El presidente Donald Trump eligió al empresario y rabino de Miami, Yehuda Kaploun, como nuevo enviado especial de Estados Unidos para combatir el antisemitismo. La designación, que requiere la aprobación del Senado, sitúa a Kaploun en un puesto clave con rango de embajador, enfocado principalmente en asuntos internacionales relacionados con esta problemática.
Al anunciar su elección en Truth Social, Trump elogió a Kaploun como un firme defensor del judaísmo y de la libertad religiosa. Resaltó el aumento del antisemitismo y aseguró que Kaploun será un representante fuerte tanto de los judíos como del pueblo estadounidense. Sin embargo, la publicación generó una avalancha de comentarios antisemitas en la red social del propio Trump, con usuarios que minimizaron el problema o atacaron directamente la identidad del nuevo designado.
Con vínculos al movimiento ortodoxo Jabad, Kaploun se desempeñó como recaudador de fondos y figura destacada en la campaña presidencial de Trump. Compartió escenario con el mandatario en un acto conmemorativo del aniversario del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023. Pese a haber descartado públicamente su interés por un cargo en el gobierno, subrayó su compromiso con la seguridad del pueblo judío.
Kaploun expresó posturas duras contra el Partido Demócrata, al que acusó de evitar reconocer la amenaza del terrorismo islámico radical. Sostuvo que Trump, en contraste, habla sin rodeos sobre los peligros que representa Irán. Según él, los demócratas se niegan a catalogar como terroristas a quienes asesinan mujeres y secuestran niños.
En cuanto al antisemitismo doméstico, Kaploun trazó un paralelismo alarmante con la Alemania previa a la Kristallnacht. Afirmó que en Estados Unidos ya se sienten temblores similares a los que antecedieron a la persecución masiva de judíos en Europa.
De ser ratificado, Kaploun reemplazará a Deborah Lipstadt, historiadora del antisemitismo y figura clave en la administración Biden. Bajo su liderazgo, la oficina amplió su alcance para abordar el problema también dentro de las fronteras estadounidenses. En contraste, la administración actual ha adoptado medidas como revocar visas a estudiantes propalestinos, suspender fondos a universidades y vigilar redes sociales de inmigrantes bajo el argumento de combatir el antisemitismo.