El F-22 integra baja observabilidad, supercrucero y aviónica fusionada. Sus pruebas validaron firmas, pero el recubrimiento furtivo eleva costes, mantenimiento y limita disponibilidad.
Baja observabilidad y misión del F-22 dentro de su diseño de combate
La Fuerza Aérea de Estados Unidos presenta al F-22 Raptor como un caza de superioridad aérea que incorpora tecnologías de baja observabilidad para reducir su detección por defensas antiaéreas. Ese rasgo busca aumentar su supervivencia ante amenazas aire-aire y superficie-aire. La misma descripción oficial lo sitúa junto al vuelo supersónico sostenido sin poscombustión, la maniobrabilidad y una aviónica integrada, todos elementos ligados a la misión de proyectar dominio aéreo a gran distancia y con rapidez.
La documentación de ensayos del Pentágono trató la baja observabilidad como atributo medible y verificable durante el desarrollo. El informe anual de la DOT&E del ejercicio 2002 detalla mediciones de firmas radar e infrarroja, además de evaluaciones de estabilidad con el paso del tiempo y ensayos logísticos. Según ese documento, las firmas radar medidas resultaron consistentes entre aeronaves de prueba y, en general, cumplieron las especificaciones del sistema durante varias series de pruebas.
La arquitectura del F-22 contempla configuraciones que la Fuerza Aérea asocia a su baja firma, como el transporte interno de armamento. En función aire-tierra, el servicio indica capacidad para dos bombas guiadas GBU-32 de 1.000 libras, además de misiles aire-aire. En función aire-aire, cita misiles AIM-120 y AIM-9. La DOT&E destacó la “baja observabilidad radar” y una suite de aviónica integrada con guerra electrónica avanzada en su concepto de operaciones.

La Fuerza Aérea afirma que el conjunto de sensores del F-22 permite al piloto rastrear, identificar y enfrentar amenazas aire-aire antes de que estas detecten el avión. El servicio atribuye a los avances en baja observabilidad una mejora de la supervivencia frente a amenazas y misiles tierra-aire. Northrop Grumman describe el AN/APG-77 como radar AESA que aporta agilidad del haz y apoya el diseño furtivo; según la empresa, alcanzó capacidad operativa inicial en enero de 2006.
Datos clave sobre desarrollo, flota y sostenimiento del F-22
- La planificación inicial contempló 648 aeronaves, pero la compra se redujo a 187; a septiembre de 2023, la Fuerza Aérea contaba con 185 F-22.
- La DOT&E del ejercicio 2002 midió firmas radar e infrarroja y completó bloques de pruebas de mantenimiento de baja observabilidad de 50 horas.
- La GAO recoge que el recubrimiento furtivo exige aplicación y curado diligentes y eleva los tiempos de indisponibilidad frente a cazas anteriores.
- En Tyndall, 150 aviadores o más atienden el recubrimiento; la formación dura 12 a 18 meses y una restauración media requiere unas 72 horas por avión.
- Según la GAO, los costes de mantenimiento del F-22 superaron $1.600 millones en el ejercicio fiscal 2020.
Del Advanced Tactical Fighter al F-22A: hitos de desarrollo y producción
El Departamento de Defensa inició el programa en la década de 1980 dentro del esfuerzo Advanced Tactical Fighter y lo llevó a la fase de demostración y validación en 1986. Los prototipos YF-22 y YF-23 completaron sus primeros vuelos a finales de 1990. Tras la selección del YF-22, en 1991 comenzó el desarrollo e industrialización con contratos para Lockheed y Boeing en la célula y Pratt & Whitney en los motores.

La Fuerza Aérea aprobó la producción inicial de baja cadencia en 2001, completó la evaluación operativa inicial en 2004 y autorizó la producción a plena cadencia en 2005. Ese mismo año cambió la designación de F/A-22 a F-22A. En pruebas de comienzos de la década de 2000, la DOT&E informó de que la campaña de aviónica comenzó en enero de 2001 y de que el radar APG-77 cumplió su parámetro de alcance de detección.
La GAO describe al F-22 como caza de superioridad aérea de quinta generación, optimizado para combate aire-aire y dotado de baja observabilidad y elevada maniobrabilidad. El programa partió de una planificación de 648 aeronaves, pero el Departamento de Defensa redujo la cantidad adquirida a 187 por retrasos, aumentos de coste y cambios en amenazas, misiones y requisitos. El organismo añade que, a septiembre de 2023, la Fuerza Aérea tenía 185 F-22 en su flota.
En 2014, la Fuerza Aérea informó de que el F-22 realizó su debut en combate con un ataque contra objetivos terrestres en la campaña de la coalición contra el Estado Islámico. El comunicado señaló que los planificadores eligieron los medios según el entorno de amenaza. El 29 de septiembre de 2014, el general Jeffrey L. Harrigian citó la capacidad furtiva y la velocidad, y resaltó la fusión de sensores como base de la conciencia situacional.
Mantenimiento furtivo, disponibilidad y modernizaciones de la flota actual
Un informe de la GAO de 2018 atribuye una parte central de los problemas de disponibilidad del F-22 a las demandas de mantenimiento de su recubrimiento de baja observabilidad. El organismo señala que no se trata de una única capa, sino de una serie de recubrimientos que requieren aplicación y curado diligentes y que mantienen a los aviones fuera de servicio durante periodos prolongados. También exige inspecciones regulares, además de reparaciones cuando aparecen degradaciones o daños.

La GAO añade que, cuando el mantenimiento obliga a acceder a componentes cubiertos por ese recubrimiento, el personal debe retirarlo y restaurarlo después, lo que eleva la indisponibilidad frente a cazas de generaciones anteriores. En 2018, el organismo indicó que el recubrimiento se acercaba al final de su vida útil, estimada entre ocho y diez años, y que factores ambientales pueden acortarla. En 2024 reiteró las dificultades de la Fuerza Aérea para atender estas demandas.
El informe de 2024 sostiene que este factor contribuyó a que la Fuerza Aérea no alcanzara sus objetivos de capacidad de misión o disponibilidad del F-22 en ningún ejercicio fiscal entre 2011 y 2021. El mismo documento recoge que los costes de mantenimiento superaron $1.600 millones en el ejercicio fiscal 2020. La GAO de 2018 citó paneles extraíbles y un recubrimiento duradero para limitar el impacto sobre la disponibilidad operativa.
Un artículo de Tyndall de 2017 describe un taller de baja observabilidad que restaura y preserva el recubrimiento del F-22. Ese texto menciona 150 aviadores, una formación de 12 a 18 meses y media de 72 horas por restauración. La GAO señala que opera Block 20 para entrenamiento y Block 30/35 modernizados desde 2011; a septiembre de 2023 cifra 32 Block 20 y 150 Block 30/35, con mejoras de radar, armas y comunicaciones hasta 2030.
