Pierre Wertheimer y su hermano Paul , grandes hombres de negocios , judíos parisinos -montaron la casa de maquillaje Bourjois, la mayor casa cosmética de los años ’20-En 1924, Coco Chanel se asoció con ellos y creó Parfums Chanel. El 70% de la nueva compañía era de los Wertheimer y aportaron no solo su capital sino también su experiencia para poder vender el perfume Chanel Nº 5. Todo iba bien, pero en mayo de 1940 los nazis toman París.
Coco Chanel, que se sentía “aria” se dirigió a las autoridades nazis y solicitó que la empresa pasara legal y totalmente a sus manos por la sencilla razón de que sus socios eran judíos. Lo que no sabía Coco era que los hermanos no eran tontos y antes de huir a Nueva York habían puesto a un cristiano -Félix Amiot- como director de su parte en la compañía.
Coco Chanel, entonces, se retiró a vivir en los cuarteles generales del nazismo de París: el Ritz, sin importarle un bledo los rumores sobre su “romance” con el jefe de la inteligencia nazi, el barón Hans Günther von Dincklage, embajador y espía que murió en su dorado retiro de Mallorca en tiempos de Franco, concretamente en 1974.
Lo cuenta todo el periodista norteamericano Hal Vaughan, en su obra “Durmiendo con el enemigo: Coco Chanel…” recopilatorio de documentos desclasificados por el gobierno francés donde ella aparece como espía , Agent 7124. Y sabía lo que decía porque él mismo fue espía durante diez años, como se supo tras su muerte , en 2013.
Al parecer, según Vaughan, Coco Chanel aprendió el antisemitismo de su novio, Paul Iribe (fallecido en 1935) que se dedicaba a la ilustración con caricaturescas representaciones esteriotipadas de los judíos. Como socialité que era en el París más mundano que había, Iribe, para hablar de los Rothschild , se refería a ellos con el despectivo término del slang francés « youpins », porque no merecían ni siquiera ser llamados juifs. De este señor también aprendió a ser homófoba integral.
Mientras tanto, Coco se acostaba en el Ritz con un apuesto embaucador nazi que buscaba toda la información posible, Walter Schellenberg, quien fue el que la adiestró en las artes del espionaje para Hitler. Cuando liberaron París ella estaba en la cama con él y fue detenida -luego liberada-pero cuando años más tarde , después de lo de Nuremberg, él murió, fue ella quien se ocupó de todo, incluso de pagar su entierro.
Al acabar la guerra comenzó el litigio con los hermanos judíos que ella había denunciado. Finalmente, cuenta Forbes, los trámites procesales concluyeron con la toma de una decisión de común acuerdo que incluyó la renegociación del contrato original de 1924. Así Coco Chanel cortaba la posibilidad del escándalo público. El 17 de mayo de 1947, la diseñadora recibió ganancias de las ventas del Chanel Nº5 en tiempos de guerra, por un valor de 400 000 dólares. Además, Pierre Wertheimer acordó una disposición inusual propuesta por la propia Coco Chanel en la que aceptó pagar todos los gastos que la diseñadora realizara —desde los triviales a los más costosos— durante el resto de su vida.
Su vida derivó convirtiéndose en una tirana, huraña y maleducada viejecita solitaria -no tenía apenas amistades- que murió de un ataque de corazón , sola, en el Ritz, donde llevaba viviendo 30 años.
Fuente: Kehilá Beit Emuná