La Fuerza Aérea sumó un segundo B-21 a las pruebas en Edwards y acelera la integración de misión, armamento e infraestructura para su despliegue inicial.
Un segundo B-21 en Edwards amplía la campaña de ensayos y sostenimiento
El 11 de septiembre de 2025, un segundo B-21 Raider se incorporó a los ensayos en la base aérea de Edwards, California. El Departamento de la Fuerza Aérea indicó que esta ampliación permite pasar de comprobaciones iniciales de rendimiento a evaluar sistemas de misión e integrar armamento. El anuncio se ligó a la preparación de infraestructuras en las bases asignadas al bombardero, con proyectos previstos para el ejercicio fiscal 2026.
El segundo aparato despegó desde Palmdale y voló hasta Edwards para unirse a la campaña de pruebas. La Fuerza Aérea describió el traslado como un multiplicador de capacidad, ya que el programa dependía de una sola aeronave en el entorno de ensayos. Con dos aviones, el equipo puede distribuir tareas, aumentar oportunidades de vuelo y comparar resultados con más rapidez dentro de la misma ventana de pruebas. Así mejora la cadencia de verificación.
La disponibilidad de más de un avión de prueba también abre espacio para adiestramiento vinculado al sostenimiento. La Fuerza Aérea señaló que personal de mantenimiento puede atender operaciones simultáneas, coordinar turnos y validar herramientas, documentación técnica y procedimientos logísticos. Estas comprobaciones buscan anticipar el apoyo que requerirán los futuros escuadrones operativos, con procesos repetibles para el suministro, la seguridad y la preparación diaria del sistema de armas en las bases designadas.

A lo largo de 2024 y 2025, responsables del programa describieron una transición hacia un ritmo de ensayos más regular. En septiembre de 2024, la industria afirmó que el calendario permitió hasta dos vuelos de prueba por semana y que el diseño apunta a un avión apto para volar a diario, con énfasis en mantenimiento y disponibilidad. Ese método combina pruebas de vuelo con campañas en tierra, como ensayos estáticos y de fatiga.
Hitos y cifras que marcan la transición del programa hacia la operación
- 11 de septiembre de 2025: segundo B-21 se suma a los ensayos en Edwards.
- 10 de noviembre de 2023: primer vuelo de prueba tras la presentación de diciembre de 2022.
- Hasta dos vuelos de prueba por semana, según la actualización pública de septiembre de 2024.
- Plan de adquisición de al menos 100 B-21 y producción inicial a baja cadencia.
- Proyectos de infraestructura del ejercicio fiscal 2026 para preparar bases y espacios de misión.
El B-21 como bombardero de penetración y pilar de modernización nuclear
El B-21 Raider es el nuevo bombardero de penetración con baja detectabilidad de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. El diseño prevé misiones de ataque de largo alcance y capacidad para emplear armamento convencional y nuclear, lo que lo vincula al componente aéreo de la tríada nuclear. La Fuerza Aérea ha presentado el programa como un elemento central de su modernización nuclear y de su capacidad de disuasión en el marco estratégico.
En su planificación, el servicio prevé que el B-21 sustituya de forma gradual a los B-1B Lancer y B-2A Spirit. Al mismo tiempo, la Fuerza Aérea planea mantener en servicio los modelos actuales durante el periodo de transición para sostener la presencia global. Este enfoque busca evitar vacíos de capacidad mientras el nuevo sistema de armas completa ensayos, integra armamento y avanza hacia la puesta en servicio en sus bases principales.
El calendario público del programa incluyó la presentación del avión en diciembre de 2022 y el primer vuelo de prueba el 10 de noviembre de 2023 en California. Ese vuelo confirmó el paso desde pruebas en tierra hacia la validación en el aire, una fase que suele anteceder a la ampliación de la envolvente de vuelo. Después llegan la verificación de sistemas y la evaluación de funciones de misión posteriormente.

En paralelo, el Departamento de la Fuerza Aérea encuadró el B-21 en un paquete más amplio de modernización con decisiones presupuestarias y de adquisición. En una reunión informativa sobre el presupuesto presidencial del ejercicio fiscal 2025, celebrada en marzo de 2024, responsables del servicio afirmaron que el avión ejecutaba su campaña de ensayos en vuelo y que el programa recibió aprobación para producción inicial a baja cadencia para lotes tempranos de pruebas.
Bases, obras y coordinación institucional para recibir al B-21 Raider
Las decisiones de basificación también marcaron el avance del programa. En septiembre de 2024, la Fuerza Aérea confirmó que Whiteman, Misuri, y Dyess, Texas, se sumarían a Ellsworth, Dakota del Sur, como ubicaciones principales del B-21, en ese orden. En el mismo anuncio, la estructura de Ataque Global indicó la previsión de adquirir al menos 100 aviones y citó entregas “a mediados de la década de 2020” para iniciar el despliegue.
En paralelo, la planificación de infraestructura incorporó instalaciones con requisitos de protección ambiental y espacios de misión con seguridad reforzada. La documentación de construcción militar del ejercicio fiscal 2026 incluye un proyecto en Ellsworth valorado en $88 millones para refugios de protección ambiental vinculados a operaciones del B-21. También registra un proyecto en Dyess valorado en $78 millones para una instalación de planificación de misión orientada al nuevo sistema de armas.

El mismo documento detalla que el despliegue en Dyess se apoya en una reordenación de la zona de operaciones y contempla un conjunto más amplio de obras nuevas, refugios ambientales y renovaciones. El objetivo es sostener necesidades de misión, comunicaciones y seguridad del sistema, con áreas adaptadas al nuevo bombardero. Esta preparación busca que las primeras unidades operativas reciban el B-21 en su base de destino, según la planificación oficial.
A la obra física se suma la dimensión logística e institucional. La Fuerza Aérea asignó al Centro de Apoyo a Instalaciones y Misiones (AFIMSC) un papel en la implantación plurianual, en coordinación con el Centro de Ingenieros Civiles (AFCEC) y otros actores. En Dyess, el 12 de diciembre de 2025 se celebró una jornada con empresas para exponer requisitos y calendarios, con una previsión de 24 proyectos y una inversión de $1.600 millones.
Despliegues y operaciones recientes en la flota actual de bombarderos
El avance del B-21 transcurre mientras la Fuerza Aérea mantiene el empleo de su flota de bombarderos existente. En 2024, la estructura de Ataque Global describió una demanda sostenida de presencia y adiestramiento mediante despliegues de la fuerza de tarea de bombarderos. Según el testimonio remitido al Senado por su comandante, ese año se registraron 33 eventos en 13 países y 267 días de actividad. El patrón apoya la disuasión y la proyección de fuerza.
En 2025, el despliegue europeo “Bomber Task Force 25-3” concluyó el 27 de mayo con la salida de B-52H desde la base aérea de Morón, España, y el retorno a Minot, Dakota del Norte. El componente aéreo estadounidense en Europa explicó que la operación se ejecutó desde ubicaciones adelantadas y con un esquema de “empleo ágil de combate” para operar desde puntos dispersos, dentro de un calendario de integración y adiestramiento con socios.

Además del adiestramiento, la flota participó en operaciones reales. El 22 de junio de 2025, Estados Unidos ejecutó la operación “Martillo de Medianoche” contra instalaciones nucleares iraníes. Según el Ejército estadounidense y la cobertura de Reuters, siete B-2 furtivos despegaron desde Misuri y volaron unas 18 horas con reabastecimientos en vuelo, mientras otro grupo asumió funciones de señuelo. Reuters citó el empleo de 14 bombas perforantes lanzadas desde B-2 también.
La información presupuestaria y de modernización ha citado esa misión como ejemplo del uso intensivo de una parte significativa de la flota B-2. En ese contexto, el Departamento de la Fuerza Aérea busca consolidar el reemplazo gradual mediante el B-21 y su despliegue en bases. La coexistencia de operaciones, rotaciones y obras de infraestructura refuerza la prioridad de mantener disponibilidad en el presente y preparar la transición hacia el nuevo sistema.
