Israel comunicó al ejército libanés su disconformidad con las medidas adoptadas contra el grupo terrorista Hezbolá y anunció que sostendrá la campaña de bombardeos intensificada si no observa un cambio de situación. La advertencia aparece en un reporte difundido el sábado por un medio israelí.
Jerusalén envió el mensaje a través del mecanismo encabezado por Estados Unidos para la aplicación del alto el fuego entre ambos países. La comunicación sostuvo que Beirut no impulsa con suficiente empeño el desarme de Hezbolá y detalló acciones del grupo terrorista respaldado por Irán para recomponer su poder sin obstáculos, según Kan.
El informe, sin atribución de fuentes, describió la posición israelí sobre una reconstitución de arsenales por parte de Hezbolá. Esa actividad vulnera el alto el fuego pactado el año pasado, que fijó el desarme de la organización. La advertencia dejó constancia de ese incumplimiento y lo vinculó con riesgos operativos inmediatos.
El reporte agregó que, en semanas recientes, Hezbolá introdujo desde Siria varios centenares de cohetes hacia territorio libanés. También reparó lanzadores dañados en choques previos con Israel y sumó miles de reclutas nuevos. La lista busca demostrar acumulación de capacidades ofensivas y una intensificación del alistamiento.

La emisora señaló que Israel transmitió un reclamo directo al Líbano: “No están haciendo lo suficiente contra Hezbolá, ni en ritmo ni en escala”. El mensaje añadió una condición para modificar la actual dinámica: “Sin una acción significativa en las áreas rurales y la propiedad privada, Israel continuará atacando por la fuerza”.
Tras el alto el fuego de noviembre de 2024, Israel ejecutó numerosos ataques contra objetivos de Hezbolá que calificó como amenazas inmediatas. Los términos de la tregua permiten ese tipo de respuestas puntuales. Las autoridades israelíes sostienen que actuaron bajo ese marco y con foco en riesgos operacionales concretos.
Las Fuerzas de Defensa de Israel elevaron la frecuencia y la intensidad de esas operaciones. El sábado informaron la muerte de tres integrantes de Hezbolá en dos incursiones separadas. Los golpes siguieron a una jornada de fuertes bombardeos del jueves, con énfasis en infraestructura y células vinculadas a lanzamientos.
La Unión Europea repudió las acciones y pidió respeto al alto el fuego. El portavoz europeo para exteriores, Anouar El Anouni, afirmó: “La UE pide a Israel que cese todas las acciones que violen la resolución 1701 y el acuerdo de alto el fuego alcanzado hace un año, en noviembre de 2024”, declaró el funcionario.
El mismo vocero añadió una exhortación dirigida a actores internos libaneses. Dijo: “Al mismo tiempo, instamos a todos los actores libaneses y especialmente a Hezbolá a abstenerse de cualquier medida o respuesta que pueda inflamar aún más la situación”, agregó. Cerró el mensaje con un llamado a preservar avances.
La declaración concluyó con un punto central para Bruselas: “Todas las partes deben centrarse en preservar el alto el fuego y los progresos logrados hasta ahora”. El bloque europeo planteó una línea de contención diplomática, con énfasis en evitar escaladas y en sostener compromisos ya acordados entre las partes.

La guerra entre Israel y Hezbolá se inició el 8 de octubre de 2023, tras disparos de misiles contra Israel un día después del ataque liderado por Hamás en el sur. Israel aplicó en septiembre de 2024 ataques aéreos masivos y una incursión terrestre limitada, con golpes contra mandos y fortificaciones fronterizas.
Dos meses más tarde se declaró un alto el fuego con Hezbolá en condición debilitada. En ese marco, el ejército libanés diseñó un plan para desarmar al grupo terrorista. Informes locales señalaron un uso tan elevado de artillería para destruir arsenales que se generó escasez de explosivos. Hezbolá rechazó entregar armas.
El ejército libanés acusó a Israel de intentar “socavar la estabilidad del Líbano” mediante incursiones reiteradas y de “impedir la finalización del despliegue del ejército” conforme a lo estipulado por la tregua. Las críticas apuntaron a una interferencia que, según Beirut, complica el control efectivo de las zonas designadas.
El Líbano e Israel permanecen en estado técnico de guerra. Los choques armados recientes con Israel tuvieron como actor a Hezbolá y no al ejército libanés. Esa distinción operativa se mantuvo en los episodios de mayor intensidad y fijó roles separados entre la institución estatal y la organización armada.
Hezbolá resultó la única fuerza libanesa que se negó a desarmarse tras la guerra civil de 1975 a 1990. Esa decisión dejó un componente armado fuera del esquema militar estatal y marcó el escenario de seguridad posterior, con impactos directos sobre la frontera y sobre los equilibrios políticos internos del país.
