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El desarrollo y la operación naval del caza Su-33 en la Armada rusa

4 de diciembre de 2025
Sukhoi Su-33 ruso

Sukhoi Su-33 ruso

El artículo explica el origen, diseño, problemas técnicos, servicio operativo, accidentes, exportaciones y futuro del Su-33 dentro de la aviación naval rusa.

Origen del su 33 y adaptación del su 27 a operaciones navales soviéticas

El Su-33 surgió como intento de la Armada rusa para equipar al portaaviones Almirante Kuznetsov con un caza de superioridad aérea basado en el Su-27. El programa avanzó desde un primer vuelo en 1987 hasta la entrada en servicio en 1998 porque la Marina buscó sustituir las limitaciones del Yak-38, cuyo alcance y carga útil resultaron insuficientes para misiones de proyección de poder desde buques soviéticos con cubierta inclinada sin catapultas.

La producción del Su-33 quedó limitada a veinticuatro unidades por el colapso soviético en 1991, lo que forzó prioridades presupuestarias que favorecieron capacidades terrestres. El 279.º Regimiento Independiente recibió los aparatos en Severomorsk-3 y efectuó misiones de patrulla en el Ártico y el Atlántico Norte porque la Armada necesitó extender vigilancia aérea embarcada pese a limitaciones financieras posteriores a la disolución soviética.

La fase de pruebas del T-10K mostró problemas entre 1987 y 1989 porque los deflectores de chorro del portaaviones Tbilisi quedaron demasiado cerca de las toberas, lo que ocasionó explosiones en tuberías de enfriamiento tras exposiciones superiores a seis segundos. Los ingenieros ajustaron los deflectores a cuarenta y cinco grados y el piloto Viktor Pugachov redujo el acelerador por error durante una maniobra, lo que liberó topes de retención y adelantó la aeronave de forma imprevista.

Sukhoi Su-33 ruso

Las pruebas navales acumularon doscientos veintisiete despegues y treinta y cinco aterrizajes en tres semanas, con un Ka-27PS en alerta constante. El proceso culminó con la certificación naval en 1991 porque la Marina necesitó validar operaciones embarcadas antes de su adopción formal. Las misiones de 1995 marcaron su primera participación real a bordo del Kuznetsov tras años de evaluación técnica en condiciones marítimas exigentes.

Aspectos técnicos fundamentales del desarrollo inicial

  • El T-10K voló en 1987 y reveló fallas por la cercanía entre deflectores y toberas.
  • Las pruebas en el portaaviones Tbilisi exigieron ajustes de deflectores para evitar daños térmicos.
  • La certificación naval se completó en 1991 tras despegues y aterrizajes intensivos.

Modificaciones estructurales y capacidades técnicas del su 33 embarcado

El Su-33 incorporó un tren de aterrizaje reforzado con rueda delantera doble para absorber impactos en descensos rápidos propios de portaaviones sin catapultas. Sus alas y estabilizadores plegables permitieron optimizar espacios en hangares mientras los canards redujeron la velocidad de pérdida, lo que acortó distancias de despegue. Las alas ampliadas generaron mayor sustentación a bajas velocidades y facilitaron operaciones en cubiertas cortas donde el margen de error resultó mínimo.

Los motores Saturn AL-31F con postquemadores ofrecieron un empuje de ciento veintidós coma seis kilonewtons cada uno, lo que permitió alcanzar dos mil trescientos kilómetros por hora y un techo operativo de diecisiete mil metros. La aeronave, con veintiún metros y noventa y cuatro centímetros de longitud y catorce metros y siete decímetros de envergadura, cargó hasta seis mil quinientos kilogramos de armamento en doce pilones subalares y ventrales porque la Marina buscó capacidades de combate aéreo extendidas.

Sukhoi Su-33 ruso

El equipamiento incluyó un cañón GSh-30-1 de treinta milímetros con ciento cincuenta proyectiles, misiles aire-aire R-27 y R-73, cohetes S-8 y S-13, bombas guiadas KAB-500 y misiles Kh-31. El radar N001 Myech careció de seguimiento multitarget avanzado sin apoyo de helicópteros Ka-31, lo que redujo la autonomía táctica del aparato en escenarios navales donde la alerta temprana resultó crítica.

La versión biplaza Su-33UB, construida en un único prototipo en 1999, facilitó la transición de pilotos porque ofreció entrenamiento simultáneo en maniobras embarcadas. La ausencia de producción en serie respondió a restricciones presupuestarias que priorizaron mantenimiento de unidades existentes, lo que limitó opciones didácticas estructurales para la aviación naval rusa.

Operación del su 33 en el almirante kuznetsov y campañas navales posteriores

La integración del Su-33 con el Almirante Kuznetsov mostró incompatibilidades desde campañas iniciales. En 1990, un aterrizaje fallido dañó la cubierta del portaaviones durante pruebas en el Mediterráneo, lo que ocasionó interrupciones en el programa. La Armada efectuó siete navegaciones de largo alcance desde 1991 con patrullas en el Atlántico Norte y el Mediterráneo porque necesitó sostener presencia estratégica aun con recursos limitados.

La intervención rusa en Siria en 2016 llevó diez Su-33 y cuatro MiG-29K al Mediterráneo oriental. Los aparatos completaron doscientas veintisiete salidas en dos meses y efectuaron cuatrocientas veinte misiones porque la Marina empleó al Su-33 como escolta, patrulla de combate y apoyo a ataques terrestres. El sistema SVP-24 instalado en seis unidades permitió el uso preciso de bombas no guiadas FAB-250 y FAB-500 según datos del ministerio de Defensa ruso.

Los fallos en cables de detención interrumpieron el despliegue cuando un MiG-29K cayó al mar en noviembre de 2016 y un Su-33 se perdió en diciembre tras la rotura del cable durante el segundo intento de aproximación después de una misión. El piloto se eyectó sin lesiones y un Ka-27PS efectuó el rescate, lo que obligó el traslado del grupo aéreo a la base de Khmeimim para continuar operaciones terrestres por falta de fiabilidad en la cubierta.

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Los Su-33 completaron mil quinientas horas de vuelo en Khmeimim hasta febrero de 2017 mientras la Marina evaluó daños y suspendió operaciones embarcadas. El conjunto de incidentes reforzó percepciones sobre limitaciones del Kuznetsov y su sistema de detención, cuyo desgaste acumulado afectó la seguridad operacional en misiones reales, según datos de la Armada y reportes externos.

Incidentes, fallas estructurales y tasa de pérdidas del su 33 en servicio

El Su-33 registró al menos cuatro pérdidas confirmadas desde su entrada en servicio, lo que representó una tasa superior al dieciséis por ciento de la flota original. En julio de 2001, un accidente durante un espectáculo aéreo en Pskov causó la muerte del mayor general Timur Apakidze porque su aparato impactó contra el suelo. En septiembre de 2005, otro Su-33 sufrió daños estructurales cuando un cable de arresto se rompió durante un aterrizaje a alta velocidad.

Otro incidente en junio de 2001 ocurrió cuando un Su-33 cayó al Atlántico debido a un fallo del gancho de detención cerca de las Azores. La Armada decidió no destruir el fuselaje con cargas de profundidad porque consideró que no contenía sistemas sensibles recuperables por fuerzas de la OTAN. Los fallos se atribuyeron en gran medida a cables de arresto envejecidos que databan de la era soviética y no recibieron mantenimiento adecuado.

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Informes de la Federación de Científicos Americanos señalaron limitaciones propias del diseño del Su-33. Su peso máximo de treinta y tres mil kilogramos excedió capacidades óptimas de la rampa de salto del Kuznetsov, lo que obligó reducciones de combustible o armamento en despegues completos. Esta restricción afectó el rendimiento operativo del aparato en misiones de largo alcance y redujo flexibilidad táctica.

La combinación de fallas estructurales del portaaviones y límites inherentes del Su-33 generó una tendencia de incidentes que condicionó su reputación dentro de la aviación naval rusa. La dependencia de sistemas envejecidos amplificó riesgos operativos que la Marina no corrigió plenamente debido a restricciones presupuestarias y a la prolongación de problemas técnicos acumulados desde la era soviética.

Intentos de exportación del su 33 y desarrollo de alternativas extranjeras

Las negociaciones con China en 2006 para adquirir cincuenta Su-33 no prosperaron porque Pekín exigió reducir componentes rusos y limitar participación de Sukhoi en futuras modernizaciones. China adquirió un prototipo T-10K desmantelado por treinta millones de dólares y lo empleó como base del J-15, que entró en servicio en 2013 en el portaaviones Liaoning. El proceso reflejó tensiones industriales entre producción nacional china y transferencia tecnológica rusa.

La India evaluó el Su-33 en 2004 para su portaaviones INS Vikramaditya, pero eligió dieciséis MiG-29K en 2009 porque su menor tamaño y su mayor versatilidad en ataques terrestres resultaron más adecuados. Los contratos firmados con la Corporación Mikoyan consolidaron el rechazo del Su-33 porque la Marina india buscó un aparato multifunción compatible con sus requerimientos operativos.

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La percepción general sobre limitaciones del Su-33 como caza de superioridad aérea pura afectó su atractivo comercial. Su incapacidad de transportar misiles antibuque como el Kh-35 o bombas guiadas avanzadas sin comprometer su radio de combate redujo opciones de exportación, lo que consolidó una posición marginal en el mercado internacional.

El desarrollo del J-15, basado en el T-10K ucraniano, mostró que China avanzó hacia una alternativa propia porque necesitó capacidades navales independientes. La evolución de este modelo confirmó la pérdida de competitividad del Su-33 en un entorno donde clientes potenciales priorizaron opciones más ligeras y modernas con perfiles de misión ampliados.

Modernización, reemplazo y declive operacional del su 33 en la armada rusa

La Armada rusa inició la sustitución del Su-33 en 2009 con la compra de veinticuatro MiG-29K, un caza más ligero y polivalente con radar Zhuk-ME. El contrato ruso se limitó a veinte unidades por mil quinientos millones de dólares porque la Marina buscó reducir costos y ampliar flexibilidad operativa. Para 2015, el ministerio de Defensa planificó formar un segundo regimiento con MiG-29K y relegar los Su-33 a funciones de reserva.

La modernización del Su-33 continuó con pruebas en 2010 de motores AL-31F-M1 que aumentaron empuje a ciento treinta y dos kilonewtons y extendieron vida útil un quince por ciento. La falta de radar de matriz activa respondió a restricciones presupuestarias. En 2016, seis aparatos recibieron el sistema SVP-24 y en 2017 comenzaron entregas de motores AL-31F serie 3 para unidades remanentes, según datos de la Corporación de Motores Unidos.

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Su-33

El general Igor Kozhin anunció planes para una segunda etapa de modernización con motores más potentes y sistemas de detección mejorados porque la Marina buscó capacidades comparables al Su-30SM. Las limitaciones del radar Slot Back persistieron porque dependió de plataformas externas para seguimiento multitarget, lo que redujo su autonomía táctica en escenarios sin apoyo de alerta temprana embarcada.

Las mejoras no evitaron el declive del Su-33 porque la flota del Kuznetsov quedó inactiva desde 2017. Los retrasos en reparaciones por incendios y el hundimiento de un dique seco provocaron incertidumbre prolongada. La reasignación de pilotos y la integración de diecisiete Su-33 restantes a escoltas de bombarderos Tu-95MS en 2025 evidenciaron una transición hacia operaciones terrestres que modificó por completo su rol original dentro de la aviación naval.

El futuro del Su-33 depende del estado del Kuznetsov, sometido a reparaciones desde 2017 con costos superiores a setenta mil millones de rublos. La Armada reasignó marineros al frente ucraniano en 2024 y analistas cuestionaron si el portaaviones regresaría al

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