Australia invierte $1.400 millones en MQ-28A, compra seis Bloque 2 e inicia Bloque 3 tras tiro AMRAAM, aliado para F-35A y Super Hornet.
El gobierno consolida al Ghost Bat como complemento de largo alcance
El 9 de diciembre de 2025, Australia anunció una inversión de aproximadamente $1.400 millones australianos para convertir el programa MQ-28A Ghost Bat en una capacidad de combate plenamente operativa. El gobierno firmó contratos con Boeing Defence Australia que abarcan la fabricación de seis aeronaves de serie del Bloque 2 y el desarrollo de un prototipo mejorado del Bloque 3. La decisión consolidó el proyecto dentro de las prioridades de defensa y fijó un ritmo de transición desde la maduración tecnológica hacia la entrada en servicio.
La medida siguió a una prueba de tiro real en Woomera. Un MQ-28A que actuó como “ala leal” de un E-7A Wedgetail y de un F/A-18F Super Hornet lanzó un misil aire-aire AIM-120 AMRAAM contra un blanco aéreo Phoenix propulsado por reacción y lo destruyó. El dron recibió datos de designación desde el caza y órdenes de enganche desde la plataforma de alerta temprana, y completó un ciclo de adquisición, lanzamiento y evaluación del impacto.
Defensa vinculó el impulso al Ghost Bat con la Estrategia de Defensa Nacional de 2024, que prioriza los sistemas no tripulados y autónomos y prevé más de $10.000 millones australianos en programas de drones durante la próxima década. Dentro de ese marco, el MQ-28A quedó definido como plataforma complementaria de largo alcance para los F-35A Lightning II y F/A-18F Super Hornet de la Real Fuerza Aérea Australiana, con capacidad para operar junto a los medios tripulados y ampliar su radio táctico.
En los escenarios previstos, varios MQ-28A avanzarían por delante de formaciones de F-35A y F/A-18F, de EA-18G Growler, de E-7A Wedgetail y de KC-30A. Ese esquema extendería el alcance de los sensores, ofrecería nodos de guerra electrónica y señuelos y, cuando resultara necesario, proporcionaría plataformas de lanzamiento de armas guiadas. El objetivo consistiría en extender el alcance táctico de las formaciones tripuladas y cubrir los accesos septentrionales al continente desde bases en el interior.
Puntos clave del anuncio y del empleo previsto del sistema
- $1.400 millones para seis Bloque 2 y un prototipo del Bloque 3.
- Tiro real con AMRAAM desde un MQ-28A y destrucción de un Phoenix.
- Plan nacional con más de $10.000 millones en drones en diez años.
- Rol complementario de largo alcance junto a F-35A y F/A-18F.
Origen del Ghost Bat y evolución de la financiación del programa
El MQ-28A nació como programa conjunto entre la RAAF y Boeing Defence Australia con el objetivo de desarrollar una aeronave de combate colaborativa de nueva generación. El proyecto partió del Airpower Teaming System de finales de la década de 2010 y alcanzó la designación oficial MQ-28A Ghost Bat durante una ceremonia en la base de Amberley en marzo de 2022. La Fuerza Aérea destacó que se trataba del primer avión militar diseñado y construido en Australia en más de medio siglo.
El nombre Ghost Bat procede de un murciélago autóctono que opera en grupo y utiliza sensores avanzados para localizar presas, rasgos asociados a las capacidades de detección y cooperación previstas para el sistema. Con ese trasfondo, el gobierno amplió la financiación de manera progresiva. Antes de la fase actual, Defensa calculó en torno a $1.000 millones australianos la inversión acumulada, cifra que abarcó el diseño, la maduración y la fabricación de ocho aeronaves iniciales para pruebas y demostraciones.
En febrero de 2024, el Ejecutivo anunció $399 millones australianos para avanzar hacia el estándar Bloque 2. Ese tramo contempló tres aparatos con diseño mejorado, una estación de control en tierra y el desarrollo de nuevos sensores, cargas de misión, un sistema de combate integrado y funciones de autonomía avanzadas. El paquete reforzó la transición hacia una configuración más madura sin alterar el propósito central del programa ni sus vínculos con la arquitectura de fuerza existente.
El anuncio de diciembre de 2025 añadió seis aparatos operativos del Bloque 2 e inició el Bloque 3, con integración de capacidades validadas en demostraciones. En paralelo, el plan gubernamental fijó más de $10.000 millones australianos para drones durante la próxima década, de los cuales al menos $4.300 millones quedaron reservados a sistemas aéreos no tripulados. Esa senda presupuestaria consolidó al MQ-28A como proyecto prioritario dentro de la estrategia nacional para capacidades autónomas y de largo alcance.
Características técnicas y arquitectura de misión del MQ-28A de la RAAF
El Ghost Bat es una aeronave a reacción no tripulada con tamaño comparable al de un entrenador avanzado y optimizada para misiones de largo alcance. Según Defensa, mide 11,7 metros de longitud, 2 metros de altura y 7,3 metros de envergadura. Supera las 2.000 millas náuticas de alcance —más de 3.700 kilómetros—, mantiene una velocidad compatible con la de los cazas de la RAAF y alcanza un techo operativo de hasta 40.000 pies.
El diseño utiliza una estructura compuesta de gran tamaño desarrollada y fabricada en Australia. Su rasgo distintivo es una sección de morro configurable que admite la instalación de distintos módulos de misión. Entre ellos figuran radares de barrido electrónico, sensores electroópticos, equipos de guerra electrónica y otros paquetes de inteligencia de señales. Ese enfoque ofrece flexibilidad para adaptar el dron a cometidos de exploración, apoyo electrónico o combate con armas guiadas según la misión asignada.
El sistema se controla desde una estación en tierra por un operador de lanzamiento y recuperación y por un operador de misión. El concepto también admite dirección desde plataformas aéreas tripuladas, lo que facilita la integración con los cazas y aviones de apoyo de la RAAF. Esa opción habilita esquemas de custodia táctica desde un E-7A Wedgetail y designaciones desde un F/A-18F, además de empleo coordinado con F-35A, EA-18G, E-7A y KC-30A.
La función central del MQ-28A dentro de la fuerza aérea australiana consiste en operar como aeronave de combate colaborativa en coordinación estrecha con plataformas tripuladas. La documentación oficial lo describe como “ala leal” con capacidad para proteger y apoyar a otros medios, ejecutar misiones autónomas a grandes distancias y asumir tareas que abarcan exploración, vigilancia electrónica y combate. Con varios ejemplares por delante de la formación, la fuerza aumenta el volumen de espacio aéreo disponible para detectar y, llegado el caso, atacar.
Ensayos, despliegue reciente, resultados y efectos industriales en Australia
El programa de ensayos acreditó de forma progresiva la operación junto a plataformas de la RAAF. El prototipo realizó su primer vuelo en febrero de 2021 y, desde entonces, las campañas se concentraron en el polígono de Woomera con decenas de salidas para validar la envolvente de vuelo, los sistemas de mando y control y la integración con otros medios. En 2025, la Exercise Carlsbad permitió la operación fuera de Woomera por primera vez dentro del calendario de pruebas.
Durante ese ejercicio, un C-17 Globemaster trasladó el sistema desde un salón aeronáutico internacional hasta la base de Tindal, en el Territorio del Norte. En un plazo de siete días, el equipo completó las verificaciones en tierra y el primer vuelo desde una ubicación distinta a la habitual. La Fuerza Aérea destacó la capacidad de desplegar y replegar a bases no familiares y de integrarse con unidades de la base y con la Oficina de Sistemas Autónomos Colaborativos.
El punto de inflexión operativo llegó con la campaña Kareela 25-4, realizada en Woomera entre noviembre y diciembre de 2025. Un MQ-28A con un AIM-120 AMRAAM en un pilón ventral recibió datos de designación de un F/A-18F y órdenes de enganche de un E-7A, que asumió la custodia táctica. Tras ajustar su posición con la información compartida, el dron lanzó el misil contra un blanco Phoenix propulsado por reacción y lo destruyó.
La fase inicial financió ocho aparatos de desarrollo destinados a ensayos y a la evaluación de cargas de misión, autonomía y comportamiento integrado del sistema. Los tres aparatos del Bloque 2 incorporan modificaciones estructurales y de cableado para facilitar el mantenimiento, además de una nueva unidad de navegación inercial y posicionamiento global, mejoras en sensores y en el sistema de combate y actualizaciones de algoritmos de autonomía. Boeing produce las estructuras en Fishermans Bend y la producción en serie se apoyará en Wellcamp, cerca de Toowoomba.
Empleo, cadena industrial y definición final de la capacidad
El gobierno indicó que el programa Ghost Bat mantiene más de 440 empleos altamente cualificados en todo el país y que alrededor del 70 % del gasto asociado recae en la industria nacional a través de una red de más de 200 empresas suministradoras. Ese efecto industrial acompaña la creación de una nueva planta en el aeropuerto de Wellcamp, cerca de Toowoomba, que actuará como centro de un distrito aeroespacial y de defensa a gran escala en Queensland.
El MQ-28A figura entre los programas prioritarios de “autonomía de confianza” definidos por la Estrategia de Defensa Nacional de 2024. Ese marco también contempla sistemas submarinos no tripulados como el Ghost Shark, con un presupuesto de $1.700 millones australianos, dentro de un plan más amplio para dotar a las fuerzas armadas de medios autónomos de largo alcance con el fin de vigilar y, si resultara necesario, disputar áreas extensas al norte del continente.
La evolución reciente se produjo en un entorno de debate interno sobre el alcance exacto de la capacidad. Durante 2024, informaciones en prensa describieron deliberaciones dentro del gobierno acerca de priorizar cometidos de inteligencia, vigilancia y reconocimiento frente a funciones de ataque, en una etapa con alrededor de $1.000 millones australianos ya asignados al programa. Ese contexto reflejó el ajuste de riesgos habitual antes de consolidar una definición operacional completa.
Con la prueba de misiles de diciembre de 2025 y el anuncio del paquete de $1.400 millones para aeronaves de serie e inicio del Bloque 3, el Ejecutivo definió de forma explícita al MQ-28A como aeronave de combate colaborativa destinada a operar junto a las plataformas tripuladas de la RAAF, y por delante de ellas. Esa decisión encuadró el sistema dentro de un plan de inversiones en no tripulados que el gobierno prevé ejecutar durante la próxima década.