Durante años, los historiadores han sostenido que la legalización del cristianismo bajo Constantino en el siglo IV d.C. marcó el inicio de una severa opresión contra los judíos. Sin embargo, una investigación reciente sobre una sinagoga en Galilea sugiere que esta interpretación podría no ser del todo precisa.
Investigadores internacionales lograron fechar con radiocarbono varios materiales extraídos de Huqoq, una aldea al norte de Tiberíades. Los resultados, publicados en PLOS ONE, confirmaron que la sinagoga decorada con mosaicos en el sitio se construyó a finales del siglo IV o principios del V d.C., descartando la teoría previa que la situaba en los siglos II o III basada en su estilo arquitectónico.
Este hallazgo podría alterar la comprensión del período, según la Dra. Jodi Magness, arqueóloga de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y líder de las excavaciones en Huqoq.
Uno de los principales enigmas que Magness buscaba resolver era la cronología de las sinagogas del estilo galileo, cuya construcción tradicionalmente se había fechado en los siglos II y III d.C. Estas estructuras monumentales, levantadas con grandes bloques de piedra, seguían un diseño basilical con columnas rodeando la nave central y entradas principales en el muro sur, orientadas hacia Jerusalén.
“Durante dos décadas revisé los informes de excavación y observé que la evidencia arqueológica apuntaba a fechas más tardías, entre los siglos IV y VI”, explicó Magness.
Este cambio cronológico es significativo. Si estas sinagogas datan del siglo II o III, habrían sido construidas bajo un dominio romano pagano. En cambio, una fecha posterior las ubicaría en una época en la que el cristianismo ya dominaba el Imperio.
Muchos especialistas se resisten a aceptar este marco temporal más tardío, argumentando que el dominio cristiano habría impuesto restricciones severas a la comunidad judía, impidiéndole erigir edificios religiosos tan majestuosos. No obstante, la datación reciente de Huqoq sugiere que la relación entre el cristianismo y el judaísmo en la antigüedad podría haber sido más compleja de lo que se pensaba.
Galilea: epicentro de la vida judía tras la destrucción del Templo
Con la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 d.C., Galilea emergió como el corazón de la vida judía en la Tierra de Israel durante siglos. Fuentes como la Mishná y el Talmud de Jerusalén, redactado en gran parte en Tiberíades, confirman su importancia en este período.
El antiguo sitio de Huqoq, ubicado a unos tres kilómetros al noroeste del Mar de Galilea, albergó hasta 1948 el pueblo árabe de Yakuk. Entre sus ruinas, fragmentos de columnas y otros artefactos indicaron inicialmente la posible presencia de una sinagoga de tipo galileo.
Desde 2011 hasta 2023, la arqueóloga Jodi Magness y su equipo llevaron a cabo 11 temporadas de excavación en el sitio. Su trabajo reveló una sinagoga monumental con mosaicos multicolores de gran valor artístico e histórico.
El objetivo de Magness era establecer la datación de una sinagoga de este estilo basándose en pruebas directas de su excavación, en lugar de depender únicamente de estudios previos. Para ello, se aplicaron diversos métodos de datación, incluyendo el análisis de cerámica, monedas e inscripciones, además de la datación por radiocarbono.
Los hallazgos arqueológicos ya sugerían que la sinagoga de Huqoq fue construida en el siglo IV d.C. y no antes. Durante la última temporada de excavaciones, se completó el análisis de la zanja de cimentación, cubierta por una densa capa de restos de construcción. Debajo de esta capa se encontraron numerosas monedas y cerámica, cuya cronología indicaba una fecha posterior a mediados del siglo IV d.C.
Entre los descubrimientos más relevantes se hallaron piezas de cerámica importada que comenzaron a circular entre los años 370 y 375 d.C. y continuaron en uso hasta la segunda mitad del siglo V.
A lo largo de las excavaciones, los arqueólogos recolectaron varios restos orgánicos, como semillas carbonizadas, huesos de aceituna y fragmentos de carbón de madera. Estas muestras fueron enviadas al Instituto Weizmann de Ciencias para ser sometidas a pruebas de radiocarbono.
El profesor Michael Chazan, de la Universidad de Toronto y coautor del estudio en PLOS ONE, destacó que el laboratorio de radiocarbono del Instituto Weizmann se distingue por su meticulosa identificación de cada muestra antes del análisis, garantizando así la precisión de los resultados.
La incógnita sobre el abandono de la sinagoga
Aunque los artefactos y la datación por radiocarbono determinaron el momento de construcción de la sinagoga, sigue sin resolverse un enigma crucial: cuándo y por qué dejó de utilizarse.
“No encontramos restos sobre el suelo de la sinagoga que nos permitieran precisar cuándo fue usada por última vez”, señaló Jodi Magness. “No tenemos una explicación. Parece que permaneció vacía durante siglos”.
En algún momento, el techo y las paredes superiores colapsaron, posiblemente debido a un terremoto o simplemente por el deterioro con el tiempo. Sin embargo, a principios del siglo XIV, la estructura fue restaurada y ampliada para su reutilización como sinagoga, según los hallazgos del equipo.
Un nuevo piso fue colocado aproximadamente un metro por encima del original, lo que implicó la acumulación de una gran cantidad de tierra. “No encontramos nada más reciente que el siglo V en este relleno”, explicó Magness.
El hallazgo dejó perplejos a los investigadores. Michael Chazan, coautor del estudio, esperaba encontrar capas de escombros sobre el suelo de mosaico, reflejo del abandono del edificio antes de su reconstrucción. “En Israel, es común que los edificios deshabitados se llenen de residuos con el tiempo”, comentó. Si esto hubiera sucedido en Huqoq, la cerámica y la datación por radiocarbono habrían proporcionado pistas sobre el momento en que la sinagoga quedó en desuso, pero no fue así.
Todas las muestras orgánicas halladas en la tierra corresponden a una época anterior a la colocación de los mosaicos. El análisis microscópico del sedimento confirmó la ausencia de restos de ocupación, lo que indica que el relleno utilizado para elevar el nivel del piso era tierra limpia traída de otro lugar.
“Esto sugiere que las actividades en la sinagoga no generaban grandes cantidades de desechos, como sería el caso en reuniones festivas masivas”, planteó Chazan. “O tal vez simplemente el área se mantenía impecable y la basura se depositaba lejos del sitio”.
La arqueología desafía la visión tradicional sobre la vida judía
Las fuentes históricas del siglo IV y V d.C. provienen en su mayoría de autores cristianos primitivos y leyes romanas, ambos con una postura hostil hacia los judíos. Esta narrativa llevó a suponer que las relaciones entre ambas comunidades eran conflictivas y que los judíos sufrían persecución constante. Sin embargo, Jodi Magness sostiene que la evidencia arqueológica contradice esa percepción.
Los asentamientos judíos continuaron existiendo durante esta época, reflejando cierta estabilidad y prosperidad. “No era un panorama uniforme, pero en general hubo continuidad y crecimiento, lo que permitió la construcción de sinagogas monumentales como las de tipo galileo”, explicó Magness.
Además de sus investigaciones en Israel, Magness también analizó sinagogas en la diáspora de la misma época. Aunque la cronología de muchas de ellas sigue en debate, sus hallazgos sugieren que la vida judía bajo el dominio cristiano romano fue más próspera de lo que se creía, no solo en la Tierra de Israel, sino también en otras regiones.
La expansión del cristianismo y la construcción de iglesias monumentales podrían haber influido en la arquitectura judía. “Antes de Constantino, los cristianos no podían adorar abiertamente, pero en el siglo IV comenzaron a construir grandes iglesias decoradas con pinturas y mosaicos para difundir su mensaje”, señaló Magness.
En respuesta, las sinagogas de la época pudieron haberse transformado en espacios que reforzaban la identidad judía. “Es posible que los judíos usaran la sinagoga para reafirmar que el Templo aún debía ser reconstruido y que la ley bíblica seguía vigente”, añadió la arqueóloga.
Los mosaicos de Huqoq, que representan escenas bíblicas como la construcción de la Torre de Babel, el Arca de Noé y la separación del mar Rojo, podrían haber sido parte de este esfuerzo por preservar la tradición y reafirmar la fe.
“Los hallazgos en Huqoq tienen un impacto significativo en nuestra comprensión de este período”, concluyó Magness. “Demuestran el papel clave de la arqueología para complementar y desafiar una visión histórica basada solo en textos”.