La Operación Mole Cricket 19 desmanteló defensas sirias en el valle de Bekaa y permitió a F-15 israelíes derribar numerosos MiG-21 sin pérdidas aéreas.
Contexto, objetivos y despliegue antiaéreo sirio en el valle de Bekaa
En junio de 1982, la Fuerza Aérea Israelí actuó dentro de la Operación Paz para Galilea para neutralizar ataques transfronterizos de la OLP y limitar la influencia siria. Siria mantenía tropas en Líbano y había instalado diecinueve baterías SA-2, SA-3 y SA-6 en el valle de Bekaa. El enfrentamiento comenzó cuando Israel detectó el desplazamiento de esas baterías hacia posiciones próximas a sus fuerzas terrestres y decidió suprimir esa red en un sector clave.
Israel preparó la confrontación con vehículos aéreos no tripulados que entregaron inteligencia en tiempo real y enviaron video y coordenadas precisas de cada emplazamiento. Aviones E-2C enlazaron datos de radar con puestos de mando en tierra, lo que facilitó coordinación detallada. Las tripulaciones practicaron contra réplicas de sitios antiaéreos en el desierto del Néguev y perfeccionaron tácticas que combinaron ataques a distancia con interferencia electrónica para degradar sensores y defensas.
El 9 de junio, la operación se inició con F-4 Phantom que asumieron el rol principal en la destrucción de las baterías y emplearon misiles antirradiación de alta velocidad contra objetivos identificados. Formaciones de F-15 y F-16 establecieron patrullas para interceptar cualquier respuesta siria. Damasco retiró sus patrullas al inicio y solo veinte minutos después lanzó oleadas de MiG-21 y MiG-23. Ese lapso permitió destruir diecinueve baterías en aproximadamente dos horas, sin pérdidas israelíes en esa fase.

Después de la neutralización de las defensas tierra-aire, la frecuencia de los combates aumentó. Los puestos de mando israelíes dirigieron formaciones de cuatro aviones hacia zonas preestablecidas y usaron comunicaciones de voz bidireccionales para orientar a los pilotos. La interferencia electrónica separó a los pilotos sirios de sus controladores en tierra y redujo su coordinación, lo que abrió una ventana de superioridad táctica para las patrullas israelíes sobre el valle.
Datos clave verificados del combate en el valle de Bekaa
- Diecinueve baterías SA-2, SA-3 y SA-6 quedaron destruidas en dos horas el 9 de junio.
- Israel abatió alrededor de veintiséis MiG en media hora durante los primeros enfrentamientos de esa jornada.
- Los F-15 sumaron treinta y tres victorias confirmadas entre el 5 y el 12 de junio.
- En todo el valle se reportó la inutilización de veintinueve de treinta baterías durante la campaña.
Combates aéreos y ventajas técnicas de los F-15 frente a los MiG-21
Los F-15 operaron con radares avanzados que habilitaron lanzamientos a distancias superiores a la detección siria y con misiles AIM-9L de guía infrarroja. Sus prestaciones de aceleración y maniobra superaron a las de los interceptores adversarios. Los MiG-21 sirios, introducidos en la década de 1950 y armados con misiles K-13 de menor alcance, además contaban con sistemas de alerta que solo advertían amenazas frontales o posteriores, lo que dejó vulnerables los sectores laterales.
En una serie de combates de uno a dos minutos por encuentro, Israel derribó alrededor de veintiséis aparatos en media hora, con numerosos MiG-21 entre ellos. La guerra electrónica israelí bloqueó radares y comunicaciones sirias de forma selectiva y separó a los pilotos enemigos de sus controladores. Esa medida degradó la coordinación y produjo pérdidas escalonadas. Algunos reportes atribuyeron dos o tres derribos a un mismo piloto dentro de un único enfrentamiento.

Los puestos de mando dirigieron paquetes de cuatro aviones hacia zonas de intercepción prefijadas y sostuvieron orientación con comunicaciones de voz. F-15 y F-16 mantuvieron patrullas de combate que negaron el acceso a las oleadas de refuerzo sirias. Las capacidades de radio de frecuencia variable protegieron enlaces israelíes y, además, interrumpieron enlaces sirios, lo que aseguró la continuidad de la guía desde tierra para los propios cazas.
A lo largo de Mole Cricket 19, los F-15 acumularon treinta y tres victorias confirmadas y contribuyeron al total de ochenta y ocho aviones sirios abatidos entre el 5 y el 12 de junio. Muchos derribos correspondieron a MiG-21, mayoritarios en la flota siria, además de algunos Su-20 y MiG-23 de exportación. Ese balance consolidó el control del espacio aéreo sobre el valle durante los avances terrestres israelíes.
El combate del Baz 686 y la resiliencia del diseño del F-15
El 9 de junio, una formación de cuatro F-15 al mando de Ronen Shapira en el Baz 686 de Tel Nof interceptó aviones sirios sobre el valle, cerca de Rayak. La patrulla incluyó a Yoram Peled, Eitan Ben-Eliyahu y Oran Hampel. Ben-Eliyahu avistó dos MiG-21 y asumió el liderazgo; él y Hampel lanzaron misiles AIM-7F. El misil de Hampel destruyó un objetivo y el piloto sirio se eyectó. Peled derribó el segundo con un Python 3.
Durante la retirada bajo fuego antiaéreo, un MiG-21 cruzó frente al morro del avión de Shapira a unos doscientos metros. Shapira redujo velocidad, ejecutó un giro de alta carga G para colocarse detrás y disparó un Python 3 que alcanzó al objetivo. El MiG-21 descendió con humo y se estrelló, y la formación siguió la trayectoria para confirmar el derribo. En ese momento, un caza sirio no detectado lanzó un misil que detonó en la tobera derecha.

Con apoyo de sus compañeros, Shapira condujo el aparato dañado con un solo motor a baja altitud a través de fuego antiaéreo. Luego ascendió hasta diecisiete mil pies para superar las montañas libanesas y se dirigió hacia el oeste. Aterrizó en Ramat David con cables de frenado, aunque la barrera arrancó parte del tren de aterrizaje. Los equipos apagaron el fuego y la inspección reveló el motor derecho destruido y daños por esquirlas en varias superficies.
El Baz 686 recibió reparaciones y regresó al servicio en dos meses, con marcas de derribos. Ese episodio constituyó el caso más cercano a la pérdida de un F-15 en combate sin confirmación de derribo del aparato. El resultado mostró la capacidad del diseño para continuar en vuelo pese a daños graves y subrayó las redundancias del modelo para la supervivencia ante impactos severos.
Resultados finales en Bekaa y efectos operacionales sobre el terreno
El balance final de Mole Cricket 19 registró más de ochenta aviones sirios destruidos, sin pérdidas israelíes en combates aéreos durante esa fase. Se consignó una pérdida dos semanas después, cuando un F-4 Phantom recibió el impacto de un misil procedente de una nueva batería siria trasladada a Líbano. Ese resultado consolidó la supremacía aérea israelí en el sector y dejó a las unidades sirias con menor capacidad de respuesta.
Siria dependía de una red densa de misiles tierra-aire para su defensa y perdió baterías a gran escala en el valle. En el conjunto del área, la red llegó a incluir treinta baterías, y se informó la inutilización de veintinueve de ellas, además de la destrucción de las diecinueve del sector atacado el 9 de junio. En los días siguientes, A-4 Skyhawk israelíes atacaron tanques con bombas guiadas por láser, lo que amplió el control aéreo y facilitó operaciones terrestres.

Los MiG-21 sirios, limitados por misiles de corto alcance y sistemas de alerta parciales, cayeron frente a AIM-9L que concentraron la mayoría de las victorias. En un encuentro, una oleada de MiG-21 intentó perturbar ataques contra baterías restantes, pero las formaciones israelíes guiaron a esos aviones hacia zonas de intercepción preparadas y se produjeron pérdidas rápidas. En el caso de Shapira, el piloto descendió para verificar el impacto y confirmar el derribo, con mayor precisión de reporte a costa de riesgo.
Al finalizar la primera semana, el control israelí del espacio aéreo permitió avances terrestres sin interferencia significativa, y las patrullas de F-15 mantuvieron capacidad de interceptación sobre el valle. Siria, tras la pérdida de su red antiaérea, retiró aviones a bases en el interior y redujo su presencia en Líbano. El patrón mostró a los F-15 con al menos una docena de MiG-21 derribados y con aportes adicionales dentro del total general, con diferencias de entrenamiento y equipo como factor decisivo.
