La exrehén Romi Gonen relató en el programa “Uvda” de Canal 12 el horror vivido durante su cautiverio en Gaza. En su testimonio, afirmó que cuatro hombres distintos la agredieron sexualmente mientras permaneció retenida, y describió una experiencia marcada por violencia continua y absoluta indefensión.
Según explicó, la primera agresión ocurrió en el cuarto día de cautiverio. El autor fue un médico responsable de atender las heridas sufridas durante el ataque del 7 de octubre liderado por Hamás y durante su secuestro, aprovechando su estado físico y su total vulnerabilidad.
Gonen contó que le autorizaron a ducharse y que el hombre la siguió “porque es enfermero y vino a ‘ayudarme’ en la ducha”. Sobre ese momento, añadió: “Estaba herida, no tenía fuerzas y me encontraba en una situación en la que no podía hacer nada”.
En su relato, explicó que el agresor la desnudó por completo. “Me lo quitó todo”, dijo. “Después, tuve que seguir viviendo con él en la casa”. Esa convivencia forzada prolongó el trauma y la exposición permanente a su atacante dentro del mismo lugar de cautiverio.
La exrehén afirmó que otro de sus agresores fue un camarógrafo que la filmó con fines propagandísticos. Tras un traslado, la dejaron sola con un hombre llamado Muhammad, quien comenzó a tocarla. Ella pidió que se detuviera y se fue, pero él regresó al día siguiente. “Y así comenzó mi calvario en esa casa”, dice.
Durante muchos días, relató, Muhammad y un segundo hombre, Ibrahim, la agredieron de forma reiterada. “Estoy sentada en la cama. Ibrahim viene y se sienta a mi lado, y me acosa. Todo ocurre en la habitación, en completo silencio. Empiezo a llorar de forma descontrolada”.
El testimonio continuó con amenazas constantes: “Todo está en silencio, y él dice: ‘Ten cuidado, si no te calmas, me enfadaré’”. Describió vigilancia permanente en el baño y tocamientos continuos. “Duró 16 días… Esos fueron, con mucho, los peores 16 días de mi cautiverio”.
Gonen aseguró que el ataque individual más grave ocurrió después, en otra casa, cuando otro captor la siguió al baño y la agredió durante unos 30 minutos. “Recuerdo este momento en el que miré — había una especie de ventana allí, un pequeño cuadrado como un marco de fotos —”.
En esa escena, explicó la disonancia vivida: “Guau. Cielos azules, pájaros cantando, y esta es la situación en la que estoy ahora mismo”. Añadió que la contradicción entre el exterior y “la suciedad y la brutalidad y el asco absoluto” quedó grabada para siempre.
Dijo que lloró durante toda la agresión, mientras su atacante “estaba en el apogeo de su vida. Recibió un regalo para toda la vida”. Después, relató, todo le daba vueltas y pensaba: “Romi, todo el mundo en Israel cree que estás muerta, y vas a ser una esclava sexual en cautiverio”.
Más tarde, según su testimonio, el agresor la amenazó directamente: “me presiona un arma contra la cabeza y me dice: ‘Si le cuentas esto a alguien, te mataré’”. Ese mensaje selló el terror y el silencio impuesto durante el resto de su cautiverio.
