Un equipo conjunto de arqueólogos israelíes y estadounidenses dicen que pueden haber descubierto finalmente lo que causó el repentino abandono de un antiguo palacio cananeo bien provisto de vino, y el culpable fue un terremoto.
La investigación en el sitio de Tel Kabri en la región occidental de Galilea fue co-dirigida por Assaf Yasur-Landau, un profesor de arqueología mediterránea en la Universidad de Haifa, y Eric Cline, un profesor de clásicos y antropología en la Universidad George Washington, la universidad de los Estados Unidos anunció en un comunicado el viernes.
Las excavaciones se llevaron a cabo en el sitio de 75 acres, ubicado en un terreno perteneciente al Kibbutz Kabri que contiene un palacio y una ciudad cananea que datan de 1900-1700 AEC.
“Nos preguntamos durante varios años qué había causado la repentina destrucción y abandono del palacio y el sitio, después de siglos de floreciente ocupación”, afirmó Yasur-Landau en la declaración de la Universidad George Washington.
El año pasado se produjo un gran avance cuando se trazó un mapa de una zanja previamente descubierta en el sitio y se encontró que se extendía más allá de lo que se pensaba inicialmente, además de contener pruebas arqueológicas clave que parecían mostrar que la tierra se había movido.
“Abrimos una nueva área y encontramos que la zanja continuaba por lo menos 30 metros, con una sección entera de una pared que había caído en ella en la antigüedad, y con otras paredes y pisos que se inclinaban hacia ella a cada lado”, mencionó Yasur-Landau.
“Realmente parece como si la tierra simplemente se abriera y todo a cada lado cayera dentro”, reafirmó Cline. “Es poco probable que la destrucción haya sido causada por la actividad humana violenta porque no hay signos visibles de fuego, ni armas como flechas que indiquen una batalla, ni cuerpos sin enterrar relacionados con el combate. También pudimos ver algunas cosas inesperadas en otras habitaciones del palacio, incluyendo dentro y alrededor de la bodega que excavamos hace unos años”.
Tampoco hay signos de sequía que provoque la salida de los residentes, ni un sitio de entierro masivo que apunte a una epidemia, según el estudio, que fue publicado en la revista online PLOS ONE.
Ruth Shahack-Gross, profesora de geoarqueología de la Universidad de Haifa y coautora del estudio, manifestó que el rápido colapso, en lugar de una lenta acumulación de materiales caídos como los que se encuentran en un edificio abandonado, indica que “uno o más terremotos podrían haber destruido las paredes y el techo del palacio sin incendiarlo”.
Los investigadores encontraron suelos de yeso combados, paredes inclinadas y ladrillos de barro que habían colapsado en habitaciones, a veces enterrando rápidamente grandes jarras, de las cuales se descubrieron docenas.
Michael Lazar, el autor principal del estudio, describió las dificultades para reconocer los terremotos del pasado en sitios con poca mampostería de piedra y donde los antiguos constructores habían utilizado materiales de construcción degradables como el ladrillo cocido al sol y la barba.
En Tel Kabri había restos de cimientos de piedra y también de superestructuras de ladrillo de barro.
“Nuestros estudios muestran la importancia de combinar los métodos macro y micro arqueológicos para la identificación de los antiguos terremotos”, expresó Lazar en el comunicado. “También necesitábamos evaluar escenarios alternativos, incluyendo el colapso climático, ambiental y económico, así como la guerra, antes de confiar en proponer un escenario de evento sísmico”.
En una excavación anterior, en el 2013, se encontraron 40 tinajas en un almacén del palacio, lo que lo convierte en una de las bodegas más antiguas y grandes descubiertas en el Cercano Oriente. Los análisis revelaron que las tinajas habían contenido vino.
Desde entonces la excavación ha descubierto cuatro almacenes adicionales y al menos otras 70 tinajas en el edificio derrumbado.
Una declaración del domingo de la Universidad de Haifa informó que las excavaciones anteriores habían mostrado que el palacio estaba equipado con “magníficos salones” y otras pruebas, incluyendo el consumo de carne, apuntaban a una vida de lujo que “atestiguaba una inmensa riqueza, murales que atestiguaban el comercio y los lazos culturales con la Creta minoica y las islas del Egeo”.
En particular, “enormes bodegas de vino donde se descubrieron muchas docenas de grandes jarras de vino, que contenían vino tinto al que se añadía resina y extractos de plantas”.
Los arqueólogos se dieron cuenta de que las jarras de vino estaban todas destrozadas en la zona de almacenamiento y había pruebas de que el vino se vertía en el sistema de drenaje de los edificios.
“Cuando se añade a toda esta evidencia la geología de la zona: el hecho de que el lugar esté en una falla, hay cuatro manantiales en la misma línea, lo que puede indicar una falla activa, y en otros hallazgos geológicos la explicación de un terremoto se refuerza enormemente”, explicó Lazar en el comunicado del domingo y añadió que espera que el equipo pueda eventualmente ser capaz de calcular la fuerza del terremoto.
El equipo, que fue financiado por la sociedad National Geographic y la Fundación Científica de Israel, espera que sus métodos puedan ser utilizados para identificar los daños causados por el terremoto en otros sitios arqueológicos.