El encuentro de fútbol entre Israel y Mali en los Juegos Olímpicos de París inició con un fuerte despliegue de seguridad alrededor del estadio, reflejando el tenso clima internacional que pone a la seguridad parisina bajo escrutinio.
El equipo de Israel arribó al estadio Parc des Princes escoltado por un fuerte contingente policial, compuesto por motociclistas al frente y una docena de furgonetas antidisturbios detrás.
Policías armados patrullaban la zona, destacándose uno con un fusil apoyado en el hombro.
A pesar del despliegue, el ambiente fuera del estadio se mantenía tranquilo. Los aficionados de ambos equipos se mezclaban pacíficamente, ondeando banderas y tomándose fotografías juntos.
Durante la ceremonia de los himnos, los seguidores de Mali cantaron con orgullo al escuchar el suyo. Sin embargo, cuando comenzó a sonar el himno de Israel, los abucheos y silbidos surgieron de inmediato. El sistema de altavoces del estadio aumentó el volumen para intentar mitigar los abucheos.
Con el inicio del partido, los jugadores israelíes continuaron siendo objeto de abucheos cada vez que tocaban el balón.