Un papiro de 1.900 años, recientemente descifrado, revela detalles inéditos sobre la vida en la tierra de Israel antes de la revuelta de Bar Kojba (132-135 d.C.), según un estudio realizado por académicos de Austria e Israel.
El documento fue hallado en 2014 en los archivos de la Autoridad de Antigüedades de Israel por Hannah Cotton Paltiel, profesora emérita de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Mientras realizaba trabajo voluntario en el laboratorio de pergaminos, notó que el papiro, clasificado erróneamente como nabateo, estaba escrito en griego antiguo. Durante su análisis, los investigadores descubrieron que contenía registros de un juicio penal contra dos judíos, Saulos y Gedalias, quienes podrían haber estado involucrados en la revuelta.
«Este papiro es excepcional desde múltiples perspectivas», afirmó la Dra. Anna Dolganov, de la Academia Austriaca de Ciencias, en una entrevista con The Times of Israel tras la publicación del estudio en la revista Tyche. Junto a Dolganov, participaron en la investigación el profesor Fritz Mitthof de la Universidad de Viena, Cotton Paltiel y el Dr. Avner Ecker de la Universidad Hebrea.
Denominado «Papiro de Algodón» en honor a su descubridora, como es costumbre en este ámbito, el documento cuenta con 133 líneas de texto.
«Es el papiro griego más largo descubierto en el desierto de Judea», destacó Dolganov.
El análisis del número de inventario sugiere que fue extraído en la década de 1950 por comerciantes beduinos de antigüedades, al igual que muchos otros hallazgos en la zona.
Uno de los aspectos más sorprendentes del manuscrito es su contenido: notas privadas de un abogado en preparación para un juicio.
“Este tipo de documentos rara vez se conservaban, pues solían desecharse tras la conclusión del juicio”, explicó Dolganov. “En este caso, alguien lo consideró lo suficientemente relevante como para llevarlo consigo hasta su Muerte en el refugio donde fue hallado”.
Refugio en el desierto
Las cuevas del desierto de Judea sirvieron de escondite a los judíos que participaron en la revuelta de Bar Kojba contra Roma.
Encabezada por Simón bar Kojba, la rebelión estalló 62 años después de la destrucción del Templo de Jerusalén (70 d.C.) y 15 años después de la Rebelión de la Diáspora Judía (115-117 d.C.). La violenta represión romana dejó cientos de miles de muertos y forzó el exilio o deportación de la mayoría de los judíos de Judea, que luego se fusionó con Galilea y otros territorios bajo el nombre de Siria Palestina.
“Sabemos que muchos refugiados buscaron protección en cuevas apartadas, llevando consigo sus pertenencias más preciadas”, comentó Dolganov. “Las tropas romanas sitiaron estos refugios hasta acabar con sus ocupantes”.
La datación del papiro pudo determinarse con precisión gracias a la mención de una visita del emperador Adriano a la región entre los años 129 y 130 d.C.
El documento fue escrito en griego porque este era el idioma administrativo en los reinos helenísticos antes de la conquista romana, y el Imperio lo mantuvo en uso.
Aunque se desconoce quién portaba el papiro, las circunstancias sugieren que pertenecía a alguien vinculado a la fiscalía. Debido al lugar del hallazgo, es posible que se tratara de un judío.
“Los registros de otras provincias romanas muestran que la población local participaba activamente en la administración judicial”, explicó Dolganov. “Es posible que los fiscales fueran miembros de la élite judía o griega. Además, contaban con escribas y asistentes, por lo que el portador del papiro bien pudo haber sido uno de ellos”.
“No todos los judíos se oponían a Roma”, añadió. “Las élites urbanas, en particular, no veían con buenos ojos las revueltas, pues generaban inestabilidad y los exponían a represalias”.
Fraude fiscal o conspiración política
La identidad judía de los acusados, Saulos y Gedalias, queda confirmada por sus nombres. Se les imputaban delitos de fraude fiscal, falsificación y sedición, y su origen desempeñó un papel determinante en el proceso, señaló Dolganov.
“El juicio ocurrió 15 años después de la Revuelta de la Diáspora, que representó una seria amenaza para Roma”, explicó. “La fiscalía probablemente utilizó el recuerdo de aquella insurrección para aumentar la gravedad de los cargos contra los acusados. Aunque quizá solo se trataba de un simple caso de fraude fiscal, fue presentado como algo más peligroso”.
Antes del levantamiento de Bar Kojba, los insurgentes trabajaron durante años excavando una red de túneles bajo más de 130 asentamientos. Para Dolganov, esto refuerza la posibilidad de que Saulos y Gedalias estuvieran implicados en la rebelión.
El papiro describe con detalle los eventos que llevaron al juicio.
Saulos realizó una supuesta venta de esclavos a un amigo residente en la provincia de Arabia, actual Jordania. Sin embargo, los esclavos nunca fueron transferidos y desaparecieron del control de las autoridades romanas.
“La explicación más probable es que querían eludir el pago de impuestos por los esclavos”, comentó Dolganov. “Pero también cabe la posibilidad de que el objetivo real fuera liberarlos, en especial si se trataba de esclavos judíos. En tal caso, Saulos podría haber actuado conforme a la tradición judía de redimir esclavos”.
Cualquiera que haya sido la intención, Saulos requería un documento que acreditara la venta. Gedalias, hijo de un notario y posiblemente ciudadano romano, colaboró en la falsificación de dicho documento.
“A veces pensamos que los estados antiguos eran poco sofisticados en la gestión de documentos, pero los romanos tenían procedimientos avanzados y exigían pruebas rigurosas”, advirtió Dolganov. “Si algo en un documento no les convencía, investigaban todos los detalles”.
El desenlace del juicio y el destino de los acusados siguen siendo inciertos. Sin embargo, la minuciosidad del caso llevó a Ecker a definirlo como “el proceso judicial romano mejor documentado de Judea, después del juicio de Jesús”.
“No hay otro caso penal registrado en un tribunal de un alto funcionario romano en Judea, ni en la región en general, con la excepción de Egipto, aparte del juicio de Jesús”, destacó Ecker. “En otros procesos conocemos referencias, pero no detalles sobre su desarrollo”.
Dolganov expresó su interés en continuar el estudio del papiro.
“No creo que este documento sea el último de su tipo”, concluyó. “Será una fuente clave para futuras investigaciones”.