Las Fuerzas de Defensa de Israel alertaron el sábado a los habitantes de Yanouh, en el sur del Líbano, ante ataques aéreos previstos contra infraestructura de Hezbolá. El bombardeo no llegó ese día: Israel lo aplazó después de que soldados libaneses entraran para revisar el punto señalado.
Un aplazamiento tras una advertencia abierta resulta inusual. Israel sí ha notificado en otras ocasiones a los observadores del alto el fuego y ha retrasado acciones previstas, aunque suele hacerlo antes de difundir un aviso público dirigido a la población civil del área con antelación.
“Las FDI atacarán infraestructuras militares pertenecientes a la organización terrorista Hezbolá en respuesta a sus intentos prohibidos de reconstruir sus actividades en la zona”, advirtió el coronel Avichay Adraee, portavoz militar en árabe, el sábado. Las Fuerzas de Defensa de Israel acompañaron el mensaje con un mapa del objetivo.
“Estáis cerca de edificios utilizados por Hezbolá, y por vuestra propia seguridad debéis evacuarlos inmediatamente y alejaros al menos 300 metros”, dijo Adraee. Pese a la notificación, pasaron más de tres horas y el lugar indicado todavía no había recibido el ataque anunciado por Israel.
En otro comunicado, Adraee explicó que, tras el aviso de evacuación de las FDI, el ejército libanés pidió, mediante el mecanismo de vigilancia del alto el fuego, “acceder al lugar implicado y abordar la violación del acuerdo”. La petición abrió una pausa operativa de momento.
“Las FDI decidieron permitirlo y, en consecuencia, el ataque fue pospuesto”, dijo Adraee, añadiendo: “Las FDI están monitorizando continuamente el objetivo y permanecen en contacto con el mecanismo”. Según medios libaneses, efectivos de la Fuerza Interina de las Naciones Unidas en Líbano (FPNUL) también acudieron.
De haberse ejecutado, el bombardeo habría sido el segundo en pocos días. El martes Israel atacó lo que describió como infraestructuras de Hezbolá en distintas zonas del sur del Líbano. Ese patrón de golpes se repite con frecuencia desde la entrada en vigor del alto el fuego.
La tregua, acordada en noviembre de 2024, obligaba a Israel y a Hezbolá a retirarse del sur del Líbano. Al mismo tiempo, el entendimiento autorizó a Israel a responder ante amenazas inmediatas, según los términos citados. Desde entonces, las operaciones contra el grupo terrorista continúan.
El viernes, el ministro de Asuntos Exteriores libanés, Youssef Rajji, declaró a Al Jazeera que Líbano recibió avisos de actores árabes e internacionales sobre preparativos israelíes para una operación militar a gran escala contra Hezbolá. Rajji afirmó que el gobierno sostiene contactos diplomáticos intensos para frenarla.
Rajji añadió que esas gestiones buscan proteger al personal y a las instalaciones estatales. También señaló que Beirut mantiene conversaciones con Hezbolá y pretende que la organización terrorista respaldada por Irán entregue sus armas de forma voluntaria. Las exigencias de desarme han crecido desde el alto el fuego.
La tregua cerró la guerra de octubre de 2023 a noviembre de 2024, con un Hezbolá muy debilitado, según el relato. El acuerdo exigía desarme total del grupo terrorista y despliegue nacional de las Fuerzas Armadas Libanesas, a la par del repliegue de las FDI.
Ese desarme sigue pendiente, aunque Líbano diseñó un plan para concretarlo. Israel conserva tropas en el país y ejecuta ataques regulares; sostiene que apuntan a los intentos de Hezbolá de reconstruir su capacidad militar. También afirma que esas acciones responden a riesgos inmediatos bajo la tregua.
