo, los saudíes quieren tratar de adquirir F-35, el avión de combate más avanzado de Estados Unidos, mientras avanzan en un acuerdo que le permitiría construir un programa nuclear civil, según las mismas fuentes. En conjunto, estos objetivos definen una agenda que combina seguridad, cooperación militar y desarrollo tecnológico.
			