Un médico nazi responsable de atrocidades médicas en Auschwitz y de seleccionar prisioneros para las cámaras de gas residió sin restricciones en Argentina tras la Segunda Guerra Mundial, aunque las autoridades conocían su identidad real, según revelan documentos recientemente hechos públicos.
El comandante de las SS Josef Mengele, apodado el “Ángel de la Muerte”, dirigió torturas extremas con la excusa de investigaciones científicas antes de escapar de Alemania en 1949, tras los juicios de Núremberg que revelaron sus atrocidades y lo colocaron entre los criminales más buscados.
Archivos de inteligencia reveladores, difundidos por el presidente argentino Javier Milei, indican que los servicios de seguridad siguieron los desplazamientos de Mengele por Sudamérica sin lograr capturarlo. En varias ocasiones la prensa alertó sobre su paradero o las órdenes llegaron cuando él ya había huido.
Mengele ingresó en Argentina en 1949 utilizando un pasaporte italiano a nombre de Helmut Gregor. A mediados de la década de 1950, los registros prueban que las autoridades eran plenamente conscientes de que el “Ángel de la Muerte” residía en el país sin ocultarse.
Entre los documentos figura un estremecedor artículo con declaraciones del sobreviviente José Furmanski: “Reunió gemelos de todas las edades en el campo y los sometió a experimentos que siempre terminaban en muerte. Entre los niños, los ancianos y las mujeres. qué horrores”.
En 1956, Mengele pidió su partida de nacimiento original en la Embajada de Alemania Occidental en Buenos Aires y empezó a usar su nombre auténtico, incluso tramitó nuevas identificaciones. Un informe posterior de 1957 detalló que “explicaba” su ingreso con identidad falsa: “Él (Mengele) demostró estar nervioso, habiendo declarado que durante la guerra actuó como médico en el S.S. alemán, en Checoslovaquia, donde la Cruz Roja lo calificó de ‘criminal de guerra’”.
Los archivos confirman que las autoridades sabían que Mengele residía en Carapachiy, en las afueras de Buenos Aires, contrajo matrimonio con la viuda de su hermano y recibió visitas de su padre, quien habría invertido en su negocio médico local.
En 1959, Alemania Occidental emitió una orden de captura y solicitó su extradición, pero un magistrado argentino la rechazó argumentando “persecución política”. Mientras la presión internacional crecía, Mengele escapó a Paraguay, donde consiguió ciudadanía. Cuando la policía allanó su laboratorio en Buenos Aires, ya había desaparecido.
Posteriormente, los investigadores dependieron de reportes de la prensa extranjera para seguir su pista. En 1960, Mengele halló refugio en Brasil bajo la protección de colonos alemanes. murió de un ictus mientras nadaba cerca de Bertioga y fue enterrado con un nombre falso. En 1985 su cuerpo fue exhumado e identificado.
