Versión naval del Su-27 creada para el Almirante Kuznetsov, el Su-33 permanece en servicio limitado, con producción escasa, modernización mínima y sustitución progresiva por MiG-29K.
Orígenes del Su-33 y transición desde el Yak-38 soviético en la flota
El Sukhoi Su-33 surgió como versión embarcada del caza pesado Su-27 durante los últimos años de la Unión Soviética, con el objetivo de equipar una futura flota de portaaviones. En la actualidad solo permanece en la aviación naval rusa como una fuerza reducida basada en tierra, porque el único portaaviones operativo, el Almirante Kuznetsov, continúa en reparación y la Marina ha elegido el MiG-29K como avión principal para las operaciones desde cubierta.
El origen del Su-33 reflejó las limitaciones del Yakovlev Yak-38, único avión de combate embarcado soviético en los años setenta, cuya escasa carga bélica y alcance redujeron de forma notable el potencial de los cruceros portaeronaves del Proyecto 1143. Hacia finales de esa década la Marina soviética impulsó el desarrollo de buques mayores capaces de operar cazas convencionales de despegue corto, lo que llevó al encargo de un caza naval pesado basado en el Su-27.
El programa incluyó la construcción del futuro Almirante Kuznetsov, portaaviones dotado de rampa de salida tipo ski-jump y un sistema de apontaje con cables de frenado que permitió operaciones de despegue corto y toma detenida, concepto conocido como STOBAR. El caza naval asociado recibió la designación Su-27K durante el desarrollo y se concibió como una versión pesada del Flanker capaz de proteger a la agrupación naval soviética frente a amenazas aéreas.
Los primeros prototipos navales, designados T-10K, iniciaron pruebas en 1987 y realizaron ensayos en el complejo de entrenamiento NITKA, que reproduce en tierra una cubierta de portaaviones. A mediados de los noventa el Kuznetsov efectuó su primer despliegue al Mediterráneo con Su-27K de serie y, en 1998, el modelo entró oficialmente en servicio como Su-33 dentro del 279.º Regimiento Aéreo Embarcado con base en Severomorsk-3, en la península de Kola.
Datos numéricos clave del programa y servicio del Su-33
- Techo de servicio aproximado de 18 000 metros y alcance operativo superior a 3 500 kilómetros con combustible interno, cifras comparables a las del Su-27 básico.
- Peso máximo al despegue de 33 toneladas, frente a las 30,5 toneladas del Su-27 terrestre, debido a los refuerzos estructurales, los mecanismos de plegado de alas y el equipamiento adicional de apontaje.
- Serie estimada de 26 Su-33 fabricados entre 1993 y 1996, con cinco pérdidas en accidentes y un parque operativo que diversos estudios reducen a unas 24 unidades sin contratos nuevos.
- Inventario citado por una fuente ucraniana de 17 Su-33 operativos y 22 MiG-29K/KUB a comienzos de 2023, todos integrados en los regimientos 279.º y 100.º de aviación naval rusa.
- Desde 2023 los Su-33 figuran como parte de una unidad mixta de aviación de la Flota del Norte basada en tierra, con misiones de defensa antiaérea y adiestramiento.
Diseño del Su-33 y adaptación del Su-27 a operaciones navales soviéticas
Para adaptar el Su-27 a las exigencias del apontaje en cubierta, los ingenieros de Sukhoi reforzaron de forma significativa la estructura y el tren de aterrizaje, introdujeron un tren delantero de doble rueda y situaron un gancho de apontaje entre los motores, además de aplicar tratamientos anticorrosión para un empleo prolongado en ambiente marino. La célula recibió alas plegables y estabilizadores horizontales abatibles para reducir el volumen del avión en hangar y en cubierta.
La configuración aerodinámica incorporó dispositivos hipersustentadores ampliados, como flaps de doble ranura, alerones con caída y slats de borde de ataque de mayor superficie, lo que incrementó el área alar alrededor de un 10 o un 12 por ciento y permitió reducir la velocidad de aproximación. Otra modificación característica consistió en la instalación de canards por delante de las alas principales, ausentes en el Su-27 original, que aportan sustentación adicional en los regímenes de baja velocidad.
Estos planos delanteros permitieron reducir el ángulo de ataque durante el despegue sobre la rampa del portaaviones y durante el aterrizaje, lo que mejoró el control de la aeronave en los regímenes de baja velocidad propios de la operación embarcada. El Su-33 incorporó además una sonda retráctil de reabastecimiento en vuelo a la izquierda del morro y la capacidad de portar un contenedor UPAZ para reabastecer a otros aparatos según el concepto de repostaje compañero.
En el plano dimensional, el Su-33 mantuvo medidas muy próximas a las del Su-27 terrestre, con unos 22 metros de longitud y 14,7 metros de envergadura, aunque el peso máximo al despegue aumentó de unas 30,5 toneladas a 33 toneladas por los refuerzos y equipos añadidos. Ambos modelos emplean variantes del turborreactor AL-31F, con un empuje máximo cercano a 12,5 o 12,8 toneladas por motor y una velocidad máxima próxima a Mach 2,1.
Prestaciones del Su-33, MiG-29K competidor y fracaso exportador global
Las estimaciones sitúan el techo de servicio del Su-33 alrededor de 18 000 metros y su alcance operativo en más de 3 500 kilómetros con combustible interno, valores similares a los del Su-27 básico. El avión se arma con un cañón interno GSh-30-1 de 30 milímetros con 150 proyectiles y dispone de doce puntos de anclaje externos para misiles aire-aire R-73 y variantes del R-27, además de bombas y cohetes no guiados para ataque a superficie.
La filosofía operativa del Su-33 prioriza la defensa antiaérea de la fuerza naval. El radar N001 Slot Back y el sistema de búsqueda infrarroja permiten la detección y seguimiento de blancos aéreos, y el avión puede emplear misiles R-27EM optimizados para interceptar misiles antibuque sobre el mar. A diferencia de otros Flanker terrestres, el Su-33 de serie no integra armamento guiado aire-superficie y se describe como un caza de defensa de flota y superioridad aérea puro.
Esa situación contrasta con la evolución de la familia Su-27 en la Fuerza Aeroespacial rusa y en varias fuerzas aéreas extranjeras. El Su-27 dio lugar a versiones biplaza y multirol como el Su-30, a cazabombarderos como el Su-34 y a variantes profundamente modernizadas como el Su-35, dotadas de radares de escaneado electrónico, sistemas avanzados de navegación y enlace de datos y una amplia gama de armas guiadas aire-tierra y antibuque.
En cambio, los Su-33 de serie conservaron durante años una aviónica muy cercana a la del Su-27S de los años ochenta, con mejoras limitadas en navegación, comunicaciones y sistemas de misión naval. El MiG-29K, más ligero, con aviónica moderna y plena capacidad multirol, se consolidó como opción para los portaaviones indios y después para la Marina rusa, con misiles Kh-35, Kh-31A y bombas KAB-500Kr de guiado televisado, destinado a complementar y después sustituir a los Su-33.
Servicio del Su-33 en Siria, bases árticas y declive operativo final
La producción del Su-33 reflejó pronto esas restricciones estructurales y doctrinales. Un análisis de Aviation Week cifró la serie en 26 aparatos fabricados entre 1993 y 1996, cinco de los cuales se perdieron en accidentes, mientras otros estudios reducen el parque operativo a unas 24 unidades sin nuevos contratos ni exportaciones. En contraste, el Su-27 y sus derivados superaron con holgura las 800 unidades producidas y se exportaron a más de una decena de países.
Los intentos de ofrecer el Su-33 a clientes extranjeros tampoco tuvieron éxito. Las negociaciones con China para una posible venta de varias decenas de aeronaves no culminaron, y la República Popular China desarrolló en su lugar el caza embarcado J-15 a partir de una célula de Su-33 adquirida en Ucrania. India eligió el MiG-29K para equipar el portaaviones INS Vikramaditya, decisión que reforzó la posición de Mikoyan frente al modelo naval de Sukhoi.
En el plano operativo, el Su-33 tuvo una vida relativamente discreta. Durante los años noventa y dos mil, los despliegues del Kuznetsov al Atlántico y al Mediterráneo sirvieron sobre todo para adiestramiento y presencia, con misiones de patrulla aérea de combate y demostraciones sobre buques de la OTAN. La aviación naval rusa mantuvo el 279.º regimiento embarcado como unidad de referencia con base permanente en Severomorsk-3 y rotaciones de corta duración del portaaviones.
Un intento de modernización profunda surgió a partir de 2010, cuando Sukhoi probó una versión con motores AL-31F-M1 de mayor empuje y un espectro de armamento ampliado, aunque las fuentes abiertas indican que el programa no originó una serie significativa. La mejora funcional más relevante llegó con la integración del sistema de puntería SVP-24-33 de Gefest & T, que permite lanzar bombas no guiadas con una precisión cercana a la de municiones guiadas.
La instalación del SVP-24-33 en varios Su-33 precedió al despliegue del Kuznetsov al Mediterráneo oriental en octubre de 2016, dentro de la intervención rusa en Siria. El grupo aéreo embarcado incluyó nueve Su-33 y cuatro MiG-29KR o KUBR, pero más del noventa por ciento de las salidas de combate sobre territorio sirio se realizó desde la base terrestre de Hmeymim, y la campaña registró la pérdida de un MiG-29K y un Su-33 en accidentes separados.
Los accidentes de esa campaña se relacionaron con el sistema de apontaje del Kuznetsov, aunque en ambos casos los pilotos se eyectaron con éxito. Tras el regreso del buque a Rusia en 2017, el portaaviones entró en un prolongado programa de reparación y modernización en la planta 35 de Murmansk, con retrasos, el hundimiento de un dique flotante, un incendio a bordo y un aumento apreciable de los costes previstos.
Desde entonces la única cubierta disponible para los Su-33 ha sido el complejo NITKA y varias bases aéreas en el Ártico, donde estos cazas se utilizan dentro de la defensa antiaérea a lo largo de la ruta marítima del Norte. Un balance ucraniano sobre la aviación naval rusa situó a comienzos de 2023 en 17 los Su-33 operativos y en 22 los MiG-29K o KUB, todos en los regimientos 279.º y 100.º.
El mismo análisis indicó que a finales de 2023 los Su-33 y MiG-29K dejaron de figurar como ala embarcada del Kuznetsov para integrarse en una unidad mixta de aviación de la Flota del Norte basada en tierra, con la necesidad de formar desde cero una nueva generación de pilotos navales. Estudios divulgativos occidentales coinciden en que la vida útil del Su-33 se aproxima a su fase final, sin modernizaciones equivalentes a las de otros Flanker.