Se está calentando una controversia en el mundo de la arqueología bíblica sobre si las cabezas de arcilla encontradas en Khirbet Qeiyafa y Moza pueden ser vistas como la representación de un dios masculino.
En el último número de la Biblical Archaeology Review, el Prof. Yosef Garfinkel, director del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén, publicó un artículo en el que afirmaba que una cabeza de arcilla antropomórfica de Khirbet Qeiyafa, así como otras dos cabezas de arcilla de Tel Moza que datan de los siglos X o IX a.C., representan una imagen esculpida de Y/H/W/H, el nombre de D’os en el llamado Tetragrammaton, según la tradición judía.
Pero su análisis ha sido criticado por muchos otros eruditos, que le han acusado de intentar acaparar los titulares.
El lunes, el Diario de Historia de la Biblia, dirigido por la Sociedad de Arqueología Bíblica, publicó una respuesta mordaz al artículo de Garfinkel por parte de los directores de la excavación de Tel Moza, el Prof. Oded Lipschits, director del Instituto de Arqueología Sonia y Marco Nadler de la Universidad de Tel Aviv; y sus compañeros de la TAU y los arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel, Shua Kisilevitz, Ido Koch y David S. Vanderhooft.
“Desafortunadamente, su argumento está plagado de inexactitudes, y su metodología no tiene en cuenta la evidencia disponible sobre el arte coroplástico antiguo [terracota] y el estudio de la religión en el antiguo Israel”, escriben en la pieza, titulada Enfrentando los hechos sobre el rostro de D’os.
Parte del argumento de Garfinkel se basaba en el hecho de que también se encontraron dos figuritas de caballos en Tel Moza con las vasijas antropomórficas, así como y que, según él, la biblia hebrea a veces retrata a Y/H/W/H como un jinete a caballo. Se centró en la agrupación de siete artefactos de arcilla: una cabeza antropomorfa de Khirbet Qeiyafa, dos cabezas antropomorfas y dos figuritas de caballos de Tel Moza y dos vasijas de procedencia desconocida de la Colección Moshe Dayan del Museo de Israel – una jarra y una vasija con forma de caballo y jinete.
“Rechazamos la presentación de Garfinkel de los artefactos figurativos de arcilla, su marco interpretativo y la supuesta metáfora de Y/H/W/H como jinete sentado”, dicen, y continúan desafiando a Garfinkel en varios puntos.
Uno de ellos es que sostienen que estos objetos no deben ser agrupados debido a “sus evidentes diferencias tipológicas, estilísticas y tecnológicas”.
El segundo punto, y quizás más importante, es que, aunque las cabezas de terracota fueron encontradas en un “contexto de culto”, no tienen marcadores que indiquen que las cabezas están destinadas a representar a los dioses. Estas cabezas son similares a muchas otras figuras de arcilla de la época y de la región que no representan una deidad, según su artículo.
El artículo señala específicamente por qué las figuras Moza son diferentes de las de la Colección Dayan y discute la afirmación de Garfinkel de que las cabezas Moza son más grandes que la media del período y la región.
Además, concluyen, “La principal transgresión metodológica del artículo de Garfinkel es la casi completa indiferencia de la actual erudición sobre las figurillas de arcilla y el arte coroplástico del antiguo Levante y más allá. Aunque la interpretación de la corriente principal del pasado consideraba las figuritas antropomórficas de arcilla como representaciones de deidades, la investigación reciente muestra que mientras algunas figuritas de arcilla podían representar deidades, la mayoría servía para otros propósitos, como las ofrendas votivas colocadas por los adoradores o los amuletos utilizados en los rituales”.
También discuten si D’os sería representado montando a caballo, en lugar de en un carro, y caracterizan la interpretación de Garfinkel como “desafortunada”.