Estados Unidos identifica un “momento” en el Líbano para cortar el financiamiento que Irán dirige a Hezbolá y para exigir el desarme del grupo terrorista. Así lo afirmó el principal responsable de sanciones del Departamento del Tesoro, quien planteó una ventana de oportunidad para actuar con rapidez.
En una entrevista concedida el viernes por la noche, John Hurley, subsecretario de terrorismo e inteligencia financiera, sostuvo que Irán logró transferir alrededor de $1.000 millones a Hezbolá en lo que va del año. El funcionario subrayó que ese flujo persistió pese al impacto de múltiples sanciones occidentales.
Washington impulsa una campaña de “máxima presión” contra Teherán para frenar su enriquecimiento de uranio y su proyección regional, también en territorio libanés. Allí, Hezbolá, apoyado por Irán, quedó debilitado después de que Israel destruyera su capacidad militar durante la guerra librada entre 2023 y 2024.
A finales de la semana anterior, el gobierno estadounidense impuso sanciones a dos individuos acusados de utilizar casas de cambio para canalizar recursos a Hezbolá. Las designaciones buscan interrumpir redes financieras que sostienen al grupo terrorista y limitar los circuitos informales empleados para mover dinero.
“Hay un momento en el Líbano ahora. Si pudiéramos hacer que Hezbolá se desarmara, el pueblo libanés podría recuperar su país”, dijo Hurley. El funcionario vinculó esa posibilidad a una oportunidad política concreta y a la necesidad de reducir el flujo de recursos que alimenta al grupo.
“La clave para eso es expulsar la influencia y el control iraníes que comienza con todo el dinero que están inyectando en Hezbolá”, señaló a Reuters en Estambul, dentro de una gira por Turquía, Líbano, Emiratos Árabes Unidos e Israel diseñada para aumentar la presión coordinada sobre Irán.

Teherán fortaleció sus vínculos con China, Rusia y varios estados de la región, incluidos los Emiratos Árabes Unidos, desde septiembre, fecha en la que colapsaron las conversaciones para restringir su actividad nuclear y su programa de misiles. Ese quiebre activó el restablecimiento de sanciones de las Naciones Unidas.
Las potencias occidentales acusan a Teherán de desarrollar de forma clandestina la capacidad de armas nucleares, de enriquecer uranio a niveles sin uso civil, de obstaculizar el acceso de inspectores internacionales a instalaciones nucleares y de expandir sus misiles balísticos, hechos que desembocaron en la guerra de junio entre Israel e Irán.
Teherán, con una economía expuesta al riesgo de hiperinflación y de una recesión severa, sostiene que su programa nuclear tiene fines exclusivamente de energía civil. La afirmación contrasta con los señalamientos de los gobiernos occidentales y con el endurecimiento reciente de las medidas punitivas internacionales.
Israel, por su parte, afirma que Hezbolá intenta recomponer sus capacidades. Las fuerzas israelíes realizan ataques aéreos con una frecuencia que parece en aumento contra lo que describen como sitios y operativos del grupo terrorista. El objetivo declarado es impedir la recuperación militar de la organización en territorio libanés.

El gabinete libanés prometió desarmar a todas las formaciones no estatales, Hezbolá incluido, organización fundada en 1982 por la Guardia Revolucionaria de Irán. El grupo encabezó el “Eje de la Resistencia” patrocinado por Teherán y abrió fuego contra Israel el 8 de octubre de 2023, tras el ataque de Hamás.
Aunque Hezbolá, también actor político en Beirut, no habría bloqueado de forma directa a las fuerzas libanesas que decomisan arsenales en el sur, mantiene su rechazo al desarme integral. Esa negativa limita el margen del Estado y complica la aplicación efectiva de la política de seguridad anunciada por el gobierno.
Hurley realiza su primer viaje a Medio Oriente desde su nombramiento bajo la administración del presidente estadounidense Donald Trump. Plantea su caso contra Irán en encuentros con autoridades gubernamentales, banqueros y directivos del sector privado, con el objetivo de aislar los canales financieros que sostienen a sus apoderados.
“Incluso con todo lo que Irán ha pasado, incluso con la economía que no está en buena forma, todavía están bombeando mucho dinero a sus representantes terroristas”, dijo.
