Jerusalén alberga un nuevo hallazgo: una cueva que data del periodo helenístico y un espejo de bronce único en su tipo.
Revelaciones en la carretera de Hebrón
Cerca de la concurrida carretera de Hebrón en Jerusalén, la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAA) ha desvelado la existencia de una cueva. Esta morada alberga restos que se remontan al siglo IV o III a. C.
Localizada cerca del kibutz Ramat Rachel, esta cueva revela una historia intrigante: los restos de una mujer, probablemente una hetaira del periodo helenístico. Esta conclusión proviene del análisis de un raro “espejo de caja” de bronce, conservado en impecables condiciones.
Liat Oz, encargada principal de la excavación, expresó asombro ante la magnífica conservación del artefacto. Declaró: “parecía hecho ayer”. La exclusividad y el lujo de tal espejo, llevó a los expertos a identificar la profesión de la difunta.
El espejo de bronce y su significado
Según registros históricos, los espejos de este tipo eran bienes de alto valor en la antigua Grecia. Su posesión sugiere que la mujer podría haberlo recibido como dote matrimonial o como un obsequio de sus admiradores.
Las hetairai, equivalentes a cortesanas, eran reconocidas en la sociedad griega. Además de entretener, desempeñaron roles sociales y culturales, inspirando obras de arte y literatura.
En este contexto, la presencia del espejo en manos de la difunta sugiere que pudo haber sido una hetaira de renombre, vinculada a figuras prominentes del mundo helenístico.
Las hetairai y su rol en la Grecia antigua
Las hetairai no eran simples cortesanas. Algunas llegaron a ser compañeras de líderes grecohelenísticos, generales y célebres intelectuales.
A menudo, estas mujeres influenciaban el arte y la cultura, siendo musas para escultores y pintores de la época, dejando huella en templos y monumentos.
Este descubrimiento refuerza la importancia de las hetairai en la Antigua Grecia, demostrando que su influencia se extendió incluso hasta Jerusalén.
Implicaciones del hallazgo arqueológico
El doctor Guy Stiebel, experto de la Universidad de Tel Aviv, ha identificado los restos humanos como los de una mujer. Además, destacó que son la “prueba más antigua en Israel de incineración en el periodo helenístico”.
Las evidencias sugieren que esta mujer pudo haber acompañado a algún dignatario durante las expediciones de Alejandro Magno o conflictos posteriores. Su eventual muerte y entierro junto al camino indican su relevancia en aquellos tiempos.
Contrario a la tradición, donde las mujeres casadas del mundo helenístico raramente abandonaban sus hogares, esta mujer rompió moldes, sugiriendo un estatus o circunstancias atípicas.
Presentación oficial del descubrimiento
Los hallazgos serán presentados en una conferencia especial. Esta reunión, programada para el 11 y 12 de octubre, se llevará a cabo con la colaboración de la Autoridad de Antigüedades de Israel, la Universidad de Tel Aviv y la Universidad Hebrea de Jerusalén.