Delegaciones civiles de Israel y Líbano se reunieron en Naqoura para sostener el alto el fuego con Hezbolá, con respaldo de Estados Unidos.
Reunión del comité Pentalateral y contexto de enemistad histórica
Israel y Líbano celebraron en Naqoura, en el sur del país, un encuentro directo entre delegaciones para sostener el alto el fuego frente a Hezbolá. La cita respondió a la decimoquinta sesión del comité Pentalateral, creado para resguardar la tregua, y se desarrolló con la enemistad bilateral vigente desde 1948. El objetivo consistió en evitar un nuevo estallido de la guerra con el grupo apoyado por Irán y en mantener una línea de comunicación institucional.
Por Israel asistió Joseph (Yossi) Draznin, del Consejo de Seguridad Nacional, en sustitución de Eli Resnick, adjunto que participó en el primer diálogo directo del 3 de diciembre. Líbano envió su propia representación civil. La sesión constituyó la segunda reunión directa en décadas entre funcionarios civiles de ambos países, después de otra a inicios de mes, un hito infrecuente dentro del marco del comité destinado a preservar la calma en la frontera.
El encuentro tuvo lugar en el cuartel general de las fuerzas de paz de la ONU, en una ciudad costera fronteriza. Además de los enviados principales, participaron varios representantes civiles de los dos países. El formato, diseñado para combinar contactos institucionales con coordinación práctica, buscó crear mecanismos de trabajo sobre el terreno y aportar continuidad a un canal que había permanecido casi inexistente durante años.

Ambas delegaciones acudieron con la premisa de sostener la tregua y de reducir el riesgo de incidentes. El comité Pentalateral, al cumplir quince sesiones, funcionó como espacio de interlocución en medio de un estado formal de enemistad. La reunión en Naqoura se inscribió en una secuencia que reabrió un trato directo entre civiles, limitada, pero significativa, y que apuntó a dar respaldo político a la calma en la línea fronteriza.
Claves rápidas del encuentro y la agenda inmediata
- Decimoquinta sesión del comité Pentalateral en Naqoura.
- Segunda reunión directa en décadas entre funcionarios civiles.
- Yossi Draznin representó a Israel y sustituyó a Eli Resnick.
- Enfoque en iniciativas económicas y seguridad contra Hezbolá.
- Próxima reunión fijada para el 7 de enero, según la presidencia.
Marco económico y seguridad: desarme de Hezbolá en la frontera norte
Según la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu, las delegaciones revisaron opciones para avanzar en iniciativas económicas que demostraran interés mutuo en eliminar la amenaza de Hezbolá y en garantizar seguridad sostenible a ambos lados de la frontera. Ese enfoque buscó sostener beneficios compartidos en un entorno inestable y aportar incentivos concretos a la calma. El énfasis económico se presentó como complemento de medidas de control sobre el terreno.
La misma oficina definió el encuentro como continuación de un diálogo de seguridad destinado a asegurar el desarme de Hezbolá por parte de las Fuerzas Armadas Libanesas. Así, el marco económico quedó vinculado a objetivos de seguridad y a mecanismos de control de armas en el sur del país. La propuesta combinó incentivos de desarrollo con una agenda de reducción del riesgo y de limitación de capacidades militares.

Aunque la agenda pública mencionó cooperación económica, Barak Ravid, de Axios, atribuyó a una fuente al tanto la existencia de un propósito no oficial: impedir que la guerra se reanude. Esa lectura situó la reunión como un esfuerzo preventivo frente a un posible deterioro de la calma, más que como un simple intercambio sectorial. El componente político, por tanto, dominó la interpretación de los contactos.
La embajada de Estados Unidos en Beirut emitió una nota en la misma dirección. Afirmó que la conversación abordó asuntos civiles con la intención de ayudar a evitar un nuevo conflicto y reforzó la idea de un trabajo paralelo a la vía militar. El comunicado presentó la dimensión civil como herramienta para reducir tensiones y para crear condiciones de estabilidad con apoyo internacional.
Retorno de residentes, reconstrucción y coordinación civil y militar
Según la embajada, los participantes civiles se centraron en establecer condiciones para que los residentes regresen a sus hogares con seguridad, en promover la reconstrucción y en abordar prioridades económicas. El énfasis incluyó retorno de población, obras y necesidades financieras en zonas afectadas por la violencia. El componente social apareció como base para consolidar la calma y para facilitar una vida cotidiana viable en las localidades fronterizas.
El mismo comunicado afirmó que los delegados militares presentaron actualizaciones operativas y mantuvieron el foco en profundizar la cooperación de fuerza a fuerza, con el fin de aumentar la coordinación. La estructura del foro combinó así componentes civiles y militares bajo un objetivo de contención. La noción de coordinación formal entre aparatos de seguridad ocupó un lugar central dentro de la arquitectura del diálogo.

De acuerdo con la embajada, israelíes y libaneses coincidieron en que el avance político y económico debía sostenerse en el tiempo para consolidar mejoras de seguridad y asegurar estabilidad y prosperidad a largo plazo. La idea central ligó resultados duraderos con medidas concretas sobre el terreno y con un acompañamiento continuado de los actores institucionales responsables de la implementación.
Una fuente consultada por Reuters indicó, sin embargo, la existencia de desacuerdos sobre la restricción del armamento al sur del río Litani y sobre el despliegue del ejército libanés frente a Hezbolá. Esos puntos sensibles reaparecieron en la aplicación de la tregua y condicionaron la posibilidad de consolidar un esquema estable de seguridad en el sur del Líbano.
Disputas sobre Litani y despliegue del ejército libanés al sur del río
En esa línea, el comité subrayó que un ejército libanés fortalecido resultaba clave para mantener la estabilidad. Los participantes lo presentaron como garante de seguridad al sur del Litani, aunque durante años Hezbolá lo superó en armamento, circunstancia que condicionó el equilibrio interno. La conversación reconoció la necesidad de reforzar capacidades estatales para ejercer control efectivo en zonas donde el grupo concentró presencia e influencia.
La presidencia libanesa señaló que el presidente Joseph Aoun reiteró como prioridad el retorno de los residentes de aldeas fronterizas a sus casas. En el mismo comunicado, anunció que el comité volverá a reunirse el 7 de enero con el objetivo de dar continuidad al proceso. El calendario buscó fijar un horizonte de trabajo y asegurar un seguimiento institucional a corto plazo.

El jueves previo, representantes de Francia, Arabia Saudí y Estados Unidos se reunieron en París con el jefe del ejército libanés. El diálogo buscó cerrar una hoja de ruta hacia un mecanismo de desarme de Hezbolá, en vísperas del plazo de fin de año fijado para el gobierno central. Esa vía internacional introdujo presión adicional y ofreció respaldo externo a la agenda de seguridad en el sur.
En paralelo a esos contactos, Israel aumentó en semanas recientes sus acciones militares en Líbano. Distintos reportes mencionaron una posible ofensiva de gran escala contra Hezbolá, pese a la vigencia de una tregua con inicio en noviembre de 2024 que pretendió evitar escaladas. Esa tensión añadió incertidumbre a la implementación de acuerdos y a la viabilidad de medidas civiles.
Tregua de 2024, operaciones israelíes y retorno de desplazados al norte
El alto el fuego estipuló la retirada de Hezbolá del sur del Líbano y concedió a Israel un plazo de sesenta días para salir. Después, las Fuerzas de Defensa de Israel abandonaron todos los puestos salvo cinco en la frontera y justificaron su permanencia por el desmantelamiento incompleto de infraestructura del grupo. La aplicación de esa cláusula generó fricciones y dejó focos de presencia militar en puntos considerados estratégicos.
Además de cientos de bombardeos durante la tregua, el ejército afirmó que sus fuerzas terrestres realizaron más de mil doscientas incursiones y otras operaciones menores en el sur libanés. Indicó que concentró la actividad en áreas cercanas a cinco puestos calificados como estratégicos, con el fin de impedir la recuperación de capacidades por parte de Hezbolá y de limitar su libertad de maniobra en el entorno inmediato.

Israel ingresó en Líbano en septiembre de 2024 con el objetivo de facilitar el regreso de unos sesenta mil desplazados por ataques casi diarios de Hezbolá en el norte israelí desde el 8 de octubre de 2023. Ese inicio siguió al ataque de Hamás contra el sur de Israel, que desató la guerra en Gaza. El componente humanitario de retorno se convirtió en argumento central de la intervención a lo largo de la frontera.
El conjunto de decisiones trató de contener una reanudación de la guerra y de crear incentivos económicos y de seguridad. Las posiciones divergentes sobre el Litani y el papel del ejército libanés mostraron los límites de consenso disponibles. La continuidad del comité, con nueva sesión el 7 de enero, quedó planteada como vía para sostener la calma y para convertir avances puntuales en mejoras duraderas sobre el terreno.
