La situación de profanación de cementerios judíos en el noreste de Francia ha llegado a ser tan grave que un grupo de voluntarios se ha reunido para vigilar los cementerios de la región de Alsacia, informó Le mode.
Incidentes como la profanación del 19 de febrero de 2019 de 92 tumbas en el cementerio judío de Quatzenheim – por la cual la policía encontró dificultades en su investigación y nunca identificó a los vándalos antisemitas responsables – y otros impactantes actos de vandalismo antisemita, que fueron condenados internacionalmente, llevaron a un llamado a la acción.
En respuesta, los gobiernos de Bas-Rain y Haut-Rhin lanzaron una campaña de reclutamiento de voluntarios para encontrar personas que protegieran las tumbas. El proceso se llevó a cabo en colaboración con la comunidad judía francesa.
Entre los voluntarios se encuentran profesores, funcionarios municipales, clérigos religiosos, jubilados, líderes comunitarios y residentes cotidianos de todos los orígenes. Todos se han apuntado a esta virtuosa tarea.
En febrero de 2022, había 80 “vigilantes de la memoria” custodiando 67 cementerios judíos en toda Alsacia. La mayoría de estos vigilantes no son judíos.
Frédéric Bierry, presidente del Consejo Departamental de Alsacia, dijo a Le Monde que los voluntarios son “símbolos de la democracia de la participación”.
“Los apoyamos para que puedan intercambiar ideas entre ellos, pero también para que sean reconocibles y puedan prevenir ciertas situaciones de racismo y xenofobia”, explicó.
A partir del siglo XIV, se prohibió a los judíos franceses vivir en las ciudades. En el siglo XVIII, los judíos que vivían en zonas rurales de Alsacia sumaban más de la mitad de la población judía de Francia. Hasta 1791 no se permitió a los judíos volver a vivir en las ciudades. En la actualidad, unos 20.000 judíos viven en el noreste de Francia, principalmente en Estrasburgo.