Se habla de que los neonazis pueden haberse infiltrado en el ejército australiano después de que se informara de que un hombre cuyo pasaporte fue cancelado el año pasado tras ser acusado por el gobierno de tener vínculos con el extremismo era un ex soldado australiano.
El pasaporte de Conor Sretenovic, de 28 años, fue cancelado por el gobierno federal después de que la Organización Australiana de Inteligencia de Seguridad (ASIO) concluyera que tenía el potencial de ser un riesgo para la seguridad nacional si se le permitía viajar al extranjero para luchar en un conflicto extranjero, informó The Age.
Sretenovic sirvió en las Fuerzas de Defensa australianas a partir de 2016 durante aproximadamente 18 meses antes de involucrarse supuestamente con el movimiento de supremacía blanca de Australia, como se desprende de sus comunicaciones filtradas, según informan los medios australianos.
El ministro de Asuntos Exteriores, Maris Payne, retiró el pasaporte de Sretenovic en enero de 2020 alegando que estaba a punto de viajar a Ucrania para luchar con el batallón neonazi Azov.
Una investigación llevada a cabo por varios de los principales medios de comunicación australianos, entre ellos The Age, The Sydney Morning Herald y 60 Minutes, encontró múltiples casos de ex soldados que se unieron o consideraron unirse a grupos neonazis.
El informe señaló que Tom Sewell, un notorio líder neonazi del estado de Victoria, que fundó la Red Nacional Socialista en 2019, es un ex soldado que sirvió en una unidad de infantería.
Los soldados del ejército australiano también han sido sorprendidos con símbolos neonazis mientras estaban desplegados en Afganistán. Los ejemplos incluyen a un soldado que fue encontrado vestido con un uniforme del Ku Klux Klan y otro soldado que había colocado una bandera con una esvástica en su vehículo blindado antes de que se le ordenara retirarla.
La ASIO dijo que estaba vigilando de cerca la situación en cooperación con los militares para evitar la formación accidental de neonazis.
El director general de la ASIO, Mike Burgess, admitió que es imposible atrapar a los reclutas que ocultan sus opiniones.
“Pueden enmascararlas, seguir adelante y recibir una buena formación. Y cuando se van, mejoran. Y eso es preocupante si luego lo utilizan para entrenar a otros o para cometer actos de violencia ellos mismos”, dijo Burgess.