Israel golpeó objetivos de Hezbolá en distintos puntos del Líbano la mañana del jueves, informó el ejército. Entre los blancos figuraron depósitos de armas en el interior del país y un campo de entrenamiento que, según Israel, utiliza el grupo terrorista para formar a sus operativos y guardar equipo.
Esta oleada pareció el episodio más reciente de una cadena de escaladas. Las salidas apuntaron a los intentos del grupo terrorista por recomponer sus fuerzas. Al mismo tiempo, mediadores aceleran gestiones para frenar una renovada operación militar israelí y evitar el derrumbe total de un alto el fuego frágil.
Las Fuerzas de Defensa de Israel señalaron que los bombardeos arrasaron sitios de lanzamiento y otra infraestructura terrorista dentro de un campo destinado a operativos. El parte no precisó la ubicación. El ejército presentó el lugar como un nodo central para la preparación de Hezbolá.
Israel sostuvo que el grupo terrorista representa una amenaza directa. Además, lo acusó de incumplir los entendimientos pactados entre Israel y Líbano en el alto el fuego del año pasado. Esa violación, dijo, justifica golpes contra instalaciones que faciliten la reconstitución de capacidades militares en suelo libanés.
De acuerdo con el ejército, Hezbolá empleó ese campo para entrenar operativos y realizar ejercicios de fuego real. También lo usó para operar artillería y para el almacenamiento de armas. La descripción oficial ubicó allí rutinas de adiestramiento y logística que sostienen la actividad del grupo en la frontera.

El ejército añadió que también atacó, en zonas profundas del Líbano, edificios que Hezbolá utiliza para guardar armas y para realizar operaciones. Esa segunda tanda amplió el radio de la ofensiva más allá del frente inmediato del sur, según la misma fuente en el comunicado.
En otro anuncio, las FDI informaron que golpearon a un operativo de Hezbolá en la zona de Taybeh, en el sur del Líbano. La nota militar no ofreció detalles sobre el resultado, aunque presentó la acción como parte del mismo patrón de presión contra el grupo terrorista.
La Agencia Nacional de Noticias del Estado Líbano indicó que varios ataques se dirigieron a zonas montañosas del sur y del este del país. La información no aclaró la existencia de bajas. Tampoco quedó definido qué objetivos exactos recibieron impacto en esas áreas, según el reporte difundido por NNA.
Los bombardeos ocurrieron en vísperas de conversaciones en París. Funcionarios franceses, saudíes y estadounidenses planeaban reunirse con el jefe del ejército libanés para cerrar una hoja de ruta hacia un mecanismo de desarme de Hezbolá, según diplomáticos. El objetivo consistía en fijar pasos verificables y plazos concretos.
La presidenta del Parlamento y jefe del Movimiento Amal, aliado con Hezbolá, Nabih Berri, interpretó los ataques como un “mensaje israelí” dirigido a la conferencia de París, informó la agencia oficial libanesa NNA. La lectura de Berri ligó la ofensiva con el calendario diplomático en Europa.
Israel incrementó sus operaciones militares en Líbano durante las últimas semanas. Ese aumento coincidió con reportes sobre una posible ofensiva israelí a gran escala contra Hezbolá. La dinámica se mantuvo pese al alto el fuego que entró en vigor en noviembre de 2024, según fuentes de prensa.
El cese mediado por Estados Unidos con Hezbolá llegó tras dos meses de conflicto abierto en Líbano. Ese periodo abarcó una operación terrestre de las FDI en el sur, orientada a permitir el retorno seguro de unos 60.000 residentes del norte de Israel desplazados por ataques casi diarios.
Los disparos de cohetes y los drones comenzaron el 8 de octubre de 2023. Ese inicio siguió al día posterior a la incursión del grupo terrorista Hamás, también respaldado por Irán, en el sur de Israel. La invasión desató la guerra en Gaza, según el relato del ejército.
El acuerdo obligó tanto a Israel como a Hezbolá a abandonar el sur del Líbano y dejó el área en manos de las fuerzas armadas libanesas. Israel retiró sus tropas de todos los puestos estratégicos a lo largo de la frontera, con la excepción de cinco posiciones.

Ante el temor de un colapso del alto el fuego, la cita de París busca condiciones más sólidas. Sus promotores quieren identificar, apoyar y verificar el desarme y disuadir a Israel de otra escalada. Cuatro diplomáticos y funcionarios europeos y libaneses lo dijeron a Reuters.
En Líbano están previstas elecciones legislativas en 2026. Diplomáticos y funcionarios temen que la parálisis política y el faccionalismo profundicen la inestabilidad. Ese escenario haría que el presidente Joseph Aoun muestre menos disposición a presionar por el desarme, según esas mismas fuentes en el tramo previo a los comicios.
Un alto funcionario, que habló bajo condición de anonimato, advirtió: “La situación es extremadamente precaria, llena de contradicciones y no hará falta mucho para encender el polvorín”. La frase resumió el riesgo de un nuevo estallido y el margen estrecho para la contención en el frente libanés-israelí.
El mismo funcionario sostuvo que Aoun evita exponer el proceso. “Aoun no quiere hacer demasiado público el proceso de desarme porque teme que provoque tensiones con la comunidad chií del sur del país”. Esa cautela, señaló, condiciona el ritmo y la visibilidad de cualquier paso formal.
Según diplomáticos y funcionarios, el ejército libanés carece de capacidad para desarmar a Hezbolá. La propuesta pasa por reforzar el mecanismo del alto el fuego. Para ello se prevé incorporar expertos franceses, estadounidenses y quizá de otros países, junto con fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU.
Las partes esperan convocar una conferencia a comienzos del próximo año para reforzar al ejército libanés. También prevén una cita separada orientada a la reconstrucción, con énfasis en el sur. Esos encuentros se plantean como apoyo material y político para sostener el marco posterior al alto el fuego.
Desde el alto el fuego, las FDI aseguran que mataron a más de 380 operativos de Hezbolá y de grupos terroristas aliados en ataques. También dijeron que atacaron cientos de sitios de Hezbolá y que ejecutaron más de 1.200 redadas y otras operaciones menores en el sur del Líbano.
Golpeado por la guerra y bajo ataques regulares israelíes, Hezbolá afronta presión interna e internacional para entregar sus armas. El ejército libanés elaboró un plan de desarme. En ese contexto, los ministros de Asuntos Exteriores de Líbano e Irán tienen previsto reunirse pronto para tratar el asunto.
