Desarrollado en los sesenta, entró en servicio en 1972 como interceptor de geometría variable, con motor R-29-300, Mach 2,4 y capacidad BVR con limitaciones iniciales.
Desarrollo, doctrina soviética y adopción en aviación frontal y PVO
La Unión Soviética desarrolló el MiG-23, designado Flogger por la OTAN, durante los sesenta para enfrentar amenazas emergentes como el F-14 Tomcat, y lo introdujo en servicio en 1972. El avión incorporó alas de barrido ajustable en tres posiciones —16°, 45° y 72°— para adaptar despegues en pistas cortas y vuelos supersónicos, y equipó fuerzas en Europa y Oriente Medio. El motor Tumansky R-29-300 con postcombustión de unos 12.500 kg permitió Mach 2,4, con radar de empleo BVR limitado en las primeras versiones a dos misiles por interceptación guiada desde tierra.
El diseño respondió a una doctrina que priorizó la superioridad sobre el campo de batalla dentro de operaciones combinadas con fuerzas terrestres. La aviación frontal recibió el MiG-23 para cubrir avances ofensivos, con un radio de combate de 400 millas náuticas que amplió el alcance frente al MiG-21. En la PVO Strany, el aparato contrarrestó penetraciones a baja altitud con armas de ataque a distancia, y desde 1975 reequipó regimientos para elevar la fuerza desplegada hasta niveles comparables al F-4 en combate aire-aire.
Su radar ofreció cierta depresión angular para detección sobre interferencias del terreno, aunque necesitó guía de controladores en tierra para lograr intercepciones efectivas. El MiG-23 se empleó en defensa puntual y de barrera, con protección de líneas de comunicación ante aeronaves de la OTAN y misiles de crucero en posibles teatros europeos. La estructura de regimientos de defensa antiaérea incorporó aparatos capaces de asumir coberturas continuas por sectores, con reposición rápida desde bases dispersas.

Las modificaciones posteriores incluyeron la variante MiG-23ML con motor R-35F-300 de 8.550 kg en seco y 13.000 kg con postcombustión, que mejoró el rendimiento en altitud. En contraste, las versiones de exportación, como el MiG-23MS entregado desde 1973, recibieron un radar menos sofisticado en un radomo más pequeño, con una efectividad inferior frente a los modelos domésticos soviéticos. El tipo reemplazó MiG-17 y MiG-19 en regimientos de defensa antiaérea como plataforma principal de intercepción.
Datos clave de diseño, producción y despliegue del MiG-23
- Producción superior a 5.000 unidades en múltiples variantes.
- Tres posiciones de barrido alar: 16°, 45° y 72°.
- Velocidad máxima aproximada Mach 2,4 con postcombustión del R-29-300.
- Entrada en servicio operativo en 1972 en regimientos de defensa antiaérea.
- Exportaciones como el MiG-23MS con radar menos sofisticado y radomo reducido.
Rendimiento, maniobrabilidad y comparación con cazas occidentales
Los datos comparativos mostraron una relación empuje-peso que permitió velocidades iguales o superiores a F-18, F-16 y F-15 pese a valores inferiores, atribuible a distribuciones de área más esbeltas y a los beneficios del barrido alar. Sin embargo, las tasas de giro sostenidas alcanzaron 14,1 grados por segundo a 1.000 metros, y las instantáneas 16,7 grados por segundo, por debajo de F-16 y F-15 en Mach 0,9 a 4.500 metros, lo que redujo su desempeño en combates cerrados.
La tasa de ascenso a nivel del mar igualó la del MiG-21N y del F-16, mientras que el F-4D superó a la mayoría de cazas soviéticos en ese parámetro, con excepción de versiones específicas del MiG-23. En conjunto, sus parámetros de maniobrabilidad ubicaron al aparato en una clase comparable a modelos posteriores como MiG-29 y Su-27. La célula y la aerodinámica de ala de geometría variable ofrecieron ventajas a alta velocidad, con penalidades en virajes prolongados.

El paquete de aviónica y contramedidas electrónicas resultó similar al del F-4, con mejoras de supervivencia en entornos hostiles. El tren de aterrizaje robusto facilitó operaciones desde pistas remotas y cortas. No obstante, la complejidad del sistema de geometría variable impuso límites de mantenimiento en bases avanzadas austeras. La doctrina soviética buscó corregir carencias previas de alcance, carga útil y mal tiempo, con entregas aire-tierra más precisas en contextos nucleares o convencionales.
El alcance sin reabastecimiento en vuelo restringió patrullas aéreas de combate continuas, por lo que las unidades priorizaron alertas en tierra para responder con rapidez. Las transiciones hacia defensas de área combinaron el MiG-23 con sistemas de mando y control, con misiones de barrera por corredores y puntos sensibles. La arquitectura de radar inicial careció de tiro pleno hacia abajo en todos los escenarios, y los sistemas terrestres complementaron las brechas a baja altitud.
Armamento, variantes y empleo en conflictos y evaluaciones operativas
El armamento estándar incluyó un cañón GSh-23L de 23 mm en el fuselaje inferior y seis misiles aire-aire. Las configuraciones típicas combinaron AA-7 Apex de medio alcance en pilones de guante con AA-8 Aphid de corto alcance, o mezclas con AA-2 Atoll de guía infrarroja. La variante MiG-23MLD, la más avanzada en configuración de caza, añadió mejoras de aviónica que elevaron la maniobrabilidad y el rendimiento a alta velocidad dentro de su categoría.
Derivados de ataque como el MiG-27K utilizaron el motor R-29B-300 con 7.850 kg en seco. En Oriente Medio, Siria desplegó MiG-23 durante 1982 contra incursiones israelíes. En 1989, Libia envió aparatos hacia flotas estadounidenses en el Golfo de Sidra, con interceptaciones por escuadrones navales como VF-2, cuyas ocho tripulaciones completaron enfrentamientos contra estos aviones. Durante 1991, pilotos estadounidenses derribaron doce MiG-23 iraquíes sin pérdidas propias, dentro de misiones que incluyeron derribos en la zona de exclusión norte.
El MiG-23 también figuró en fuerzas norcoreanas dentro de alas de interceptores junto al Su-25 para defensa antiaérea. En la crisis de Líbano de 1982-1984, unidades sirias lanzaron cerca de cien MiG-23 y MiG-21 frente a ataques israelíes, con combates aéreos que incluyeron derribos. En operaciones navales estadounidenses, escuadrones completaron interceptaciones únicas contra bombarderos Badger en paralelo a enfrentamientos con MiG-23, dentro de ejercicios y despliegues propios de la Guerra Fría.

En evaluaciones estadounidenses, el MiG-23 ingresó a Constant Peg en noviembre de 1980 con el Escuadrón 4477 de Pruebas y Evaluación. El programa acumuló más de 15.000 salidas para casi 6.000 tripulantes de fuerzas aérea, naval y de marines, con interceptaciones por radar, vuelos en formación y maniobras defensivas, seguidos de análisis posteriores. La fragilidad del equipo soviético y la escasez de repuestos alargaron reparaciones y redujeron disponibilidad. Hubo tres muertes: Melvin Brown, Mark Postai y el sargento técnico Rey Hernandez.
Logística, mantenimiento y limitaciones en despliegues y alcance operativo
Las experiencias de Constant Peg subrayaron retos logísticos que afectaron tasas de alistamiento. Las demoras por piezas y la complejidad de sistemas redujeron ciclos de vuelo entre inspecciones. En la defensa antiaérea soviética, el aparato evolucionó hacia misiones de múltiples tareas, con enfrentamientos contra aeronaves tácticas maniobrables además de bombarderos estratégicos. La red de control desde tierra sostuvo la alerta y cerró huecos intermitentes de cobertura a baja altitud mientras el radar inicial mostró limitaciones conocidas.
Las tendencias de producción generaron familias diferenciadas de aeronaves, con impactos en líneas de diseño que priorizaron agilidad ligeramente superior a la estadounidense. Aun así, los últimos cazas operativos de Estados Unidos, F-15 y F-16, mostraron superioridad en parámetros clave. En Europa, regimientos del MiG-23 protegieron zonas ante amenazas de misiles de crucero y aeronaves de la OTAN, dentro de una arquitectura de defensa por zonas y puntos que combinó interceptores y control aéreo.

El despliegue global incluyó inventarios en regiones diversas y vínculos con adquisiciones de aliados. Evaluaciones de inteligencia registraron empleo por fuerzas cubanas a la par de submarinos Foxtrot, dentro de tendencias de adquisición militar entre 1977 y 1980. Estas constataciones encajaron en el patrón de exportación del MiG-23MS y de otras variantes, con prestaciones inferiores a los modelos domésticos y con ajustes que afectaron sensores, radomos y armas compatibles según destinos.
En términos doctrinales, el MiG-23 cubrió carencias de alcance, carga útil y operación con mal tiempo que había mostrado la generación previa, y permitió entregas aire-tierra más precisas. Sin reabastecimiento en vuelo, la autonomía limitó patrullas prolongadas y empujó a una postura de alerta en bases. El conjunto ofreció velocidad elevada, radar con capacidad más allá del alcance visual y armamento versátil, con contrapartidas en maniobrabilidad sostenida y en mantenimiento avanzado.
