Recientemente, se reveló al público un peculiar colgante de oro, datado en 3.000 años de antigüedad, en el marco de una muestra de artefactos del periodo del Primer Templo, evento que tiene lugar en Estados Unidos.
Este colgante, descubierto durante excavaciones realizadas hace diez años en el Ofel, una prominencia situada al sur del Monte del Templo en Jerusalén, ha capturado la atención de muchos.
La pieza, que pasó inadvertida hasta el pasado año, fue hallada en una ubicación privilegiada y cargada de historia, tal como menciona Brent Nagtegaal, del Instituto Armstrong de Arqueología Bíblica.
El colgante, de exquisita factura, presenta una forma que recuerda a una cesta con una base firme de dimensiones reducidas, 4x4x2 milímetros, y dos asas semicirculares que se elevan 6 milímetros por encima de la base, entrelazándose en un punto apto para colgar el adorno.
Además, un delgado hilo de oro rodea la parte superior, añadiendo un detalle elegante al conjunto. Tras un meticuloso análisis, se descubrió que el colgante estaba hecho de electrum, una aleación de oro y plata más resistente que el oro puro.
Esta composición lo distingue como “el artefacto de oro más antiguo encontrado en una excavación arqueológica en Jerusalén”, de acuerdo con las palabras de Nagtegaal.
Colgante de 3.000 años reafirma nexos fenicio-jerusalemitas
Tras cotejar este hallazgo con estudios previos y la valiosa opinión de especialistas de la Universidad Hebrea y la Autoridad de Antigüedades de Israel, Nagtegaal concluyó que el colgante tenía un origen fenicio.
Este objeto, cuya datación se confirma a través del contexto arqueológico en el siglo X a.C., se erige como “el testimonio más contundente hasta la fecha de la presencia fenicia en Jerusalén durante el siglo X a.C., en tiempos del rey Salomón”, señaló Nagtegaal en una publicación reciente donde presentó sus hallazgos.
El interés de los arqueólogos especializados en la Biblia por demostrar la presencia fenicia en Jerusalén en el período del Primer Templo y previamente, busca fortalecer las narraciones bíblicas sobre las relaciones entre el rey Hiram de Tiro y los monarcas David y Salomón.
La evidencia de la existencia de David o Salomón, así como de la narrativa bíblica que relata cómo Hiram, líder de una significativa fuerza regional, proporcionó materiales y artesanos para la edificación del Primer Templo en una Jerusalén todavía en penumbras, es escasa.
Tiro, ubicada en lo que hoy es Líbano, se destacó como un eminente epicentro de la cultura fenicia, una civilización marítima organizada en torno a ciudades-estado, citada frecuentemente en la Biblia hebrea, textos griegos antiguos y otros registros, como los de Josefo.
El colgante no solo subraya la posibilidad de intercambios comerciales entre Fenicia y Jerusalén en aquel entonces sino que también, como señaló Nagtegaal, evidencia previos descubrimientos en la zona del Ofel han corroborado la “influencia cultural fenicia en Jerusalén” durante el periodo del Primer Templo.
Próximo libro detallará análisis de colgante fenicio de 3.000 años
Un exhaustivo análisis académico del colgante, complementado con un detallado estudio estratigráfico del sitio de su hallazgo, será publicado en la futura obra “The Ophel Excavations to the South of the Temple Mount, 2009-2013: Informes finales Volumen III”, según anticipó.
Recientemente, el colgante fue parte de una exhibición en el Auditorio Armstrong en Edmond (Oklahoma), integrando la muestra “El rey David y Salomón descubiertos”, evento que estará disponible hasta enero de 2025.
Esta exposición rinde homenaje a la memoria del Dr. Eilat Mazar de la Universidad Hebrea, arqueóloga de renombre que lideró las exploraciones en las áreas del Ofel y la Ciudad de David, y cuyo conocimiento abarcaba profundamente tanto la Jerusalén antigua como la cultura fenicia.
Mazar, quien proviene de una prestigiosa familia de arqueólogos, dedicó su carrera a desentrañar las conexiones entre los hallazgos arqueológicos y las descripciones bíblicas, y estaba al frente de las excavaciones en el Ofel en el momento del descubrimiento del colgante de oro. Su fallecimiento en 2021, a los 64 años, dejó un vacío en el campo de la arqueología.