El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, el teniente general Eyal Zamir, alertó el domingo de que el ejército golpeará a los adversarios de Israel “donde sea necesario, tanto en frentes cercanos como lejanos”. Sus palabras dejaron entrever la opción de nuevos ataques contra Irán.
“En el centro de la guerra más larga y compleja de la historia de Israel se encuentra la campaña contra Irán”, dijo, en alusión al conflicto multifuente que comenzó el 7 de octubre de 2023 tras el ataque de Hamás al sur de Israel y que implicó a Hezbolá, hutíes, milicias iraquíes y la República Islámica.
“Irán es quien financió y armó el cerco de estrangulamiento alrededor de Israel y estuvo detrás de los planes para su destrucción”, afirmó durante una ceremonia de relevo al frente de la Dirección de Planificación de las Fuerzas de Defensa de Israel, en la que se formalizó el cambio de mando.
Las declaraciones de Zamir llegaron un día después de que NBC News publicara que el primer ministro Benjamin Netanyahu presentará al presidente estadounidense Donald Trump, en su próxima visita a Washington, planes relativos a un nuevo posible ataque contra Irán.

El informe, basado en varios funcionarios anónimos con conocimiento del asunto, señaló una inquietud creciente en Israel: Teherán reconstruye y también amplía su producción de misiles balísticos tras la guerra de 12 días que enfrentó a ambos países en junio.
Israel ha descrito en público el programa nuclear iraní como amenaza existencial, pero las fuentes citadas por NBC News sostuvieron que Jerusalén considera más urgente el frente de los misiles balísticos. “El programa de armas nucleares es muy preocupante. Hay un intento de reconstituirlo. [Pero] no es tan inmediato”, declaró una fuente.
“La amenaza de los misiles es muy real, y la última vez no pudimos evitarlos todos”, aseguró otra fuente citada en el reporte, al subrayar las dificultades israelíes para frenar la totalidad de los proyectiles durante los episodios más recientes de intercambio de fuego.
Una fuente al tanto del asunto, junto con antiguos funcionarios estadounidenses, indicó a NBC que en Jerusalén estiman que la reanudación de la producción de misiles balísticos por parte de Irán puede escalar hasta 3000 unidades al año si nadie la contiene.

En una señal que reforzó esas preocupaciones israelíes, el ministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, afirmó el domingo que la República Islámica ya reparó instalaciones estratégicas dañadas por el ataque israelí de junio. Ante Russia Today, sostuvo que su país estaba “totalmente preparado” para una nueva ronda.
“De hecho, hemos reconstruido todo lo que fue dañado en la agresión anterior. Si quieren repetir la misma experiencia fallida, no obtendrán un mejor resultado”, declaró a RT, según difundió la agencia iraní ISNA, al referirse a un eventual retorno a los choques militares.
Araghchi añadió: “La realidad es que nuestras instalaciones han sufrido daños, y muy graves. Pero hay otra realidad, y es que nuestra tecnología permanece intacta, y la tecnología no se puede bombardear. Nuestra determinación y voluntad también seguirán existiendo. Tenemos un derecho totalmente legítimo al uso pacífico de la tecnología nuclear, incluido el enriquecimiento, y queremos ejercer ese derecho”.
El diplomático sostuvo que Irán acepta “un acuerdo justo y equilibrado” en torno a su programa nuclear y lo supeditó al diálogo. “mediante la negociación, pero no estamos dispuestos a aceptar imposiciones”, expresó, al marcar el límite que, según él, su país no cruzará.
“Estamos preparados para ofrecer plenas garantías de que nuestro programa es pacífico y seguirá siéndolo para siempre. Esto es exactamente lo que hicimos en 2015”, afirmó, y presentó esa referencia como antecedente de los compromisos que Teherán dice estar dispuesto a asumir.

Irán, que con frecuencia amenaza con la destrucción de Israel, niega de forma constante la intención de obtener armas nucleares. Aun así, enriqueció uranio a niveles sin uso civil, obstaculizó el acceso de inspectores internacionales a sus instalaciones y amplió su capacidad de misiles balísticos.
Al inicio de la guerra, Israel sostuvo que Irán adoptó medidas recientes orientadas a fabricar armas. Ese señalamiento se incorporó a la lectura israelí de la guerra regional y a su narrativa sobre el papel de Teherán en la escalada y el apoyo a actores armados en la zona.
Israel abrió su guerra contra Irán en junio y dirigió sus ataques a los programas nucleares y de misiles balísticos de la República Islámica. El gobierno israelí alegó una amenaza existencial inminente para el Estado judío como fundamento de la ofensiva.
Durante 12 días, oleadas sucesivas de bombardeos aéreos causaron la muerte de científicos nucleares iraníes, destruyeron gran parte de la capacidad de suministro y producción del programa de misiles y dañaron instalaciones de enriquecimiento de uranio, con intervención de Estados Unidos en los últimos días.

En esa fase final, Washington atacó instalaciones nucleares subterráneas que, según el reporte, solo podían perforar las bombas antibúnker de gran potencia. El objetivo declarado consistió en inutilizar complejos situados bajo tierra, fuera del alcance de municiones convencionales.
Irán afirmó que los ataques israelíes provocaron más de 1000 muertos durante la guerra. En represalia, lanzó más de 500 misiles balísticos y alrededor de 1100 drones contra Israel, con 32 muertos y más de 3000 heridos, según funcionarios sanitarios y hospitales.
En el balance general, Israel registró 36 impactos de misiles y un ataque con drones en áreas pobladas. Los daños alcanzaron 2305 viviendas en 240 edificios, además de dos universidades y un hospital, y más de 13 000 israelíes quedaron desplazados.
