Dos cazas de quinta generación muestran filosofías distintas. El F-35 acumula producción y socios; el Su-57 avanza con nuevos motores, pruebas y empleo operativo.
Programas y flotas en 2025: magnitudes, socios, contratos y entregas
El F-35 Lightning II y el Su-57 Felon comparten baja observabilidad, sensores avanzados y perfil multimisión, aunque difieren en escala y red de usuarios. El F-35 superó 1.270 entregas hasta finales de 2025 y opera en más de una docena de fuerzas aliadas. El Su-57 conserva una presencia mucho menor, con cerca de 30 a 40 unidades operativas que incluyen prototipos dentro de ese total. Ambos permanecen sujetos a requisitos cambiantes y a límites industriales propios.
En diciembre de 2025, Finlandia presentó su primer F-35A en Fort Worth y activó un contrato por 66 aeronaves valorado en $9.600 millones. Las primeras unidades se destinaron al entrenamiento en Arkansas antes de su integración plena en 2026. En paralelo, Suiza ajustó su pedido de 36 a 34 aviones tras un incremento de costos de $610 millones. Estas decisiones reflejan revisiones presupuestarias y cronogramas que cada cliente aplica según sus prioridades operativas.
Informes del Pentágono señalaron que, en 2024, las aeronaves F-35 volaron aproximadamente la mitad del tiempo previsto por problemas de mantenimiento asociados a Lockheed Martin. Ese contexto motivó un contrato de $3.400 millones, adjudicado en diciembre de 2024 y definido en 2025, para introducir modificaciones. Aun con esas críticas, la flota crece con un ritmo considerado moderado, mientras el inventario de cazas estadounidenses mostró una reducción temporal y una posterior recuperación, conforme avanzaron las incorporaciones planificadas.

El programa del F-35 superó el millón de horas de vuelo y se asoció a un impacto económico anual estimado en $72.000 millones y 254.000 empleos a escala global. La producción anual citada alcanzó 156 unidades. En contraste, la línea del Su-57 mantuvo entregas progresivas. Las series en curso sostienen un número limitado de aviones operativos y una curva de maduración que depende de nuevas configuraciones, con la introducción prevista de motores mejorados en lotes futuros para elevar empuje y eficiencia dentro del cronograma ruso.
Datos clave y cifras verificables para una comparación rápida
- F-35: más de 1.270 entregas hasta finales de 2025 y presencia en más de una docena de fuerzas aliadas.
- Su-57: alrededor de 30 a 40 unidades operativas, con prototipos dentro del conteo total a 2025.
- Contrato finlandés por 66 F-35A, valorado en $9.600 millones, con integración plena prevista en 2026.
- Contrato de $3.400 millones para modificaciones del F-35, adjudicado en diciembre de 2024 y definido en 2025.
Origen y cronología: del JSF y el PAK FA a los hitos más recientes
El F-35 nació del programa Joint Strike Fighter iniciado en 2001 por nueve países con Estados Unidos al frente. El primer vuelo, en 2006, validó la arquitectura básica y abrió una etapa de integración industrial entre socios. El diseño contempla variantes para despegue y aterrizaje convencionales, despegue corto y aterrizaje vertical, y operación desde portaaviones, de modo que el sistema opera desde bases terrestres y plataformas navales dentro de un esquema que estandariza entrenamiento y logística entre usuarios aliados.
El Su-57 surgió del proyecto PAK FA iniciado en 2002, con Sukhoi como contratista principal y una cooperación inicial con India que terminó en 2018. El primer vuelo, en 2010, lo estableció como el primer caza ruso de quinta generación, con énfasis en superioridad aérea, ataque a tierra y misiones marítimas. Las entregas en serie comenzaron en 2019 en Komsomolsk-on-Amur, dentro de contratos que apuntan a 76 unidades hasta 2028, con incrementos graduales a medida que se estabiliza la producción.

En diciembre de 2025, el prototipo T-50-052 completó su primer vuelo con el motor Izdeliye 177, desarrollado por United Engine Corporation bajo Rostec. Este propulsor alcanza 16.000 kgf con postquemador, reduce consumo y amplía vida útil, con lo cual el programa registró un avance tras años de retrasos y después del accidente de 2019. La sustitución progresiva de los AL-41F1 en lotes futuros sustentará objetivos de empuje, eficiencia y fiabilidad, según la planificación comunicada para la evolución del Su-57.
El Su-57 participó en operaciones en Siria en 2018 y en Ucrania desde 2022. Se atribuyó al avión la capacidad de evitar detecciones de radar y contramedidas electrónicas sin pérdidas confirmadas, además del uso de misiles de largo alcance desde distancias seguras. En paralelo, el F-35 continuó su despliegue dentro de coaliciones con interoperabilidad reforzada por enlaces de datos. Ambas plataformas aparecen en ejercicios e inspecciones operativas destinadas a validar perfiles de misión y ajustes de mantenimiento.
Diseño, prestaciones, sensores y armamento en comparación directa
El F-35 mide 15,7 metros de longitud, 10,7 de envergadura y 4,38 de altura. Su peso máximo al despegue alcanza 31.751 kilogramos y el combustible interno suma 8.391 kilogramos, con un alcance superior a 2.200 kilómetros. El motor F135-PW-100 entrega 43.000 libras de empuje y permite Mach 1,6, con techo operativo por encima de 15 kilómetros. El avión admite maniobras de hasta 9g e incorpora recubrimientos absorbentes, alineación de bordes y reducción de firma infrarroja para baja observabilidad.
El Su-57 presenta aproximadamente 20 metros de longitud y 14 de envergadura, con un peso normal al despegue de 20 toneladas y un alcance de 3.500 kilómetros en régimen subsónico. La planta motriz actual utiliza dos AL-41F1, con reemplazo previsto por el Izdeliye 177 en lotes posteriores. Según especificaciones divulgadas, el avión puede alcanzar Mach 2 sin postquemador, con vectorización de empuje en tres dimensiones y aptitud para operaciones diurnas y nocturnas en entornos hostiles con pistas cortas.

El F-35 integra fusión de datos con radar AESA, sensores electro-ópticos distribuidos de cobertura total y enlaces de datos tácticos para intercambio seguro con fuerzas aliadas. Las mejoras del Bloque 4 añaden armas y un sistema logístico autónomo orientado al mantenimiento predictivo, con el objetivo de reducir costos que cubren cerca de dos tercios del ciclo de vida. El programa asocia interoperabilidad en coaliciones, más de un millón de horas de vuelo y efectos económicos significativos en la cadena de suministro global.
El Su-57 combina radar AESA con sistemas de inteligencia electrónica y un ordenador de a bordo que apoya decisiones del piloto mediante análisis de escenarios y reducción de carga de trabajo. Su sistema de comunicaciones modernizado habilita integración en redes y perfiles contra objetivos aéreos, terrestres y marítimos. El armamento incluye compartimentos internos para hasta ocho R-77 o cuatro K-77M por sección, misiles hipersónicos y un cañón de 30 milímetros, con estructuras de baja firma basadas en polímeros, fibra de vidrio y aluminio alveolar.
