Netanyahu afirmó el domingo que Hezbolá busca rearmarse y que Israel hará lo necesario para impedirlo. Según dijo al inicio de la reunión semanal del gabinete, Hezbolá sufre golpes constantes, pero a la vez intenta rearmarse y recuperarse. A continuación exigió que el gobierno libanés cumpla sus compromisos y proceda al desarme de Hezbolá. Además, sostuvo que Israel ejercerá su derecho a la autodefensa conforme a los términos del alto el fuego, porque no permitirá que Líbano se convierta de nuevo en un frente activo.
Ese marco explica el parte militar difundido por las FDI el domingo por la mañana: cuatro miembros de la Fuerza Radwan de élite de Hezbolá murieron en un ataque aéreo en el sur del Líbano el sábado por la noche, y un quinto oficial de Hezbolá había muerto el viernes.
El acuerdo de alto el fuego del 27 de noviembre, que siguió a más de un año de hostilidades, estableció la salida de Hezbolá del sur del Líbano y su reemplazo por el ejército libanés. También obligó a Israel a retirarse después de la invasión iniciada a fines de septiembre del año pasado. Sin embargo, Israel sostiene que Hezbolá viola el alto el fuego y, por esa razón, ataca con regularidad objetivos que identifica como del grupo y mantiene tropas en cinco ubicaciones estratégicas.

En paralelo, Egipto expresó el domingo su apoyo a la posición de Beirut. En una conferencia de prensa conjunta en la capital libanesa, el primer ministro egipcio, Mustafa Madbouly, y su homólogo libanés, Nawaf Salam, coincidieron en rechazar cualquier presencia israelí en territorio libanés y en respaldar las medidas que busquen estabilizar la situación en el país.
Las declaraciones de Netanyahu llegaron después de que el ministro de Defensa, Israel Katz, acusara al presidente libanés, Joseph Aoun, de demorarse en la aplicación de lo acordado. Aun así, fuentes del ejército libanés informaron a Reuters la semana pasada que ya habían destruido tantos alijos de armas de Hezbolá que se quedaron sin explosivos y que prevén completar el barrido del sur del país antes de fin de año.
Mientras tanto, cientos de personas se congregaron en Nabatieh, en el sur del Líbano, para el funeral de cinco miembros de Hezbolá muertos recientemente. Cuatro de los operativos, abatidos por las FDI el sábado, pertenecían a la unidad de élite Radwan. El quinto, muerto el viernes, era un oficial de logística de Hezbolá que, según las FDI, se ocupaba de restablecer la infraestructura del grupo en el sur del Líbano.

Los ataúdes llegaron cubiertos con la bandera de Hezbolá. Los dolientes arrojaron pétalos y corearon “muerte a Israel, muerte a Estados Unidos”. Combatientes del grupo con uniforme militar prestaron juramento de lealtad a Hassan Nasrallah, el líder muerto por Israel en septiembre de 2024, y al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei. Algunos asistentes llevaron fotos de familiares muertos por ataques israelíes, de acuerdo con un corresponsal de la AFP. “Este es un precio que el sur paga a diario”, dijo a la AFP Rana Hamed, madre de uno de los cinco hombres muertos, antes de recordar que “Israel ha sido nuestro enemigo durante décadas”.
La guerra reciente entre Israel y Hezbolá se originó porque el grupo lanzó ataques casi diarios contra el norte de Israel el 8 de octubre de 2023, un día después de la invasión del sur de Israel por parte de Hamás, organización respaldada por Irán, hecho que desencadenó la guerra de Gaza. Esos ataques desplazaron a unos 60.000 residentes del norte de Israel. Con el objetivo de permitir su regreso, Israel elevó en septiembre del año pasado el nivel de sus operaciones en el Líbano, con lo que diezmó el liderazgo de Hezbolá.
El grupo, que llegó a ocupar el lugar de principal fuerza política en el Líbano, quedó gravemente debilitado por la guerra con Israel. Pese a su compromiso público con el alto el fuego, sostiene que el desarme previsto en el acuerdo solo rige en el sur del país. Además, advierte que un choque con el Estado libanés sigue siendo posible si las autoridades actúan en su contra.
