El primer ministro libanés Nawaf Salam asegura que las reuniones con Israel bajo el marco del mecanismo de supervisión del alto el fuego no equivalen a un proceso de paz. Explica que el Gobierno libanés solo participa para facilitar la verificación de los avances hacia el desarme de Hezbolá y no como parte de un acuerdo político más amplio.
Salam recuerda que Israel y Líbano permanecen técnicamente en guerra desde 1948 y precisa en una entrevista que “aún no estamos en conversaciones de paz”. Aclara que cualquier contacto económico con Israel formaría parte de un proceso posterior de normalización que dependería exclusivamente de la firma de un tratado formal de paz.
Según el primer ministro, ambos países solo podrían avanzar si aceptan la iniciativa árabe de 2002, que exige el reconocimiento de un Estado palestino. “La normalización seguirá, pero no estamos en ese punto en absoluto”, declara a los medios. Añade que Líbano está “abierto a verificación por parte del mecanismo” en los pasos orientados a desarmar a Hezbolá.
Israel y el grupo terrorista combatieron en una guerra que concluyó con un alto el fuego hace un año. El acuerdo obligó a las dos partes a replegarse del sur del Líbano, sustituido por la presencia del ejército libanés. Actualmente, Israel ha abandonado todas las posiciones clave a lo largo de la frontera, excepto cinco.
Desde entonces, las Fuerzas de Defensa de Israel informan que eliminaron a más de 370 operativos de Hezbolá y combatientes de facciones aliadas, destruyeron cientos de instalaciones del grupo y realizaron más de 1.200 incursiones y operaciones tácticas en el sur del Líbano.
Tras la guerra y ante los ataques israelíes que continúan, Hezbolá enfrenta exigencias internas y externas para entregar su arsenal. El ejército libanés ha diseñado un plan con el propósito de retirar sus armas y someter al grupo a la autoridad estatal.
