La DIA reportó hasta mayo de 2025 10.000 vehículos rusos perdidos, con 3.000 carros, en un frente saturado por drones y artillería.
Patrones de vulnerabilidad del carro y dominio de drones en Ucrania
El primer tramo de la campaña mostró columnas de blindados en ejes de carretera bajo impactos indirectos, emboscadas con minas y misiles anticarro, y fuego de artillería guiado por equipos de reconocimiento. RUSI describió desde el inicio un patrón donde artillería, ingenios explosivos y falta de maniobra con armas combinadas abrieron corredores de vulnerabilidad. Ese marco redujo la supervivencia de los carros lejos de la cobertura de infantería y de la defensa antiaérea.
En 2025, RUSI atribuyó entre el 60% y el 70% de los sistemas rusos dañados o destruidos a drones tácticos. La observación persistente y el ataque desde baja cota convirtieron el carro en un objetivo seguido de forma constante. Esa situación elevó la necesidad de coberturas electrónicas y de cortinas de humo, además de escoltas de infantería y defensa antiaérea, para reducir la exposición en distancias medias y en trayectos hacia posiciones ucranias.
La carencia de supresión aérea y de despeje sistemático de minas generó asaltos mecanizados con pérdidas tempranas. Las columnas que avanzaban por avenidas canalizadas sufrieron golpes sucesivos y contrabatería, según imágenes y reportes iniciales. Ese contexto reforzó el valor de equipos de reconocimiento para dirigir fuego de artillería y de minas colocadas en profundidad, con efectos acumulativos sobre carros, vehículos de combate de infantería y transporte.
Con sensores baratos y enlaces de vídeo de corto alcance, naves pequeñas detectaron y corrigieron fuego con rapidez. La integración de UAV tácticos permitió localizar vehículos desde el aire y pasar coordenadas para artillería o munición de merodeo. Ese ciclo observación-ataque acortó tiempos y redujo márgenes de maniobra para blindados pesados, en especial cuando operaron sin paraguas electrónico y sin capas de defensa activa contra amenazas verticales.
Cifras clave y hechos documentados sobre pérdidas y adaptación
- Al 11 de mayo de 2025, la DIA cuantificó al menos 10.000 vehículos de combate terrestres rusos perdidos, de ellos más de 3.000 carros.
- El balance humano asociado superó las 700.000 bajas en el mismo periodo.
- Inteligencia británica reportó decenas de vehículos perdidos en Vuhledar a comienzos de 2023.
- El 22 de febrero de 2024, el Reino Unido afirmó 2.700 carros, 5.300 blindados y 1.400 piezas de artillería perdidos.
- El IISS estimó alrededor de 1.400 carros perdidos en 2024 y un total superior a 4.000 desde la invasión.
Episodios de pérdidas concentradas y límites de la maniobra acorazada
El punto álgido de pérdidas concentradas apareció en Vuhledar. Inteligencia británica habló de decenas de vehículos perdidos por Rusia en un ataque fallido a comienzos de 2023. Fotografías y vídeos del sector mostraron campos minados, fuego de contrabatería y golpes sucesivos contra columnas que maniobraban en avenidas canalizadas. La ruta de aproximación quedó cubierta por observación y fuegos, con un efecto multiplicador sobre cada intento de avance mecanizado.
Ese patrón se repitió con variaciones en otros tramos. Asaltos mecanizados, sin supresión aérea y sin despeje sistemático de minas, perdieron masa antes de alcanzar posiciones ucranias. Cada retraso añadió exposición a drones, artillería y misiles anticarro. La falta de armas combinadas coherentes, con infantería, zapadores y defensa antiaérea cercanos, limitó la supervivencia de los carros y de los vehículos de combate de infantería a medida que crecieron las tasas de desgaste.
Las avenidas de avance por ejes de carretera concentraron los golpes. Los ucranios explotaron minas y artillería con dirección precisa desde equipos de reconocimiento. La observación continua sobre columnas y trenes de apoyo impidió recuperaciones rápidas de vehículos dañados. Ese cuadro penalizó el uso de masas de blindados sin despeje previo y sin control del espacio aéreo, y agotó unidades que intentaron repetir el asalto sobre sectores preparados.
El resultado consolidó un entorno donde el carro solo mantuvo relevancia con apoyo multisistema. Sin ese andamiaje, la exposición acumulada en rutas conocidas derivó en pérdidas elevadas, en especial cuando la artillería rival practicó contrabatería eficaz. Los episodios de 2023 fijaron una advertencia para ambos bandos y empujaron ajustes tácticos que más tarde marcaron la pauta del empleo de blindados en el frente.
Blindajes improvisados y guerra electrónica en la respuesta rusa
En el frente, unidades y talleres añadieron protecciones de rejilla, redes y jaulas antidrón sobre torretas y cascos. Con el tiempo, esas soluciones se normalizaron y aparecieron variantes de tanques tortuga con blindajes añadidos que cubrieron gran parte del vehículo y equipos de guerra electrónica de corto alcance montados a bordo. RUSI describió como generalizadas las redes, barras espaciadas, acolchados y bloqueadores de señal contra drones de visión en primera persona.
En junio de 2024, militares ucranios mostraron un T-62 capturado con estructura cúbica exterior, jaula posterior y dispositivos de interferencia. El vehículo ejemplificó la transición hacia plataformas más antiguas adaptadas para entornos saturados de drones. Fuentes abiertas y coberturas periodísticas identificaron la vuelta a línea de T-62 modernizados y variantes de la familia T-72 con añadidos de blindaje y equipos de interferencia para equilibrar disponibilidad y supervivencia.
Paralelamente, se ajustó el empleo táctico. El carro operó con más frecuencia como pieza de fuego directo desde posiciones retrasadas, con salidas breves para apoyo puntual y retroceso inmediato tras el disparo. El enlace de observación y el acarreo de munición recayeron con mayor frecuencia en motocicletas y vehículos ligeros. RUSI señaló un viraje hacia medios pequeños y desechables para movilidad y reconocimiento.
El uso extendido de drones de visión en primera persona y de munición merodeadora multiplicó amenazas verticales. RUSI vinculó el predominio de UAV tácticos con la caída de la efectividad del carro sin paraguas electrónico y sin capas de defensa activa. Reportajes de Reuters mostraron drones comerciales con cargas de bajo costo capaces de neutralizar vehículos al impactar techos, ventilaciones y compartimentos de motor, lo que obligó a reforzar esas zonas.
Producción, reposiciones y costos: límites y cifras acumuladas tras 2022
En febrero de 2024, el IISS calculó más de 3.000 carros rusos perdidos, una cifra equivalente al inventario activo previo a la guerra, con reservas de menor calidad en almacenes que permitieron reposiciones sostenidas. Un año después, la institución estimó alrededor de 1.400 carros perdidos en 2024 y un total acumulado superior a 4.000 desde la invasión, con pérdidas de vehículos de combate de infantería y otros medios también en millares.
Las líneas de producción y reparación rusas, en especial en Uralvagonzavod, combinaron fabricación de T-90M y modernizaciones de T-72 con la recuperación de existencias almacenadas. Análisis del Conflict Intelligence Team sobre el T-90M señalaron que, tras vaciar reservas de T-90 en bases de depósito, la industria incrementó salidas a partir de 2022, aunque la disponibilidad operativa siguió condicionada por pérdidas en combate, sanciones y cuellos de botella tecnológicos.
El suministro de explosivos y munición funcionó como otra palanca. Un análisis de Reuters con documentación pública y satelital mostró la construcción en Siberia de una gran instalación destinada a aumentar la producción de explosivos para proyectiles de artillería y otras municiones, con el objetivo de sostener ritmos de fuego altos en frentes donde la artillería define ventanas de maniobra y la exposición de los carros en primera línea.
En el plano cuantitativo, el 22 de febrero de 2024 el Reino Unido afirmó 2.700 carros de combate perdidos, 5.300 vehículos blindados y 1.400 piezas de artillería. La DIA, con información hasta el 11 de mayo de 2025, consolidó el cuadro con más de 10.000 vehículos de combate terrestres perdidos, de ellos más de 3.000 carros. La misma evaluación destacó un gasto ruso previsto de al menos $150.000 millones en 2025 en defensa y seguridad, cerca del 40% del presupuesto federal.
Función actual del carro en un campo saturado por sensores y fuegos
A finales de 2025, la fotografía operativa y material mostró un arma presente en el frente, aunque con un empleo contraído y adaptado a un campo de batalla transparentado por sensores baratos y saturado por fuegos indirectos. Los carros acompañaron asaltos a muy corta distancia tras zapado y despeje, y ofrecieron apoyo desde posiciones encubiertas, con salidas breves y retrocesos rápidos para reducir la exposición.
Cuando una unidad cruzó zonas batidas, lo hizo bajo cortinas de humo, con redes o jaulas y con protección electrónica puntual. La dependencia de vehículos ligeros para enlace y acarreo de munición creció, del mismo modo que el refuerzo de techos, ventilaciones y compartimentos de motor frente a amenazas verticales. El carro mantuvo utilidad en nichos específicos, bajo la condición de operar con paraguas electrónico y escoltas adecuados.
En ese marco, la DIA mantuvo que, desde el inicio de la invasión, Rusia perdió al menos 10.000 vehículos de combate terrestres y más de 3.000 carros. Las cifras cerraron un periodo de desgaste sostenido que exigió reposiciones a partir de existencias almacenadas, modernizaciones de T-72 y producción de T-90M. El esfuerzo industrial y logístico sostuvo la presencia de blindados, aunque con límites impuestos por sanciones y por cuellos de botella tecnológicos.
La iconografía castrense reflejó esa carga sobre el parque acorazado. En el desfile del 9 de mayo de 2024 en Moscú, el único carro que cruzó la Plaza Roja fue un T-34 de época soviética, un gesto simbólico en un evento que en años anteriores exhibió material moderno. Ese mismo año, unidades del frente mostraron inventiva en blindajes añadidos y configuraciones de protección contra drones habituales en ambos bandos.