La Universidad de Harvard anunció este lunes que considera solicitar hasta 750 millones de dólares en préstamos de Wall Street como parte de un plan financiero para enfrentar posibles contingencias.
Esta decisión se produce luego de que el gobierno de Donald Trump iniciara una revisión de 9.000 millones de dólares en subvenciones y contratos federales otorgados a Harvard, como parte de una investigación sobre supuestos incidentes de antisemitismo en los campus universitarios de Estados Unidos.
En una carta oficial enviada la semana pasada, la administración exigió que Harvard adopte medidas específicas, como la prohibición del uso de mascarillas durante protestas para evitar el anonimato de los manifestantes. La universidad confirmó haber recibido el documento, pero optó por no emitir declaraciones adicionales.
En su comunicado, Harvard explicó que analiza los recursos necesarios para mantener sus prioridades académicas y de investigación. Un portavoz indicó que los nuevos bonos imponibles servirían para cubrir necesidades corporativas generales.
La deuda actual de la institución asciende a 7.100 millones de dólares, cifra que podría superar los 8.200 millones con esta nueva emisión. En los últimos meses, Harvard ya había colocado bonos exentos de impuestos por 434 millones en marzo y 735 millones en primavera.
Otras universidades también han adoptado estrategias similares. Princeton, por ejemplo, anunció el 1 de abril su intención de emitir hasta 320 millones en bonos imponibles tras la congelación de múltiples becas de investigación por parte del gobierno.
El ultimátum del gobierno exige además que Harvard revise sus políticas sobre protestas, estableciendo limitaciones claras en tiempo, lugar y forma. La presión aumentó tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 contra Israel, que desató una ola de manifestaciones propalestinas en campus estadounidenses.
Harvard ha sido blanco de fuertes críticas por su gestión del antisemitismo, especialmente después de que 34 organizaciones estudiantiles culparan a Israel por los ataques de Hamás apenas dos días después del atentado. La entonces presidenta Claudine Gay fue duramente cuestionada por su tibia postura durante una audiencia en el Congreso junto a las rectoras del MIT y la Universidad de Pensilvania. Gay renunció semanas después.