Un estudio israelí con más de 51.000 embarazadas halló mayor riesgo de TEA infantil si la disfunción tiroidea crónica se mantuvo desequilibrada.
Cohorte israelí asocia desequilibrio tiroideo persistente con TEA
Investigadores israelíes publicaron en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism un estudio con revisión por pares sobre tiroides materna y autismo. Analizaron la función tiroidea en más de 51.000 embarazadas y usaron mediciones hormonales repetidas para observar cambios a lo largo de la gestación, en varios momentos del embarazo. Esa base permitió estimar asociaciones con diagnósticos posteriores en la infancia, en lugar de depender de un único valor al inicio.
El autor principal, Idan Menashe, afirmó que el mayor riesgo apareció en mujeres con enfermedad tiroidea crónica sin tratamiento adecuado y con empeoramiento durante el embarazo. En cambio, si la disfunción crónica recibió un manejo apropiado y las hormonas se mantuvieron equilibradas, el análisis no mostró un aumento del riesgo de trastorno del espectro autista en los hijos, según sus mediciones hormonales. Para el equipo, la diferencia central fue el control terapéutico sostenido.
El trabajo se apoyó en análisis de sangre e historiales médicos del Soroka Medical Center, con datos de laboratorio. Incluyó más de 51.000 nacimientos entre enero de 2011 y diciembre de 2017, con un diseño de cohorte retrospectiva. Los autores siguieron a los niños hasta enero de 2021 para vincular datos maternos con resultados posteriores. Participaron investigadores de Ben-Gurión, Meir, Tel Aviv y Soroka. Los registros permitieron comparar trayectorias tiroideas entre trimestres.
Con esos datos, el equipo clasificó a las madres en cuatro grupos, desde ausencia de problemas tiroideos hasta enfermedad crónica más desequilibrio gestacional. Hubo un grupo con desequilibrio solo gestacional y otro con crónica equilibrada. Menashe indicó que solo el último grupo mostró una asociación clara con TEA. El riesgo creció a medida que la disfunción se extendió a más trimestres. Los autores señalaron que no conocen la causa, pero sí observan un vínculo.
Puntos clave del estudio sobre tiroides materna y riesgo de TEA
- Más de 51.000 embarazadas y nacimientos evaluados entre enero de 2011 y diciembre de 2017.
- Seguimiento infantil hasta enero de 2021 para enlazar datos maternos con diagnósticos posteriores.
- Clasificación materna en cuatro grupos según enfermedad tiroidea y equilibrio hormonal en gestación.
- Mayor asociación con TEA en enfermedad tiroidea crónica más desequilibrio gestacional sin tratamiento adecuado.
- Riesgo más alto a medida que la disfunción se extendió a más trimestres del embarazo.
Hormonas tiroideas maternas cumplen un papel clave en neurodesarrollo
La tiroides es una glándula pequeña con forma de mariposa situada en la parte anterior del cuello. Sus hormonas influyen sobre múltiples funciones orgánicas desde etapas tempranas de la vida. El estudio recordó que estas hormonas ordenan el metabolismo, es decir, la forma en que el organismo usa y administra energía. También sostienen un funcionamiento corporal estable, con efectos que alcanzan al sistema nervioso, en especial durante el embarazo, de forma directa.
El equilibrio tiroideo participa en tareas esenciales que los médicos observan en consulta. El texto destacó el ajuste de la frecuencia cardíaca y el control muscular como dos ejemplos directos. Si la producción hormonal se mantiene dentro del rango normal, se considera una función equilibrada. En cambio, valores demasiado bajos suelen llevar a la indicación de una hormona sintética para reemplazar de forma segura la hormona ausente y restablecer niveles normales.
El artículo subrayó otra función relevante para el neurodesarrollo: el apoyo a la formación de mielina. La mielina es una cubierta grasa y aislante que rodea fibras nerviosas. Esta estructura acelera el tránsito de señales eléctricas entre cerebro y cuerpo y favorece la comunicación neural. El equipo incluyó este punto como contexto para interpretar la asociación entre disfunción tiroidea materna y resultados posteriores en los niños durante los primeros años.
Durante la gestación, la hormona tiroidea materna resulta decisiva para el neurodesarrollo fetal. Investigaciones previas ya conectaron el desequilibrio tiroideo de la madre con un neurodesarrollo atípico, aunque el equipo remarcó que se trata de asociaciones y no de una causa única establecida. Menashe planteó la posibilidad de un mecanismo por el cual el desequilibrio hormonal afecte al feto y, con el tiempo, se exprese en TEA en el niño, según su propuesta.
Implicancias clínicas del control tiroideo y el cribado rutinario
En niños con trastorno del espectro autista pueden aparecer retraso o ausencia del habla, dificultades de interacción social, discapacidad motora y conductas repetitivas, con amplia variabilidad de gravedad. Los diagnósticos de TEA aumentan a nivel mundial y también en Israel. Un estudio israelí reciente informó que los casos se cuadruplicaron entre 2017 y 2021 en niños de dos y tres años, y que se duplicaron en edades mayores. El artículo describió esta amplitud clínica.
El vínculo entre niveles tiroideos durante el embarazo y desarrollo infantil ya se investigó, aunque muchos trabajos tuvieron límites metodológicos. En especial, varios estudios midieron la hormona tiroidea una sola vez, por lo común al inicio de la gestación, y omitieron controles durante todo el embarazo. La cohorte analizada por Menashe incorporó mediciones a lo largo de la gestación y comparó cambios entre trimestres, con datos maternos vinculados, durante todo el embarazo.
La neuróloga Dorit Shmueli, coordinadora de Desarrollo Infantil en Clalit Health Services, consideró esencial la investigación sobre el equilibrio del hipotiroidismo en el embarazo. Shmueli no participó en el estudio y habló como externa. Señaló que una función tiroidea materna óptima apoya el desarrollo cerebral fetal saludable y que comprender su manejo puede influir en resultados que se observan en los niños, en especial en TEA, a largo plazo, en poblaciones atendidas.
Las guías de la Asociación Médica Israelí aconsejan controlar niveles tiroideos en embarazadas que ya reciben tratamiento. No respaldan cribado universal, porque no se demostró que tratar alteraciones leves mejore resultados del embarazo o del neurodesarrollo. Sobre un cambio de política, Menashe dijo que no espera ajustes por un solo estudio; el Ministerio de Sanidad no respondió. El equipo pidió más investigación y destacó seguimiento rutinario y ajuste oportuno de la terapia para mantener niveles normales.