Una tabla de piedra de 1.500 años, con una versión de los Diez Mandamientos, será subastada, pero expertos cuestionan su autenticidad.
Tabla samaritana con 1.500 años de antigüedad genera dudas
Una antigua tabla de piedra, considerada la copia más vieja conocida de los Diez Mandamientos, será subastada el próximo miércoles en Sotheby’s, en Nueva York. Sin embargo, algunos especialistas cuestionan la veracidad de su origen, según reportó el New York Times.
El investigador Brian I. Daniels, del Penn Cultural Heritage Center en Filadelfia, comentó al periódico que “los objetos provenientes de esta región están plagados de falsificaciones”. A pesar de ello, Daniels no descartó su posible autenticidad y añadió: “Tal vez sea absolutamente auténtico y este sea realmente un hallazgo histórico”.
Por otro lado, Christopher Rollston, experto en lenguas del Cercano Oriente de la Universidad George Washington, señaló: “Sotheby’s afirma que esta inscripción samaritana de los Diez Mandamientos tiene alrededor de 1.500 años de antigüedad, pero no hay forma de saberlo. Al fin y al cabo, no se encontraron en ninguna excavación arqueológica. Ni siquiera sabemos quién los encontró”.
Datos clave sobre la tabla de los Diez Mandamientos
- Pesa 52 kilogramos (115 libras) y mide dos pies de alto.
- Fue tallada entre los años 300 y 800 d.C., durante el período romano o bizantino.
- La inscripción omite el tercer mandamiento y añade uno relacionado con el Monte Gerizim, un lugar sagrado samaritano.
- Está escrita en paleohebreo, un alfabeto en desuso entre los judíos tradicionales desde hace más de 2.000 años.
- Se espera que alcance entre 1 y 2 millones de dólares en la subasta del 18 de diciembre.
La inscripción tiene diferencias con el texto bíblico hebreo
La inscripción de la tabla presenta algunas discrepancias respecto al texto bíblico hebreo. Entre las principales diferencias se encuentra la omisión del tercer mandamiento, que prohíbe “tomar el nombre del Señor en vano”. En su lugar, se añade un mandamiento que exhorta a adorar en el Monte Gerizim, un lugar sagrado para la comunidad samaritana.
El uso del paleohebreo en la inscripción es consistente con la tradición de los samaritanos, quienes continúan empleando un alfabeto derivado de este sistema. Este grupo, que comparte ancestros con los judíos modernos, se separó hace unos 2.000 años y mantiene una pequeña comunidad principalmente en Judea y Samaria.
Sin embargo, según Christopher Rollston, esta particularidad no elimina la posibilidad de que se trate de una falsificación. El especialista advirtió: “Durante los últimos 150 años, cuando los falsificadores fabrican sus falsificaciones, a menudo incluyen contenido sorprendente para generar más interés en ellas”.
Historia de la tabla: de adoquín a pieza de museo
Según los informes, la placa fue hallada por primera vez en 1913 durante la construcción de un ferrocarril en la costa sur de Israel. Inicialmente ignorada, fue adquirida por un particular que la utilizó como adoquín en su patio, según Heritage Auctions, que gestionó una venta previa.
En 1943, el objeto pasó a manos de un tal Sr. Y. Kaplan, quien escribió un artículo académico sobre la tabla en 1947 junto con el arqueólogo Yitzhak Ben-Zvi, quien más tarde se convertiría en presidente de Israel. Posteriormente, la tabla fue adquirida por el comerciante de antigüedades Robert Deutsch en la década de 1990.
Finalmente, el rabino Saul Deutsch la integró al Museo de la Torá Viviente, ubicado en Brooklyn, Nueva York, donde permaneció hasta ser anunciada para la subasta actual.
Subasta en Sotheby’s genera expectativas millonarias
La tabla será subastada el próximo 18 de diciembre en Sotheby’s, y se estima que alcance un precio entre 1 y 2 millones de dólares. El especialista de libros y manuscritos de Sotheby’s, Selby Kiffer, afirmó que el desgaste y la escritura paleohebrea de la piedra respaldan su antigüedad.
A pesar de las expectativas, las dudas sobre su procedencia siguen presentes. Los medios no han especificado si la inscripción está escrita en una forma particular de paleohebreo o en una variante del alfabeto samaritano. Esto, junto con la falta de información sobre su hallazgo original, complica las afirmaciones de autenticidad.