Programa del caza embarcado F/A-XX de la Armada de Estados Unidos afronta avances técnicos, choques presupuestarios y dudas sobre su calendario de selección en 2025.
Origen del programa F/A-XX y papel previsto en la aviación naval
El programa F/A-XX de la Armada de Estados Unidos describe un caza embarcado de sexta generación destinado a sustituir a los F/A-18E/F Super Hornet y a complementar a los F-35C a partir de la década de 2030. Sin embargo, su futuro inmediato continúa abierto a finales de 2025. El año transcurre con disputas presupuestarias, dudas sobre la capacidad de la industria y choques entre la Casa Blanca, el Pentágono, la Marina y el Congreso respecto al calendario del proyecto y a su prioridad frente al nuevo F-47 de la Fuerza Aérea.
La Armada definió la necesidad de un sucesor del Super Hornet hacia finales de la década de 2000 y en 2012 emitió una solicitud formal de información para un nuevo avión de combate embarcado. Ese esfuerzo se consolidó después en el F/A-XX, integrado en la familia de sistemas de Superioridad Aérea de Nueva Generación de la Marina. Dentro de esa arquitectura, el F/A-XX figura como plataforma tripulada principal del componente aéreo embarcado previsto para operar desde portaaviones de las clases Nimitz y Gerald R. Ford.
El F/A-XX aparece en esa visión como núcleo del componente aéreo embarcado futuro. Debe operar desde los grandes portaaviones estadounidenses y coordinarse con un conjunto de aeronaves tripuladas y no tripuladas interconectadas. La información difundida por la propia Armada describe así un sistema centrado en una plataforma tripulada principal y en una serie de medios asociados que comparten sensores, enlaces de datos y armas para sostener las operaciones del grupo de portaaviones.

Desde su origen, el programa se ha vinculado a la sustitución progresiva del F/A-18E/F y a la necesidad de mantener alas aéreas embarcadas con capacidades avanzadas durante la década de 2030. La planificación de la Marina combina el F/A-XX con la flota prevista de F-35C, de modo que el nuevo caza aparezca como complemento de ese modelo y asuma, con el tiempo, las misiones que hoy recaen en el Super Hornet.
Requisitos operativos, alcance futuro y concepto de familia de sistemas
Los requisitos difundidos por la Marina y por análisis especializados describen un caza de ataque polivalente con funciones de superioridad aérea. El futuro F/A-XX debe ofrecer un alcance muy superior al de los cazas actuales, mayor velocidad, más carga interna de armamento y un nivel avanzado de furtividad frente a radares de distintas bandas. La visión oficial subraya también la necesidad de integrar el avión en una arquitectura de sistemas de armas ya planificada por la Armada.
Además de la misión de ataque a superficie, la Marina prevé que el F/A-XX asuma la defensa antiaérea del grupo de portaaviones y ejecute misiones de guerra electrónica integradas en la propia célula. Los documentos mencionan tareas de reconocimiento y designación de objetivos a largo alcance y el empleo de armas de largo alcance ya presentes en los planes de armamento navales. La mejora del radio de acción se sitúa en torno a un veinticinco por ciento respecto a los cazas embarcados actuales.
La propia Marina define el F/A-XX como pieza central de una familia de sistemas basada en la colaboración estrecha entre aeronaves tripuladas y no tripuladas. En este esquema, el caza de sexta generación actúa como nodo de control de aeronaves de combate y de apoyo sin tripulación, incluidos los aparatos de reabastecimiento MQ-25 Stingray. Esa plataforma debe asignar blancos, gestionar sensores distribuidos y coordinar ataques lejanos desde el espacio aéreo del grupo de portaaviones.

El concepto incorpora un uso intensivo de automatización y asistencia mediante inteligencia artificial con el objetivo de aliviar la carga de trabajo del piloto. La gestión del elevado flujo de datos procedentes de sensores propios y externos aparece en la documentación como uno de los rasgos distintivos del sistema. La aviación naval proyecta así un entorno en el que múltiples plataformas comparten información y permiten al F/A-XX concentrarse en las decisiones tácticas y en el empleo del armamento.
Puntos clave de capacidades, industria y calendario del F/A-XX
- El F/A-XX se define como caza embarcado de sexta generación con alcance un veinticinco por ciento mayor que el de los cazas actuales y funciones de superioridad aérea y ataque.
- La competición industrial se limita desde marzo de 2025 a Boeing y Northrop Grumman, después de que la Marina excluyera a Lockheed Martin por no cumplir varios criterios técnicos.
- El Congreso asignó $454 millones al desarrollo del F/A-XX en el ejercicio 2025, añadió 500 millones y estudió partidas adicionales de 750 millones y 1.400 millones frente a los 74 millones solicitados por el Pentágono.
- Entre los hitos de 2025 figuran la previsión inicial de seleccionar contratista en marzo, la propuesta de retraso en mayo, la petición adicional de 1.400 millones en julio y la autorización del secretario de Defensa del 7 de octubre.
Competencia entre Boeing y Northrop Grumman y diseños propuestos
Las imágenes conceptuales difundidas por la industria ofrecen algunas pistas sobre la posible materialización del diseño del F/A-XX sin revelar la configuración final. Un arte conceptual publicado por Northrop Grumman muestra un aparato con fuselaje ancho integrado con las alas, gran volumen interno para combustible y armamento y tren delantero de doble rueda característico de los aterrizajes de alta energía en portaaviones. La configuración sin cola o casi sin cola busca una optimización de la furtividad.
Propuestas difundidas por Boeing para el F/A-XX presentan rasgos externos similares a su diseño para el F-47 de la Fuerza Aérea, otro caza de sexta generación. Esas ilustraciones muestran un fuselaje estilizado, un cuerpo sustentador y formas pensadas para reducir la firma radar desde varios ángulos. La propia industria admite que estos esquemas gráficos no reflejan necesariamente el diseño definitivo que la Marina evalúa en el marco del programa.
En el plano industrial, el programa ha evolucionado hacia una competición restringida entre Boeing y Northrop Grumman. A comienzos de marzo de 2025, la Marina excluyó a Lockheed Martin de la fase siguiente porque su propuesta no cumplía los criterios exigidos. Entre esos requisitos figuraban un radar más avanzado y mejores prestaciones en la toma en portaaviones. Desde entonces, Boeing y Northrop Grumman permanecen como únicos aspirantes al contrato de desarrollo de ingeniería y fabricación del nuevo caza.

La importancia económica del programa aparece reflejada en documentos presupuestarios y análisis de mercado. El contrato de desarrollo se valora en varios miles de millones de dólares en el corto plazo, mientras que la producción en serie y el apoyo logístico durante décadas podrían elevar el coste acumulado a decenas o cientos de miles de millones, en una magnitud comparable a la del F-35. La planificación de la Armada mantiene además la adquisición de más de 270 F-35C para sus alas embarcadas.
Disputa presupuestaria, prioridad del F-47 y respuesta del Congreso
En el calendario inicialmente previsto, la Armada aspiraba a seleccionar al contratista del F/A-XX en 2025. Diversos responsables y documentos internos situaban la posibilidad de anunciar el ganador de la fase de desarrollo de ingeniería y fabricación a partir de marzo, en una decisión entre Boeing y Northrop Grumman. Análisis y fuentes oficiales describían el programa como uno de los contratos más relevantes de la defensa estadounidense por su papel en la disuasión frente a China en el Indo-Pacífico.
Ese calendario sufrió un vuelco pocos meses después por una disputa interna sobre la financiación y el ritmo del programa. En mayo de 2025, responsables del Departamento de Defensa plantearon la posibilidad de retrasar hasta tres años la adjudicación del contrato, pese a que el Congreso había asignado $454 millones al desarrollo del F/A-XX en el presupuesto de 2025 y había incluido una partida adicional de 500 millones en un proyecto de reconciliación para acelerar el programa. Diversos planes contemplaban redirigir buena parte de esos fondos hacia otros fines. Esa opción implicaba convocar una nueva competición en caso de aplazamiento prolongado, porque caducarían los precios y las condiciones presentadas por la industria.

La propuesta de frenar el F/A-XX se vinculó de forma directa a la prioridad que la administración concedió al F-47 de la Fuerza Aérea, otro caza de sexta generación seleccionado en marzo de 2025 con Boeing como contratista principal. El proyecto del F-47 recibió una solicitud de $3.400 millones en el proyecto de presupuesto, mientras que la partida solicitada para el F/A-XX se redujo a 74 millones con el objetivo de sostener solo una actividad mínima de diseño. Altos cargos del Gobierno expresaron en público la preocupación de que la base industrial aeronáutica no pudiera sostener al mismo tiempo el desarrollo acelerado de dos cazas de sexta generación y defendieron concentrar los recursos en el F-47. Representantes de la industria, en particular de Boeing, insistieron en cambio en que las inversiones de capital, la tecnología y las plantillas ya se habían dimensionado para afrontar ambos programas en paralelo.
Frente a la propuesta de ralentizar el programa, la Marina y un grupo amplio de legisladores de ambas cámaras defendieron mantener el calendario y dotar al F/A-XX de recursos adicionales. En julio de 2025, la Armada incluyó en su lista anual de prioridades no financiadas para 2026 una petición de aproximadamente $1.400 millones destinada de forma específica a permitir la adjudicación del contrato. En la carta remitida al Congreso, describió el F/A-XX como “caza de ataque de sexta generación” y como elemento crítico del futuro grupo de portaaviones y del “ala aérea del futuro”. A lo largo de 2025, distintos proyectos legislativos incorporaron 750 millones para acelerar el programa y una reserva de 1.400 millones para el ejercicio fiscal 2026, en contraste con la cifra de 74 millones defendida por el Departamento de Defensa. El debate sobre estas cantidades se convirtió en uno de los puntos de fricción más visibles entre el Congreso, la Marina y la Casa Blanca durante la negociación del presupuesto de defensa.
Avances técnicos, calendario de decisión y situación a finales de 2025
En paralelo a la batalla presupuestaria, el programa F/A-XX avanzó en el terreno técnico e industrial. Informaciones especializadas publicadas en la primavera de 2025 señalaron el paso desde una fase puramente conceptual hacia ensayos de validación más avanzados. Esas fuentes indicaron que los dos competidores habían construido prototipos o demostradores que se probaban en entornos clasificados. Los conceptos de Northrop Grumman y Boeing mostraban una convergencia en configuraciones furtivas sin cola, con grandes volúmenes internos y capacidad para integrar sensores de apertura múltiple y enlaces de datos avanzados.
El 7 de octubre de 2025, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, autorizó que la Marina avanzara hacia la selección del contratista del F/A-XX después de varios meses de bloqueo. Fuentes oficiales señalaron entonces que la decisión sobre el ganador podía hacerse pública en un plazo breve. Recordaron además que el nuevo caza, dotado de furtividad mejorada, mayor alcance y capacidad de integración con aeronaves no tripuladas y sistemas de defensa del grupo de portaaviones, seguía destinado a sustituir a la flota de F/A-18E/F Super Hornet.

Sin embargo, a comienzos de diciembre de 2025 la Marina todavía no había anunciado públicamente la adjudicación del contrato. Artículos recientes sobre el estado del programa señalaban que, pese a las autorizaciones ya obtenidas y a los recursos invertidos, la selección formal entre Boeing y Northrop Grumman continuaba pendiente. La Armada insistía en la necesidad de cerrar esa decisión para evitar que el calendario de sustitución del Super Hornet se desplazara más allá de lo previsto.
Las tensiones entre prioridades estratégicas y capacidad industrial aparecieron de forma clara en las declaraciones públicas de los responsables militares. El jefe de Operaciones Navales, almirante Daryl Caudle, afirmó el 6 de diciembre de 2025 que deseaba una decisión “rápida” sobre el F/A-XX, dadas las necesidades de tiempo para diseñar, ensayar y desplegar un nuevo caza embarcado. Subrayó que su función consistía en trasladar al equipo directivo del Departamento de Defensa el imperativo operativo de dotar a los portaaviones de la plataforma de mayor nivel posible para penetrar en zonas de alta amenaza con armamento de largo alcance. Un día después, el texto de compromiso de la Ley de Autorización de Defensa Nacional para 2026 plasmó un incremento global de unos $8.000 millones sobre la solicitud del Pentágono, pero en el caso del F/A-XX solo respaldó la cifra de 74 millones propuesta por el Departamento de Defensa, muy alejada de las cantidades adicionales defendidas por la Marina y por parte del Congreso.
Transición del Super Hornet y papel del F/A-XX en la década de 2030
La documentación oficial mantiene sin cambios el papel previsto del F/A-XX dentro de la aviación naval pese a las dudas presupuestarias. El nuevo caza se concibe como sustituto progresivo del F/A-18E/F Super Hornet a lo largo de la década de 2030. Los planes vigentes prevén que los Super Hornet permanezcan en servicio al menos hasta la década de 2040 con el fin de garantizar una transición escalonada entre ambas generaciones de aviones embarcados.
En paralelo, la Marina planea completar la adquisición de más de 270 F-35C y desplegarlos en las alas aéreas embarcadas de los portaaviones. El F/A-XX debe integrarse en ese esquema como complemento de los F-35C y como heredero de muchas misiones que hoy recaen en el Super Hornet. La combinación de ambas plataformas persigue que las alas embarcadas de los portaaviones mantengan capacidades de combate avanzadas en los entornos de alta amenaza previstos para las próximas décadas.

Junto a los cazas tripulados, la Marina proyecta el despliegue del MQ-25 y de otras aeronaves no tripuladas que formarán parte del concepto de familia de sistemas en torno al F/A-XX. Los documentos describen una ala aérea futura en la que plataformas tripuladas y no tripuladas comparten sensores, combustible y datos con el objetivo de ampliar el alcance efectivo del grupo de portaaviones y de multiplicar las opciones tácticas desde el mar.
En los planes actuales, los primeros aparatos de serie del F/A-XX continúan en la programación para su entrada en servicio durante la década de 2030. La Armada relaciona esa meta con la necesidad de mantener capacidades de combate avanzadas en entornos de alta amenaza y con el papel del programa en la disuasión frente a China en el Indo-Pacífico, tal como reflejan los documentos y testimonios presentados durante 2025.
