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Portada » Franja de Gaza » El informe de la ONU sobre la “crisis” de malnutrición en Gaza no refleja la realidad

El informe de la ONU sobre la “crisis” de malnutrición en Gaza no refleja la realidad

24 de diciembre de 2025
El informe de la ONU sobre la “crisis” de malnutrición en Gaza no refleja la realidad

El IPC de la ONU publicó un informe sobre Gaza que repite alertas alarmistas apoyadas en datos cuestionados y no representativos de la situación alimentaria.

Informe del IPC reitera alarma en Gaza y sostiene hambruna de agosto

El organismo de la ONU encargado de vigilar hambrunas publicó el viernes su último informe sobre Gaza y advirtió una inseguridad alimentaria extrema en el enclave. Sostuvo la conclusión de agosto, según la cual Gaza atravesó una hambruna, aunque los datos objetivos no alcanzaron los umbrales técnicos exigidos y tampoco aparecieron cifras de mortalidad cercanas a esos niveles. Diversos especialistas afirmaron que el nuevo análisis reincide en errores previos y usa información inadecuada.

El IPC, sigla de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria dentro de la FAO, actúa como referencia global para medir desnutrición y hambruna. Sus informes sobre Gaza fueron citados por la Corte Internacional de Justicia en la demanda de Sudáfrica contra Israel y por la ONU y grupos de derechos humanos. En ocasiones anticipó hambrunas que no ocurrieron y reconoció fallos en junio de 2024. Ante críticas recientes, no respondió solicitudes.

Para declarar una hambruna, el IPC se apoya en tres pilares: el consumo alimentario de los hogares medido con encuestas telefónicas; la desnutrición evaluada con mediciones físicas en estudios específicos; y la mortalidad, calculada con una tasa bruta de dos muertes diarias por cada 10.000 personas, con exclusión de lesiones traumáticas. En el informe del 16 de octubre al 30 de noviembre, situó a Gaza en Fase 4 de Emergencia, la segunda más grave de cinco.

El documento usó cifras de desnutrición elaboradas por Global Nutrition Cluster, que reúne cribados físicos realizados en Gaza, pero citó solo resultados no ponderados y descartó los ponderados que ofrece la propia red. Tampoco incorporó los agregados de numerosos estudios que aparecen en informes bimensuales. Esos datos ponderados mostraron niveles elevados sin superar umbrales técnicos de hambruna y una reducción sostenida desde agosto, de 11,8% a 5,4% a principios de diciembre.

Claves metodológicas y datos resaltados del informe del IPC

  • Las evaluaciones nutricionales en hospitales, clínicas y centros de salud contradicen directrices del IPC por sesgo de autoselección.
  • Para Deir al-Balah, un estudio citó 1% de desnutrición y otro 19%, una divergencia difícil de conciliar.
  • Varios estudios registraron tasas más altas en octubre y noviembre que en julio, durante el punto crítico de la crisis.
  • Entre 600 y 800 camiones diarios ingresaron desde finales de octubre, con 70% de carga alimentaria, según COGAT y el CMCC.

Afluencia de alimentos y prioridades humanitarias cuestionan la Fase 4

Yafin destacó un incremento masivo de la ayuda humanitaria y de las importaciones comerciales de alimentos desde el alto el fuego del 10 de octubre. COGAT y el Centro de Coordinación Civil-Militar de Estados Unidos informaron entre 600 y 800 camiones diarios a Gaza desde finales de octubre, con una carga alimentaria de 70%, equivalente a unas 500.000 toneladas métricas en el período considerado. El propio IPC estimó 62.000 toneladas mensuales como requerimiento calórico mínimo.

Esa necesidad equivale a 62.000 toneladas de alimentos al mes para cubrir requerimientos calóricos mínimos, una cifra que el volumen ingresado durante los dos meses y medio posteriores al alto el fuego superó de forma amplia. Al contrastar esa magnitud con la clasificación oficial, Yafin afirmó: “No está claro por qué el IPC está declarando a Gaza en emergencia de Fase 4 del IPC”, en referencia a ese balance de entradas de alimentos.

Añadió que, en noviembre, las agencias de la ONU y organizaciones humanitarias concentraron su atención en problemas de saneamiento, en los desafíos del invierno y en otras preocupaciones estructurales, más que en la seguridad alimentaria. Esa orientación coincidió con el aumento de la entrada de alimentos y con la evaluación de que la diversidad dietética seguía siendo deficiente, un aspecto que afecta a grupos vulnerables sin capacidad para costear dietas equilibradas y nutritivas.

Yafin sostuvo que Israel podría mitigar ese problema si limita la proporción de importaciones de productos ultraprocesados y con alto contenido de azúcar, con prioridad para alimentos de mayor valor nutricional. También subrayó las preocupaciones sobre condiciones sanitarias que elevan riesgos de enfermedades como la diarrea, y la necesidad de facilitar medios para protegerse del invierno, ya que el frío y la humedad agravan la propagación de enfermedades y empeoran la desnutrición, pidió continuidad de esfuerzos.

Sesgos de muestreo y divergencias locales debilitan los datos del IPC

Marc Zlochin, analista de datos independiente, identificó dos problemas recurrentes en la forma en que el IPC procesa y presenta su información. Señaló que las evaluaciones nutricionales continúan en hospitales, clínicas y centros de salud, en contra de las directrices del IPC, que prohíben usar esos entornos por el sesgo de autoselección que concentran a personas con mayor probabilidad de desnutrición y, por lo tanto, elevan las tasas observadas en los cribados realizados sobre el terreno.

Arnon Yafin, analista de datos y miembro del Foro Humanitario de Gaza en Israel, puso en duda la fiabilidad de los datos incluidos. Para la zona de Deir al-Balah, un estudio citado registró 1% de desnutrición y otro arrojó 19%, una divergencia extrema difícil de reconciliar. Sostuvo que el ruido estadístico no explica discrepancias de ese tipo y concluyó que los datos resultan poco fiables para sustentar una evaluación general.

Algunos de los estudios utilizados por el IPC registraron tasas de desnutrición más altas en octubre y noviembre que las observadas en julio, cuando la crisis humanitaria alcanzó su punto máximo. Yafin afirmó que ese patrón contradice la evolución esperable y refuerza la conclusión de que las mediciones disponibles no garantizan una base representativa para el conjunto de la población, con riesgos de error al extrapolar resultados locales o tomas en entornos sanitarios.

El IPC afirmó no disponer de cifras habituales de Tasa Bruta de Mortalidad por dificultades de acceso y recurrió a datos del ministerio de salud de Gaza, controlado por Hamás, sobre muertes no traumáticas, presentadas por primera vez en este informe. Esas series indicaron 229 muertes mensuales en promedio entre enero y junio de 2025, 482 en julio y 576 en agosto, 391 en septiembre y 438 en octubre.

Contradicciones de mortalidad cuestionan la determinación de hambruna

Datos del Banco Mundial sitúan la tasa bruta de mortalidad en Judea y Samaria y Gaza entre 2020 y 2022 en 0,1 muertes diarias por cada 10.000 habitantes, equivalente a unas 20 muertes diarias por causas no militares. Esa referencia implicaría más de 600 muertes mensuales por causas no traumáticas en un período sin hambruna, una cifra superior a la citada por el IPC durante julio y agosto en su diagnóstico más severo.

Si la determinación del IPC sobre una hambruna entre el 1 de julio y el 15 de agosto fuera correcta, deberían haberse registrado al menos 4.728 muertes en ese lapso según sus propios criterios técnicos. Sin embargo, los datos citados por el organismo indican alrededor de 770 muertes por causas no traumáticas en ese período, una diferencia sustancial respecto del umbral exigido para sostener una clasificación de hambruna conforme a su metodología.

Zlochin añadió que los datos del IPC sobre mortalidad no traumática en menores de cinco años muestran una reducción entre enero y los meses de la supuesta hambruna, con cifras de 2025 por debajo del nivel previo a la guerra. Planteó que esa baja podría explicarse por la clasificación de muertes naturales como causadas por acciones militares israelíes, aunque subrayó la imposibilidad de confirmarlo sin acceso total a los registros.

El IPC reconoció que la información del ministerio de salud de Gaza era limitada y pasaba por alto una parte sustancial de la mortalidad no traumática, aunque sostuvo que su análisis se centra en tendencias más que en valores absolutos. En un documento adicional destinado a responder críticas sobre su determinación de agosto, afirmó que sus informes buscan provocar acciones y deberían considerarse efectivos si esas acciones evitan el desastre proyectado.

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