Un fragmento de porcelana Ming del siglo XVI descubierto en el Monte Sión revela vínculos históricos entre China y el Imperio otomano.
Detalles sobre artefacto chino hallado en Israel
Descubrimiento de un cuenco con inscripción china en Jerusalén
Un equipo de arqueólogos desenterró en el Monte Sión, Jerusalén, un fragmento de un cuenco de porcelana china del siglo XVI con la inscripción china más antigua conocida en Israel, según informó la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) el martes.
El fragmento, que data del periodo 1520-1570 d.C. durante la dinastía Ming, lleva inscrita la frase: “Mantendremos para siempre la eterna primavera”. Este hallazgo se produjo durante el verano, en el trabajo preliminar antes de la próxima temporada de excavaciones en el sitio, como parte de un proyecto de varios años realizado conjuntamente por la AAI y el Instituto Protestante Alemán de Arqueología (GPIA).
La pieza fue identificada por el arqueólogo del AAI Michael Chernin, quien consultó a la experta en cerámica Dra. Anna de Vincenz y al investigador de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Jingchao Chen para determinar su procedencia y traducir la inscripción.
El contexto histórico del Monte Sión
Ubicado justo fuera de las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén, el Monte Sión ha revelado múltiples capas de asentamientos históricos. La mayoría de los artefactos encontrados en el sitio corresponden al periodo bizantino (siglos IV-VII d.C.) o al periodo del Segundo Templo. Sin embargo, el descubrimiento de esta pieza del siglo XVI sorprendió a los investigadores por su origen inesperado y su relación con un periodo más reciente.
Los arqueólogos creen que el cuenco de porcelana llegó a Jerusalén debido al desarrollo del comercio entre el Imperio Otomano y la dinastía Ming. Durante el siglo XVI, el Imperio Otomano se expandió considerablemente, conquistando el Levante, incluida Jerusalén, que pasó a formar parte del territorio otomano tras la caída del sultanato mameluco en Egipto.
Relaciones entre el Imperio otomano y China
Bajo el gobierno de Solimán el Magnífico, el Imperio otomano reconstruyó las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén entre 1537 y 1541. Durante ese mismo periodo, los registros chinos indican que los otomanos enviaron alrededor de 20 delegaciones oficiales a la corte imperial en Pekín.
Además, se sabe que existían colonias de comerciantes chinos en ciudades como Beirut y Trípoli, que probablemente mantenían intereses comerciales en Jerusalén, El Cairo y Alepo. Estas redes comerciales pudieron haber facilitado la llegada de la porcelana china al Monte Sión.
- A principios del siglo XVI, el Imperio otomano consolidó su control sobre el Levante.
- Delegaciones otomanas visitaron la corte de Pekín entre los siglos XV y XVII.
- Comerciantes chinos en Beirut y Trípoli pudieron influir en el comercio hacia Jerusalén.
Un hallazgo que conecta el pasado con el comercio global
Eli Escusido, director de la AAI, destacó la importancia del descubrimiento: “Ya desde épocas anteriores se conocen pruebas de las relaciones comerciales entre los comerciantes de la Tierra de Israel y el Lejano Oriente, por ejemplo, de diversas especias. Resulta fascinante encontrar pruebas de estas relaciones en forma de una inscripción real, escrita en chino y en un lugar inesperado”.
Este hallazgo refuerza la evidencia de que Jerusalén formó parte de una red comercial internacional en el siglo XVI. Más allá de las especias y mercancías, el fragmento de porcelana proporciona un vínculo tangible entre dos potencias históricas, el Imperio otomano y la dinastía Ming, ilustrando cómo el comercio y la diplomacia conectaron culturas distantes.
Preguntas y respuestas sobre el descubrimiento en el Monte Sión
El fragmento es la inscripción china más antigua conocida en Israel, datada entre 1520-1570 d.C. Su hallazgo confirma las conexiones comerciales entre la dinastía Ming y el Imperio otomano, reflejando un intercambio cultural en un periodo histórico crucial para ambas regiones.
Probablemente a través del comercio entre el Imperio otomano y la dinastía Ming, intensificado en el siglo XVI. Delegaciones otomanas visitaron China, mientras comerciantes chinos operaban en el Mediterráneo oriental, facilitando el intercambio de bienes y culturas.
La inscripción dice: “Mantendremos para siempre la eterna primavera”, un mensaje típico de la dinastía Ming. Este tipo de inscripción tiene connotaciones de longevidad y prosperidad, reflejando valores culturales chinos de la época.
La mayoría de los artefactos encontrados datan del período bizantino o del Segundo Templo. El fragmento de porcelana es excepcional por su origen y fecha posterior, ampliando la comprensión de las conexiones históricas del lugar.
Bajo Solimán el Magnífico, el Imperio otomano promovió el comercio internacional, enviando delegaciones a China y conectando Jerusalén con rutas comerciales que facilitaban el intercambio de productos como porcelana y especias.