Estados Unidos activó la operación Lanza del Sur para desarticular redes de narcotráfico, donde MV-22 Osprey desempeñan roles en transporte de tropas e interdicción marítima con más de treinta países.
Activación de la operación Lanza del Sur e integración de MV-22 Osprey
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, activó el 13 de noviembre de 2025 la operación Lanza del Sur, un despliegue militar en el Caribe y el Pacífico con el objetivo de desarticular redes de narcotráfico, según comunicó en una rueda de prensa en Washington. La iniciativa opera bajo el Comando Sur, involucra a más de treinta países de América del Sur, Centroamérica y el Caribe e incorpora aeronaves de rotor basculante MV-22 Osprey para transporte rápido de tropas y apoyo en misiones de interdicción marítima.
Las MV-22 Osprey de la 22.ª Unidad Expedicionaria de Infantería de Marina se integran en el Grupo Anfibio Iwo Jima, que incluye los buques USS Iwo Jima, USS San Antonio y USS Fort Lauderdale. Desde estas plataformas, las MV-22 ejecutan vuelos que permiten trasladar entre veinte y veinticuatro infantes de marina con equipo completo de combate a velocidades superiores a 445 kilómetros por hora. Esta capacidad posibilita inserciones rápidas en zonas costeras, con aterrizaje vertical o en distancias cortas, y posterior transición a vuelo horizontal para cubrir trayectos extensos.
En el marco de la operación, estas unidades realizaron salidas desde la antigua base naval de Roosevelt Roads, en Ceiba, Puerto Rico, el 14 de noviembre, como parte de unos preparativos que se extendieron desde octubre. La operación asigna a estas aeronaves funciones que superan el traslado de personal. Las MV-22 apoyan la entrega de suministros en áreas remotas y la evacuación de personas en escenarios de crisis. En entornos marítimos, operan desde cubiertas de buques y aplican procedimientos de lanzamiento y recuperación que permiten mantener la actividad aérea de manera ininterrumpida incluso con baja visibilidad.

Las tripulaciones utilizan sistemas de visión nocturna y navegación avanzada que posibilitan aproximaciones precisas en el mar Caribe, como las registradas el 10 de octubre y los días 4 y 5 de noviembre desde el USS Iwo Jima. Las prácticas incluyeron reabastecimiento en cubierta y señalización para continuidad operativa, con el propósito de responder de forma inmediata a la interrupción de rutas empleadas por cárteles.
Datos clave y cifras de la operación Lanza del Sur con MV-22 Osprey
- Involucra a más de treinta países de América del Sur, Centroamérica y el Caribe.
- Traslada entre veinte y veinticuatro infantes de marina con equipo completo de combate.
- Alcanza velocidades superiores a 445 kilómetros por hora en vuelos.
- Registra al menos veinte ataques contra embarcaciones sospechosas desde el 19 de agosto.
- Incauta más de setecientos millones de dólares en activos vinculados a Nicolás Maduro.
Funciones y capacidades de las MV-22 Osprey en la operación Lanza del Sur
El despliegue general abarca buques de superficie robóticos de larga duración, lanchas interceptoras automáticas y aeronaves no tripuladas de despegue vertical. Estos medios colaboran con los guardacostas de Estados Unidos para suministrar inteligencia a la Cuarta Flota y a la Fuerza de Tarea Conjunta Interinstitucional Sur. El portaaviones USS Gerald R. Ford, con más de cuatro mil marineros y decenas de aeronaves —entre ellas cazas F-35—, ingresó al área del Comando Sur el 11 de noviembre y se aproxima a aguas venezolanas.

A este vector se suman destructores y buques de desembarco anfibio posicionados desde mediados de agosto. Además, el 10 de noviembre se enviaron fuerzas terrestres a Panamá para entrenamientos en selva, y en septiembre se desplegaron diez F-35 en Puerto Rico para acciones contra cárteles. La Fuerza de Tarea Conjunta antinarcóticos, creada el 10 de octubre e integrada por la II Fuerza Expedicionaria de Infantería de Marina, coordina estos elementos para detectar y monitorear tráfico ilícito dentro de la Campaña de Flota Híbrida.
En las acciones concretas, la operación registró al menos veinte ataques contra embarcaciones sospechosas desde el 19 de agosto, con setenta y nueve personas fallecidas, entre ellas setenta en hundimientos en el Caribe y el Pacífico. El evento más reciente ocurrió el 10 de noviembre e incluyó la repatriación de dos heridos y un intento de rescate por autoridades mexicanas. Desde el 2 de septiembre, Washington reporta el hundimiento de decenas de naves y la incautación de más de setecientos millones de dólares en activos vinculados a Nicolás Maduro, junto con una recompensa de cincuenta millones de dólares por información que lleve a su captura.
Estas medidas se enmarcan en una autorización de uso de la fuerza contra cárteles latinoamericanos emitida el 8 de agosto por el presidente Donald Trump, quien en julio designó como terroristas a determinadas organizaciones. Las MV-22 Osprey contribuyen a estas tareas mediante reconocimiento de zonas clasificadas como disruptivas, con apoyo de sistemas defensivos aptos para condiciones de visibilidad limitada. Como aeronaves de carga media, combinan la maniobrabilidad de un helicóptero con la velocidad de un turbohélice, por lo que resultan adecuadas para apoyo a asaltos de combate y para el suministro desde bases terrestres o desde buques.
Contexto regional e implicaciones de la operación con MV-22 Osprey
En el Caribe, estas capacidades se aplican a interdicciones que interrumpen redes de tráfico, en coordinación con submarinos de propulsión nuclear y aeronaves de reconocimiento que operan junto al USS Gerald R. Ford. Las tripulaciones de la 22.ª Unidad Expedicionaria mantienen su nivel de preparación mediante vuelos en condiciones de baja luminosidad con el fin de sostener misiones nocturnas. El contexto regional muestra respuestas diferenciadas. Venezuela movilizó dos mil militares en ejercicios el 11 de noviembre, según el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, en respuesta a amenazas que considera presentes.

Colombia retiró su cooperación antinarcóticos el 15 de septiembre, y Estados Unidos revocó el visado del presidente Gustavo Petro. Panamá no respalda actos hostiles contra Caracas pese a los entrenamientos conjuntos. Trinidad y Tobago expresó respaldo al despliegue, mientras familiares de pescadores denunciaron muertes en los ataques. La operación incrementa la vigilancia mediante el Sistema de Alerta de Reconocimiento, que mejora la toma de decisiones y la cooperación con naciones aliadas. En este marco, las MV-22 Osprey proporcionan movilidad a equipos que actúan con base en información de inteligencia generada por buques robóticos y guardacostas, lo que permite acciones precisas en el mar.
Desde el anuncio, el Comando Sur ha destacado la protección del hemisferio occidental frente a drogas que afectan a la población estadounidense, de acuerdo con las declaraciones de Hegseth. Las aeronaves MV-22, integradas en la Fuerza de Tarea Conjunta, facilitan ese objetivo al proporcionar transporte en operaciones que combinan componentes terrestres, aéreos y logísticos. Por esta razón, las salidas en Puerto Rico y los vuelos desde el USS Iwo Jima marcaron el inicio de actividades que se extendieron al Pacífico, donde se registraron eventos similares cerca de costas sudamericanas.
La presencia del portaaviones, descrita como la mayor desde la Guerra del Golfo, incluye F-35 y aeronaves de reconocimiento que complementan las capacidades de las MV-22 en misiones de vigilancia. Las unidades de infantería de marina mantienen entrenamientos que incluyen manejo nocturno y procedimientos defensivos, con el fin de operar en condiciones adversas del Caribe. En octubre, estas prácticas se centraron en aproximación y reabastecimiento, elementos necesarios para sostener interdicciones prolongadas.
En consecuencia, las MV-22 Osprey forman parte de un despliegue que también incorpora submarinos de propulsión nuclear y tecnología robótica, con el objetivo de desmantelar cárteles mediante inteligencia compartida con aliados regionales. El 28 de enero, la Cuarta Flota anticipó esta fase, que se activó de forma oficial en noviembre para responder a rutas de tráfico ilícito. Venezuela y Colombia rechazaron las acciones, y el deterioro de las relaciones incluye la calificación de Nicolás Maduro como líder ilegítimo. En este escenario, las aeronaves MV-22 apoyan evacuaciones y entregas logísticas con posible extensión a zonas costeras remotas afectadas por el narcotráfico.
