El presidente ruso, Vladimir Putin, acusó a “judíos étnicos” de atacar a la Iglesia Ortodoxa Rusa, utilizando una retórica que ha sido calificada como antisemita por críticos y líderes religiosos. Estas declaraciones se dieron durante su conferencia de prensa anual, un evento ampliamente transmitido.
Al responder sobre sanciones europeas contra la Iglesia Ortodoxa Rusa, vinculadas a su estrecha relación con el Kremlin tras la invasión de Ucrania, Putin afirmó: “Estas personas no son ateos, sino individuos sin fe, sin Dios. Étnicamente, muchos de ellos son judíos, aunque no los han visto en sinagogas”.
El mandatario añadió que estos supuestos adversarios “carecen de parentesco, memoria y raíces” y no comparten los valores culturales y espirituales del pueblo ucraniano ni ruso. Estas palabras despertaron críticas inmediatas que las compararon con las políticas antisemitas de Josef Stalin en la Unión Soviética.
El rabino Pinchas Goldschmidt, presidente de la Conferencia de Rabinos Europeos, advirtió que tales declaraciones tienen implicaciones peligrosas. Según Goldschmidt, este tipo de retórica recuerda la campaña antisemita de Stalin, conocida como la “lucha contra el cosmopolitismo”, que llevó al encarcelamiento y asesinato de líderes judíos soviéticos.
“Es un ejemplo del antisemitismo explícito del régimen de Putin, intensificado tras la invasión de Ucrania”, señaló Goldschmidt, quien huyó de Rusia en 2022 tras negarse a apoyar la guerra. Hizo un llamado a Europa y al mundo libre a condenar estas declaraciones antes de que su impacto crezca.
La Iglesia Ortodoxa Rusa ha sido criticada como herramienta de propaganda del Kremlin, según el Consejo de Europa. Países europeos han expulsado a representantes de la iglesia, al considerarla un riesgo de seguridad. Putin, por su parte, ha utilizado una retórica similar para justificar su invasión de Ucrania, a pesar de que el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, es judío, aludiendo a un supuesto “régimen neonazi” en Ucrania.
La población judía en Rusia ha disminuido significativamente. En el censo de 2021, unas 83.000 personas se identificaron como judías, una caída considerable respecto a las 160.000 del censo de 2010. Esta tendencia se ha acelerado tras la invasión de Ucrania.
El incidente subraya el uso continuo de declaraciones antisemitas en la narrativa del Kremlin, lo que aumenta las preocupaciones sobre su impacto en una sociedad caracterizada por tendencias semitotalitarias.