Los arqueólogos han conseguido descubrir lo que se cree que es la representación narrativa más antigua de la historia: Un hombre sujetándose el pene flanqueado por leopardos y otro sentado junto a un toro y sujetando una serpiente, según un nuevo estudio.
Descubierta en el sureste de Turquía, la talla es importante porque no sólo representa una narración, es decir, una historia, sino que la propia talla está datada en el noveno milenio a.C., hace más de 11.000 años.
Los resultados de este estudio fueron publicados por el arqueólogo de la Universidad de Estambul Eylem Özdoğan en la revista académica Antiquity.
¿Cuál es la historia dibujada más antigua del mundo?
Mucha gente ha citado la famosa Epopeya de Gilgamesh como la historia más antigua del mundo.
Sin embargo, esto no es exactamente cierto. Aunque se trata del poema épico más antiguo y es uno de los escritos más influyentes de la historia, sólo data del siglo XVIII a.C.
Sin embargo, los cuentos forman parte de la cultura humana desde hace mucho más tiempo.

Más bien parece que se formaron junto con el desarrollo de las sociedades humanas primitivas, con pruebas de que aparecieron por primera vez en el Neolítico.
Esta época se caracterizó por varias cosas, sobre todo por el abandono del estilo de vida cazador-recolector por una vida agrícola más sedentaria.
Aquí empiezan a aparecer evidencias debidas a la prolongación de los asentamientos humanos, lo que permite a los investigadores ver cómo se desarrollaron los roles sociales, etcétera. Esto también puede ver algunos vínculos con símbolos y rituales, que están intrínsecamente ligados a las historias.
En otras palabras, ver los primeros relatos puede informar sobre la sociedad que los elaboró.
Esta historia en concreto se cuenta en forma de tallas en Sayburç, Turquía, cerca de la frontera con Siria.
Estas tallas representan cinco figuras en dos escenas. En la primera, un ser humano sostiene su pene con la mano derecha y tiene protuberancias redondas en las rodillas, lo que indica que está sentado e inclinado hacia delante. A ambos lados hay dos leopardos con la boca abierta, dientes y la cola enroscada; uno de ellos tiene el pene visible.
La segunda escena muestra a otro ser humano, éste con el pene sobre el abdomen y en cuclillas. En la mano lleva lo que parece ser una serpiente o un cascabel, con la cabeza apuntando al suelo. Junto al hombre hay un toro con los dos cuernos visibles.
En la segunda escena, el hombre está de espaldas a las tres figuras de la primera escena.
¿Qué significa todo esto?
Bueno, hay algunas cosas que podemos decir de entrada, sobre todo si lo comparamos con otros grabados neolíticos.
En primer lugar, el uso del pene parece ser principalmente una forma de mostrar el género. En segundo lugar, podemos ver que se resaltan los aspectos peligrosos de los animales, como los dientes de leopardo y los cuernos de toro.
Ambos aspectos son comunes en otras tallas neolíticas.
Lo que es diferente, sin embargo, es que las dos tallas forman una narración, una historia por derecho propio.
En cuanto al significado de la historia, quizá no lo sepamos con exactitud, pero parece ser un comentario sobre la relación entre los humanos y los animales.
El arte neolítico posterior mostraba a humanos y animales apilados unos sobre otros, como humanos cargando animales.
Pero estas tallas tienen a humanos y animales en el mismo nivel horizontal.
¿Pero qué significa eso? Esa es la parte de la que no estamos seguros. Lo más probable, sin embargo, es que la historia narrativa que avanza en estas dos escenas parezca indicar que se trata de acontecimientos o historias concretas que se están contando.
Sin embargo, no está claro cuáles son esas historias.
En declaraciones al medio científico LiveScience, el arqueólogo neolítico Jens Notroff, que no participó en el estudio, explicó que lo más probable es que haya referencias que los humanos modernos no reconocerían.
“Desgraciadamente, aunque el cazador neolítico podría haber reconocido fácilmente su mensaje”, dijo a LiveScience, “aún nos falta comprender la narrativa real”.
Sin embargo, eso no significa que vaya a seguir siendo un misterio para siempre.
La zona de Sayburç todavía está siendo excavada, y aún queda trabajo por hacer. Puede que haya más tallas por encontrar en las cercanías. Quizá las piezas que faltan aún estén esperando a ser encontradas.