Inscripción del siglo VIII a.C. hallada en 1880, confirma las obras hidráulicas de Ezequías narradas en 2 Reyes 20:20 y 2 Crónicas 32:30.
Inscripción de Siloé: Evidencia arqueológica de Ezequías
En 1880, un joven explorador descubrió una inscripción grabada en la pared del túnel de Siloé, en Jerusalén, que documenta la construcción de un canal de agua ordenado por el rey Ezequías en el siglo VIII a.C. Este hallazgo, analizado por la Autoridad de Antigüedades de Israel, valida las crónicas bíblicas de 2 Reyes 20:20 y 2 Crónicas 32:30, que describen cómo Ezequías aseguró el suministro de agua a la ciudad ante el asedio del rey asirio Senaquerib en 701 a.C. La inscripción, escrita en hebreo antiguo con alfabeto paleohebreo, detalla el encuentro de dos equipos de trabajadores que excavaron el túnel desde extremos opuestos hasta unirse, un logro técnico notable para la época.
El texto, ubicado a pocos metros de la salida sur del túnel, cerca de la piscina de Siloé, narra el momento culminante de la obra: “Mientras los excavadores blandían sus picos, cada hombre hacia su compañero, y cuando aún faltaban tres codos por perforar, se oyó la voz de un hombre llamando a su compañero”. La inscripción precisa que el túnel mide 1.200 codos (aproximadamente 533 metros) y que la altura de la roca sobre los trabajadores era de 100 codos. Este relato coincide con las mediciones modernas, que confirman la longitud del túnel en unos 1.750 pies, y refuerza la historicidad de las obras hidráulicas descritas en la Biblia.
La Autoridad de Antigüedades de Israel, junto con expertos en paleografía, ha datado la inscripción en el siglo VIII a.C. mediante el análisis del estilo de las letras y las características gramaticales del hebreo antiguo. Este período corresponde al reinado de Ezequías (715-687 a.C.), quien, según 2 Crónicas 32:2-4, bloqueó las fuentes de agua fuera de la ciudad y redirigió el manantial de Gihón hacia el interior de Jerusalén para protegerla de los asirios. La inscripción no menciona directamente a Ezequías, pero el contexto histórico y la referencia bíblica a la construcción del “conducto” en 2 Reyes 20:20 apuntan a su autoría.
El túnel de Siloé, también conocido como túnel de Ezequías, conecta el manantial de Gihón, ubicado en el valle de Kidrón, con la piscina de Siloé, dentro de las murallas de la antigua Ciudad de David. Esta obra maestra de ingeniería permitió a Jerusalén resistir el asedio de Senaquerib, quien, según registros asirios, no logró conquistar la ciudad. La inscripción, descubierta por un joven estudiante de Conrad Schick, un arquitecto alemán residente en Jerusalén, fue inicialmente ignorada debido a depósitos minerales que la ocultaban, pero su limpieza posterior con una solución ácida reveló su contenido.
Datos clave sobre la inscripción de Siloé
- Fecha: Siglo VIII a.C., alrededor de 701 a.C., confirmada por paleografía.
- Ubicación: Pared del túnel de Siloé, cerca de la piscina de Siloé, Jerusalén.
- Idioma: Hebreo antiguo, escrito en alfabeto paleohebreo.
- Longitud del túnel: 1.200 codos (aproximadamente 533 metros).
- Contexto histórico: Preparación de Jerusalén para el asedio asirio bajo Senaquerib.
- Estado actual: Exhibida en el Museo Arqueológico de Estambul tras ser extraída en 1890.
Importancia arqueológica y debates actuales
El descubrimiento de la inscripción en 1880 marcó un hito en la arqueología bíblica, ya que es una de las pocas inscripciones monumentales en hebreo del período preexílico encontradas hasta la fecha. Su estilo de escritura, analizado por expertos como Christopher Rollston, profesor de la Universidad George Washington, confirma su antigüedad y autenticidad, situándola como uno de los registros más antiguos en hebreo paleohebreo. La inscripción no solo corrobora los relatos bíblicos, sino que también destaca la sofisticación técnica de los ingenieros de Ezequías, quienes utilizaron técnicas de sonido acústico para guiar a los excavadores, según sugiere el texto.
Sin embargo, el túnel ha generado debates. Algunos arqueólogos, como Ronny Reich y Eli Shukron de la Autoridad de Antigüedades de Israel, han propuesto que el túnel podría ser anterior a Ezequías, datándolo a finales del siglo IX a.C. o principios del VIII a.C., basado en evidencias de excavaciones en la Ciudad de David. Esta hipótesis se apoya en el descubrimiento de sistemas de agua más antiguos, como el canal de la Edad del Bronce Medio, que ya desviaba agua del manantial de Gihón. No obstante, estudios de Amos Frumkin de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que incluyeron datación por carbono-14 y uranio-torio, concluyen que el túnel se construyó alrededor del 700 a.C., alineándose con el reinado de Ezequías.
En 2007, Eli Shukron y Ronny Reich hallaron un fragmento de inscripción cerca de la piscina de Siloé, con letras que podrían formar el nombre de Ezequías. Este descubrimiento, publicado en el Israel Exploration Journal, sugiere que otras inscripciones relacionadas con Ezequías podrían haber existido. En 2022, Gershon Galil de la Universidad de Haifa anunció el desciframiento de una inscripción monumental que menciona a Ezequías y sus logros, encontrada en 2007 en la Ciudad de David. Aunque las publicaciones detalladas están pendientes, este hallazgo refuerza la conexión entre las obras hidráulicas y el rey bíblico.
La inscripción de Siloé, extraída en 1890 por órdenes de un oficial ortodoxo griego y llevada al Museo Arqueológico de Estambul, ha sido objeto de disputas. En 1998, el entonces primer ministro Benjamin Netanyahu ofreció a Turquía antigüedades otomanas a cambio de su devolución, pero la solicitud fue rechazada. En 2017, la ministra de Cultura Miri Regev propuso intercambiar elefantes por la inscripción, sin éxito. Actualmente, una réplica se exhibe en el Museo de Israel en Jerusalén, mientras el original permanece en Turquía.
Contexto histórico y legado
El túnel de Siloé se construyó en un momento crítico para Judá, cuando Senaquerib amenazaba con conquistar Jerusalén tras destruir el reino del norte de Israel. La Biblia detalla en 2 Crónicas 32:1-4 cómo Ezequías reunió a su pueblo para bloquear las fuentes externas de agua, asegurando que los asirios no tuvieran acceso al manantial de Gihón. El túnel, excavado a través de roca caliza, sigue un trayecto en forma de S, posiblemente para aprovechar fisuras naturales o evitar estructuras existentes, según estudios de Dan Gill. Este diseño, aunque no lineal, permitió canalizar el agua de manera efectiva.
El hallazgo de la inscripción en 1880 no solo confirmó un evento bíblico, sino que también destacó la importancia de la Ciudad de David como núcleo de la antigua Jerusalén. Excavaciones recientes, dirigidas por la Autoridad de Antigüedades de Israel, han revelado más detalles sobre el sistema de agua, incluyendo la piscina de Siloé, mencionada en Juan 9:1-7 como el lugar donde Jesús curó a un ciego. En 2023, se anunció la excavación completa de la piscina, que permitirá a los visitantes observar este sitio bíblico en su totalidad.
La inscripción de Siloé sigue siendo un testimonio de la ingeniosidad de Ezequías y su pueblo. Su preservación en el Museo Arqueológico de Estambul, aunque lejos de su lugar de origen, no disminuye su valor como evidencia arqueológica. Los esfuerzos de Israel por recuperar esta reliquia reflejan su importancia para la identidad histórica y cultural del pueblo judío, mientras que su estudio continúa aportando datos sobre la ingeniería y la escritura del período del Primer Templo.