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Lluvias breves alivian la sequía en Teherán tras el otoño más árido

10 de diciembre de 2025
Lluvias breves alivian la sequía en Teherán tras el otoño más árido

Una mujer iraní cruza un paso de peatones mientras las primeras lluvias invernales empapan la capital iraní tras uno de los años más secos en Teherán, diciembre de 2025. (ATTA KENARE / AFP)

Teherán registró lluvias tras meses sin precipitación, con alivio efímero tras el otoño más seco desde antes de 1979; embalses casi vacíos y posible traslado.

Lluvias puntuales y un otoño excepcionalmente seco en la capital iraní

Por primera vez en meses, Teherán recibió lluvias el miércoles, con un alivio breve frente a una sequía prolongada. El episodio ofreció un respiro temporal y no modificó la tendencia general. La capital iraní atraviesa el otoño más árido en más de medio siglo, con embalses casi vacíos y una demanda acumulada sin respuesta. Las autoridades describen una situación crítica que supera registros recientes y que mantiene al país exhausto tras meses de déficit hídrico sostenido.

Ante la falta persistente de precipitaciones, el presidente de Irán advirtió que trasladará la sede del gobierno fuera de Teherán si la situación no mejora antes de fin de año. Expertos califican este otoño como el más seco desde antes de 1979 e indican que el uso agrícola del agua, ya excesivo, reduce más las reservas. El país afronta una combinación de escasez atmosférica y presión que agrava el agotamiento de sus sistemas de almacenamiento.

Ahad Vazifeh, funcionario de la Organización Meteorológica de Irán, definió la situación como sin precedentes y explicó que las lluvias apenas alcanzan el cinco por ciento del nivel normal para la estación. Según su evaluación, incluso con un invierno y una primavera normales, el país enfrentará un déficit cercano al veinte por ciento. El cálculo oficial describe una brecha acumulada que compromete el abastecimiento urbano y presiona al sector agrícola en todo el territorio.

El panorama hidrológico muestra una capa de nieve exigua sobre las montañas Alborz después de un verano con temperaturas cercanas a cincuenta grados Celsius que obligó al cierre de oficinas públicas. La debilidad del aporte nival limita la recarga y alarga la escasez. La capital y su región dependen de ese almacenamiento estacional, ahora insuficiente, con efectos en ríos y presas que ya operan bajo mínimos tras meses con lluvias deficitarias.

Una feligresa llora durante una ceremonia de oración para pedir lluvia en el santuario de San Saleh, al norte de Teherán, Irán, el viernes 14 de noviembre de 2025. (Foto AP/Vahid Salemi)

Claves numéricas sobre la crisis hídrica y sus impactos

  • Las lluvias alcanzan solo el cinco por ciento del nivel normal para la estación.
  • El país afrontará un déficit cercano al veinte por ciento aun con lluvias estacionales normales.
  • La presa de Latyan conserva menos del diez por ciento de su capacidad tras seis años de sequía.
  • La agricultura consume el noventa por ciento del agua a nivel nacional.
  • Teherán, con diez millones de habitantes, sufre cortes de suministro por horas en varios barrios.

Impacto social, restricciones urbanas y señales de crisis en Teherán

La escasez de agua ya provocó protestas locales en episodios previos, un escenario que las autoridades buscan evitar mientras la economía sufre por sanciones vinculadas al programa nuclear. El Centro Soufan, con sede en Nueva York, sostuvo que la crisis del agua en Irán pasó de un problema recurrente de sequía a un problema político y de seguridad que preocupa al liderazgo. La advertencia sintetiza la dimensión estratégica que adquirió el estrés hídrico dentro del país.

El tema ocupa las conversaciones cotidianas. Funcionarios, ciudadanos y medios discuten la gravedad del déficit hídrico, y muchos hogares almacenan agua para afrontar restricciones. La práctica se extendió en barrios de distintos niveles de ingreso, con una percepción generalizada de vulnerabilidad.

Los anuncios estatales piden evitar el uso de mangueras, y el suministro se corta por horas en diversos barrios de Teherán, una ciudad con diez millones de habitantes. La combinación de restricciones y llamadas al ahorro busca moderar consumos domésticos mientras la infraestructura enfrenta límites. En las mezquitas, los fieles elevan plegarias por lluvias, un signo de ansiedad social que acompaña la incertidumbre y que recuerda la magnitud que alcanzó la escasez durante el año.

Las evidencias resultan contundentes. Videos en redes muestran a personas dentro de embalses secos con tuberías expuestas. Imágenes satelitales de The Associated Press confirman el diagnóstico: la presa de Latyan conserva menos del diez por ciento de su capacidad después de seis años consecutivos de sequía. El diario Tehran Times reconoció la magnitud del problema y afirmó que Irán enfrenta una crisis hídrica sin precedentes con riesgos para la estabilidad regional y los mercados de alimentos.

Causas estructurales, gestión del agua y presión climática regional

Esta imagen satelital de Planet Labs PBC muestra la presa Latyan a las afueras de Teherán, Irán, 19 de noviembre de 2025. (Planet Labs PBC vía AP)

La geografía impone límites estructurales. Irán, ubicado entre Oriente Medio y Asia, constituye un país naturalmente árido. Las cordilleras de Alborz y Zagros generan una sombra de lluvia que bloquea buena parte de la humedad procedente del mar Caspio y del golfo Pérsico. A pesar de esa condición, la mayor parte del déficit actual obedece a decisiones internas, según el diagnóstico difundido por expertos y medios que describen presiones acumuladas sobre ríos, embalses y acuíferos.

La agricultura consume el noventa por ciento del agua del país, una pauta impulsada desde la Revolución Islámica de 1979, cuando el ayatolá Ruhollah Jomeini prometió agua gratuita para todos. La guerra con Irak consolidó esa orientación y alentó cultivos como trigo y arroz, además de la sobreexplotación de pozos. La combinación creó dependencias y metas productivas intensivas en riego que ahora chocan con reservas disminuidas y con infraestructuras tensas que operan al límite.

Tras décadas de gestión deficiente, analistas advierten sobre una posible bancarrota por agua. En el pasado, Teherán culpó a países vecinos; el expresidente Mahmoud Ahmadinejad afirmó que un enemigo destruye nubes que se dirigen hacia el país. La gravedad actual llevó al presidente Masoud Pezeshkian a valorar el traslado de la capital, aunque el costo superaría la capacidad del Estado en plena crisis económica, un condicionamiento que limita alternativas y retrasa decisiones de gran escala.

World Weather Attribution describe una intensificación. Según su evaluación, Irak vive su año más seco desde 1933, un patrón que también alcanza a Siria e Irán. El aumento global de 1,3 grados por combustibles fósiles vuelve probables sequías como la actual cada década; sin ese calentamiento, corresponderían a intervalos de medio siglo o más. La organización añade que sequías frecuentes, evaporación en alza, agricultura intensiva y extracción insostenible generan estrés crónico, racionamientos y productividad agrícola comprometida.

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