El ejército libanés exhibió en Zibqin una serie de túneles utilizados por Hezbolá y reforzó su presencia en la frontera. En un valle profundo del sur del Líbano, un conjunto de cuevas reveló la red subterránea empleada por el grupo cerca del límite israelí y puso de manifiesto la complejidad de la misión asumida por las fuerzas armadas en su intento por desarmar a la organización terrorista.
El complejo, de unos 100 metros en la zona de Zibqin, tenía ventilación y energía eléctrica. Debido a estas características, probablemente funcionó como centro de mando y albergó restos de material como chaquetas militares y botiquines. Ya no contenía armas, porque el ejército las había confiscado antes de la inspección.
El viernes, las autoridades militares organizaron una visita para decenas de periodistas locales y extranjeros en la zona montañosa fronteriza, donde se observaban posiciones que habían albergado una fuerte presencia de Hezbolá antes del cese al fuego.
A partir de ese periodo, las fuerzas libanesas intensificaron su despliegue en el área limítrofe con Israel, una franja que experimentó catorce meses de guerra entre ambas partes. Con este refuerzo, el ejército intenta consolidar su control en una región históricamente volátil.
Hasta el alto el fuego, la zona situada al sur del río Litani y hasta la frontera israelí se consideraba un bastión de Hezbolá y permanecía vedada tanto para el ejército nacional como para los cascos azules de la ONU estacionados allí.

Después del fin de la guerra hace un año, el ejército libanés aumentó su presencia a unos 10.000 soldados, clausuró once rutas de contrabando a lo largo del Litani y emprendió labores para eliminar miles de explosivos no detonados, según fuentes militares de alto rango.
Desde el alto el fuego de noviembre de 2024, Israel realizó ataques aéreos casi diarios contra miembros de Hezbolá, a quienes acusó de violar la tregua e intentar recuperar su poder militar. A pesar de ello, el grupo chií afirma que ya no mantiene milicianos armados en el área situada al sur del Litani, cerca de la frontera, aunque Israel sostiene lo contrario.
Hezbolá condiciona su desarme total a la retirada israelí de cinco colinas capturadas durante la guerra, mientras que Israel argumenta que conserva esas posiciones por motivos de seguridad ante posibles ataques.
La guerra entre Israel y Hezbolá comenzó el 8 de octubre de 2023, un día después del ataque de Hamás al sur de Israel. Hezbolá lanzó cohetes en solidaridad con Hamás, lo que provocó una prolongada campaña militar israelí de dos meses que debilitó al grupo antes del alto el fuego de noviembre de 2024.
En agosto, el gobierno libanés aprobó un plan respaldado por Estados Unidos para el desarme de Hezbolá, aunque el grupo lo rechazó. Por su parte, Israel sostiene que el movimiento restaura su infraestructura militar y advierte sobre las consecuencias de la inacción de Beirut.
Con el fin de mostrar avances. “El ejército libanés realiza enormes esfuerzos durante este periodo crítico en la historia de la región”, declaró el general de brigada Nicolas Thabet, comandante de las fuerzas en el sector sur del Litani.

Los periodistas fueron trasladados al valle de Zibqin, donde Hezbolá tenía túneles, lanzacohetes y puestos camuflados entre la vegetación. No había presencia visible del grupo y los antiguos emplazamientos quedaron bajo control de las tropas libanesas.
Dentro de un túnel de casi 100 metros excavado en la montaña, se hallaron restos de una pequeña clínica, un sistema de ventilación, tendidos eléctricos, tanques de agua y grandes reservas de alimentos enlatados utilizados por los combatientes.
En esa misma zona, en agosto, la explosión de municiones almacenadas en un depósito provocó la muerte de seis especialistas del ejército que trabajaban en su desmantelamiento.
Thabet reafirmó la determinación de las fuerzas armadas. “No abandonaremos nuestros objetivos sin importar las dificultades”, afirmó, y añadió que “el ejército realiza grandes sacrificios” en una de “las zonas más peligrosas de Oriente Medio”.
Oficiales informaron que Israel cometió 5.198 violaciones desde el alto el fuego, incluidas 657 incursiones aéreas, y aseguraron que Hezbolá continúa rearmándose y quebranta la tregua a pesar de no operar de manera abierta.
También señalaron que la guerra destruyó 13.981 viviendas y dañó gravemente la infraestructura de las aldeas cercanas a la frontera, lo que agrava la situación humanitaria de la región.

Las armas recuperadas fueron desmanteladas, detonadas o almacenadas según su estado, y el material operativo quedó bajo control del ejército, según lo comunicado a los medios.
En la actualidad, las fuerzas armadas disponen de 200 puestos móviles y 29 fijos al sur del Litani, con patrullas que operan durante todo el día para mantener la vigilancia territorial.
Desde el 5 de septiembre, después de la decisión gubernamental de desarmar a Hezbolá, las tropas intensificaron los registros y descubrieron 74 túneles, 175 lanzacohetes y 58 misiles ocultos en distintos puntos.
Thabet afirmó que las inspecciones a domicilios solo se llevan a cabo bajo orden judicial o ante actividades ilegales flagrantes. “Durante el último año no recibí ninguna prueba de que alguna arma entrara en la zona situada al sur del Litani después del despliegue del ejército”, aseguró.
No obstante, las autoridades reconocen que el terreno aún presenta una alta concentración de armamento y equipos de combate, remanentes del prolongado conflicto con Hezbolá.
El ejército informó que en el último año incautó cerca de 230.000 objetos, entre ellos armas, municiones, misiles y lanzacohetes, durante sus operaciones de registro y control en el sur del país.
