El primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki dijo que sus compatriotas deberían estar orgullosos antes que avergonzados de las protestas estudiantiles de hace 50 años, que finalmente desataron un amplio antisemitismo y llevó a miles de judíos a huir.
Mateusz Morawiecki durante un debate en la Universidad de Varsovia titulado «Marzo ’68, Movimiento Social Nacional contra el Comunismo» culpó a la Unión Soviética, que controlaba Polonia hasta el colapso de la URSS, por fomentar el antisemitismo.
El mes pasado, Morawiecki desencadenó una reacción severa del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, cuando el líder polaco dijo que el Holocausto tuvo algunos perpetradores judíos. Ese mismo mes, Polonia generó controversia cuando promulgó una ley que penaliza culpar a Polonia de los crímenes nazis. Israel, los grupos e historiadores judíos están entre los que han criticado la medida.
En un discurso que precedió al debate, Mateusz Morawiecki dijo: «A menudo escuchamos que marzo de 1968 debería ser un motivo de vergüenza para Polonia. Para los polacos que han luchado por la libertad, debería ser una fuente de orgullo».
El informe de Polskie Radio sobre sus comentarios no incluyó una explicación de Mateusz Morawiecki sobre por qué exactamente los polacos deberían estar orgullosos de la fecha. Su comentario parece ser una referencia a un levantamiento fallido de estudiantes después del cual los judíos fueron vilipendiados en medios de comunicación estrechamente controlados por el Estado.
A partir de marzo de 1968, los estudiantes que defendían una obra antitotalitaria prohibida, basada en el trabajo del poeta del período romántico Adam Mickiewicz, protagonizaron protestas masivas que fueron brutalmente sofocadas. El levantamiento estalló por la expulsión de dos estudiantes judíos, Adam Michnik y Henryk Szlajfer, por su crítica a los abusos de los derechos humanos bajo el comunismo. Las facciones rivales en el partido comunista gobernante explotaron las protestas en su búsqueda del control del partido. La crisis culminó en la purga de judíos de las filas del partido gobernante y de toda la sociedad.
Unos 13,000 judíos se vieron obligados a abandonar Polonia y fueron privados de la ciudadanía polaca ese año. La purga ha continuado sopesando las relaciones entre polacos y judíos, que en general han sido buenas desde que Polonia se convirtió en una democracia en 1989.
Pero no se puede culpar a Polonia por esto, dijo Mateusz Morawiecki, ya que «no era un Estado independiente y soberano, dependía de otra superpotencia».
El eslogan «Sionistas a Sión», que fue común durante el período de incitación, «no provenía necesariamente de los polacos que querían la libertad, de la sociedad polaca», dijo. «Esta potencia extranjera, que era el representante de una gran potencia, implementó su plan y utilizó el antisemitismo«.