El futuro de Gaza debe quedar en manos palestinas y evitar cualquier nuevo sistema de hegemonía extranjera, afirmaron Turquía y seis de sus principales aliados musulmanes el lunes, tras conversaciones en Estambul.
Las relaciones entre Turquía e Israel colapsaron durante la guerra de Gaza y Ankara ha sido una crítica severa de Jerusalén; sin embargo, también actuó como mediador clave del tenue alto el fuego de tres semanas. Con ese antecedente, Turquía presiona ahora para que las naciones musulmanas utilicen su influencia en la reconstrucción y en el futuro gobierno de la Franja asediada.
“Nuestro principio es que los palestinos deben gobernar a los palestinos y garantizar su propia seguridad. La comunidad internacional debe apoyar esto de la mejor manera posible: en los planos diplomático, institucional y económico”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores turco, Hakan Fidan, tras las conversaciones. A continuación añadió: “Nadie quiere ver surgir un nuevo sistema de tutela”, expresión que, aclaró, remite a la supremacía extranjera sobre un territorio.
El alto el fuego del 10 de octubre, negociado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, detuvo dos años de guerra desencadenados por el ataque liderado por Hamás el 7 de octubre de 2023. Desde entonces, ese acuerdo ha quedado a prueba debido a ataques de Hamás contra soldados israelíes y a nuevas operaciones israelíes.
En las conversaciones participaron también altos diplomáticos de Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Pakistán e Indonesia. Todos habían sido convocados en septiembre a una reunión con Trump al margen de la Asamblea general de las Naciones Unidas, pocos días antes de que el mandatario revelara su plan para poner fin a la guerra de Gaza. Según Trump, ese respaldo ayudó a generar impulso para su propuesta de paz.
“Ahora hemos llegado a una etapa extremadamente crítica: no queremos que se reanude el genocidio en Gaza”, agregó Fidan, quien señaló que las siete naciones apoyan los planes para que los palestinos asuman el control de la seguridad y del gobierno de Gaza. Israel rechaza de forma tajante la acusación de genocidio.

Fidan, que mantuvo conversaciones el fin de semana con una delegación de Hamás encabezada por su negociador jefe, Khalil al-Hayya, afirmó que el grupo terrorista “está listo para entregar Gaza a un comité de palestinos”. La futura composición del gobierno en el enclave se ha convertido en un punto de fricción en el diálogo. Israel insiste en excluir tanto a Hamás como a la Autoridad Palestina del funcionamiento de Gaza tras la guerra, mientras que varios países musulmanes favorecen un papel de posguerra para la Autoridad Palestina, que hoy administra la vida cotidiana en los principales centros de población palestinos de Judea y Samaria.
El plan de paz de Trump propone un “comité palestino tecnocrático y apolítico” para dirigir Gaza bajo la supervisión de un organismo internacional presidido por el propio Trump, denominado “Junta de Paz”. Ese esquema prevé que la Autoridad Palestina pueda asumir el control del territorio después de completar reformas, aunque no fija un cronograma.
En la actualidad, el territorio se divide entre una región controlada por las FDI en el este y otra bajo control efectivo de Hamás en el oeste. El plan de paz exige el desarme de Hamás, una demanda que Trump ha reiterado y que el grupo terrorista no ha aceptado.

Fidan expresó su confianza en que los esfuerzos de reconciliación entre Hamás y la Autoridad Palestina “den frutos lo antes posible” y sostuvo que la unidad interpalestina “fortalecerá la representación de Palestina en la comunidad internacional”. Recordó que múltiples intentos previos de unidad fracasaron.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien elogió a Hamás, afirmó que el grupo “está decidido a adherirse al acuerdo de tregua” e instó a los estados musulmanes a desempeñar “un papel de liderazgo” en la recuperación de Gaza. En ese marco, consideró prioritario ejecutar sin demora el plan de reconstrucción preparado por la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica, presentado en marzo.
Respecto de la seguridad en la Franja, Fidan señaló que resulta crucial dotar a la planificada Fuerza de Estabilización Internacional (FSI), encargada de supervisar el alto el fuego de Gaza según el plan de Trump, de “un mandato definido por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU y un marco de legitimidad”.

Washington trabaja con socios árabes e internacionales para definir la composición de esa fuerza y Turquía aspira a participar. Israel, que observa con recelo las iniciativas diplomáticas turcas por los vínculos de Ankara con Hamás, se opone de forma categórica a su incorporación a la FSI.
Ankara informó que un equipo turco de socorro en desastres, enviado para colaborar en la recuperación de restos de personas atrapadas bajo los escombros —entre ellas rehenes israelíes muertos, secuestrados el 7 de octubre y retenidos por Hamás—, permanece bloqueado en la frontera debido a la negativa de Israel a autorizar su entrada.
Azerbaiyán expresó interés en sumarse a la FSI e Indonesia se ofreció a participar. Según Fidan, “los países con los que hemos hablado dicen que decidirán si enviar tropas en función del mandato y la autoridad de la FSI”.
De acuerdo con su explicación, primero debe alcanzarse un consenso general sobre un borrador y, de inmediato, someterlo a la aprobación de los miembros del Consejo de Seguridad. Para concluir, recalcó que la resolución “debe quedar libre de vetos por parte de cualquiera de los miembros permanentes”, en referencia a Estados Unidos, que con frecuencia veta resoluciones alineadas con Israel.
