El gobierno de Victoria, en Australia, presentó este martes nuevas restricciones dirigidas a los manifestantes en respuesta al aumento del antisemitismo, como la prohibición de protestas cerca de lugares de culto.
La primera ministra, Jacinta Allan, anunció estas medidas tras dos incidentes recientes: un ataque incendiario que destruyó una sinagoga en Melbourne y una manifestación en Sídney que dejó a los fieles atrapados en una sinagoga durante tres horas.
“Eso no es una protesta pacífica. Es un comportamiento amenazante”, declaró Allan. Además, destacó que “el antisemitismo es un cáncer y no debemos escatimar esfuerzos para combatir el mal del antisemitismo, el racismo en todas sus formas y trabajar en la cohesión social de nuestra comunidad multicultural”.
Según un comunicado oficial, las nuevas leyes buscan proteger el derecho a “reunirse y orar libres de miedo, acoso e intimidación”. Las medidas, que serán debatidas en el parlamento estatal a inicios del próximo año, incluyen áreas de acceso seguro alrededor de templos religiosos y la prohibición de interrupciones durante las reuniones de culto.
Las normas también contemplan restricciones sobre la exhibición de banderas y símbolos de organizaciones que Australia clasifica como terroristas. Asimismo, quedará prohibido el uso de mascarillas que permiten a los manifestantes ocultar su identidad y protegerse del gas pimienta.
Dvir Abramovich, presidente de la Comisión Antidifamación y figura destacada en la lucha contra el antisemitismo en Australia, respaldó la propuesta. “El gobierno de Victoria ha declarado la guerra al odio y al antisemitismo, y ya era hora”, afirmó. Abramovich agregó: “Victoria ha trazado una línea y envía un mensaje claro a los responsables del odio, el grafiti, los incendios intencionales y el acoso en redes sociales: sus días de aterrorizar a nuestras comunidades han terminado”.
El ataque del 6 de diciembre a la sinagoga Adass Israel representa una escalada de violencia en Australia, en medio de la guerra entre Israel y Hamás. El enfrentamiento comenzó hace más de un año con el ataque del grupo terrorista palestino que dejó 1.200 víctimas, en su mayoría civiles.
Desde entonces, edificios y vehículos han sido incendiados y vandalizados durante protestas contra Israel, que en muchas ocasiones han tenido como objetivo a la comunidad judía. Según un informe reciente, los ataques a judíos australianos se han cuadruplicado desde el ataque de Hamás.
Las autoridades calificaron el incendio de la sinagoga como un acto terrorista, lo que ha permitido ampliar los recursos de investigación. En enero, una ley federal prohibió los saludos nazis y la exhibición pública de símbolos asociados al nazismo, en respuesta al incremento del antisemitismo. Además, el gobierno designó este año enviados especiales para enfrentar tanto el antisemitismo como la islamofobia.