Estudio sugiere que veteranos judíos del ejército romano iniciaron la revuelta del siglo II, no Shimon Bar Kojba, quien asumió el liderazgo después.
Investigación revela nuevo liderazgo en la revuelta judía
Un estudio reciente del Dr. Haggai Olshanetsky, investigador de la Universidad de Varsovia, publicado en diciembre de 2024 en el Palestine Exploration Quarterly, plantea que veteranos judíos del ejército romano, y no Shimon Bar Kojba, lideraron inicialmente la Segunda Revuelta Judía (132-135 d.C.) contra el Imperio Romano. La rebelión, desencadenada por la decisión del emperador Adriano de construir una ciudad dedicada a Júpiter sobre las ruinas de Jerusalén, marcó un episodio clave en la historia judía, relacionado con la festividad de Lag B’Omer, celebrada el 15 y 16 de mayo de 2025.
Olshanetsky argumenta que la experiencia militar de estos veteranos explica el éxito inicial de la revuelta, que infligió pérdidas significativas al ejército romano, incluyendo la destrucción de hasta dos legiones, entre 5.000 y 12.000 soldados. Sin embargo, el liderazgo posterior de Bar Kojba, descrito como un fanático extremista, pudo haber debilitado la cohesión de los rebeldes, llevando al fracaso final en el asedio de Betar en 135 d.C., donde Bar Kojba fue asesinado y la ciudad destruida.
El historiador romano Dión Casio (c. 150-235 d.C.), en su obra de 80 volúmenes sobre la historia de Roma, ofrece la crónica más detallada de la revuelta, escrita unos 15 años después de los eventos. Casio señala que los judíos fabricaban armas de mala calidad para el ejército romano, lo que les permitía quedarse con ellas: “Fabricaron deliberadamente de mala calidad las armas que se les pedía que proporcionaran, para que los romanos las rechazaran y ellos mismos pudieran así tener el uso de ellas” (Dión Cass. 69.12). Este pasaje, según Olshanetsky, sugiere que los judíos tenían acceso a recursos militares, lo que apunta a la participación de veteranos entrenados.

La ausencia del nombre de Bar Kojba en las fuentes romanas, a diferencia de la práctica habitual de destacar a los líderes rebeldes, refuerza la hipótesis de Olshanetsky. “Ninguna fuente romana menciona a un líder específico, lo cual es inusual”, afirmó en una entrevista con Times of Israel. Esto podría indicar que el liderazgo inicial recayó en un grupo de veteranos sin un líder central destacado hasta que Bar Kojba asumió el control.
Datos clave sobre la Segunda Revuelta Judía
- Inicio de la revuelta: 132 d.C., tras la decisión de Adriano de construir Aelia Capitolina en Jerusalén.
- Pérdidas romanas: Hasta dos legiones, entre 5.000 y 12.000 soldados, fueron destruidas por los rebeldes.
- Monedas rebeldes: Acuñadas desde 132 d.C., algunas llevan el nombre de Elazar el Sacerdote, no de Bar Kojba.
- Alcance geográfico: Túneis y documentos sugieren participación más allá de Judea, incluyendo Galilea.
- Fin de la revuelta: 135 d.C., con la caída de Betar y la muerte de Bar Kojba.
Enigmas históricos y evidencias arqueológicas
La revuelta plantea varios enigmas históricos, como su alcance geográfico y las razones de su éxito inicial y posterior fracaso. Las monedas de Bar Kojba, una fuente clave, se encontraron solo en un área limitada de Judea, pero túneles construidos para la revuelta y documentos de refugiados en el desierto de Judea indican una participación más amplia. En Galilea, por ejemplo, se hallaron infraestructuras subterráneas de la época, pero sin monedas ni signos de destrucción, lo que sugiere que los galileos se retiraron de la rebelión sin enfrentar represalias romanas.
Olshanetsky propone que algunos asentamientos judíos, inicialmente involucrados, abandonaron la revuelta debido al liderazgo intransigente de Bar Kojba. Documentos del desierto de Judea enumeran asentamientos que cambiaron de bando, posiblemente por desacuerdos con Bar Kojba. “Creo que estos asentamientos no aceptaron su liderazgo”, afirmó el investigador.

El Papyrus Cotton, un papiro de 1.900 años descifrado en 2024 por eruditos israelíes y austriacos, ofrece más contexto. Este documento, hallado en la Biblioteca Digital de los Rollos del mar muerto, contiene notas de un juicio previo a la revuelta, reflejando tensiones sociales y legales en la región. Aunque no menciona directamente a Bar Kojba, refuerza la idea de un ambiente de creciente descontento.
Las fuentes judías, como el Talmud de Jerusalén, presentan a Bar Kojba de manera contradictoria. El rabino Akiva, ejecutado por los romanos tras la revuelta, lo proclamó como posible Mesías: “Cuando Rabí Akiva vio a Bar Koseba, dijo: ‘Este es el Rey Mesías’” (Taanit 4:5). Sin embargo, el mismo texto critica sus prácticas, como exigir mutilaciones a sus seguidores, lo que violaba la ley judía y pudo haber alienado a sus aliados.
El rol de los veteranos judíos en el ejército romano

Olshanetsky destaca que los judíos servían comúnmente en el ejército romano antes de la revuelta, un hecho respaldado por el Talmud y otras fuentes. “Tenemos evidencia de que servir en el ejército era común antes de la Segunda Revuelta Judía y aún más en los siglos III y IV d.C.”, explicó. Este servicio ofrecía beneficios, como la ciudadanía romana, que mejoraba el estatus social de las familias judías.
La confianza del Imperio Romano en los judíos para fabricar armas, como describe Dión Casio, implica un nivel de integración militar. Los veteranos judíos, entrenados en tácticas romanas, habrían tenido la capacidad de organizar una rebelión efectiva, especialmente en sus primeras etapas. Olshanetsky compara esto con las revueltas asmoneas, cuando judíos entrenados en el ejército seléucida se rebelaron con éxito.
El caso de Elazar el Sacerdote, cuyas monedas acuñadas en 132 d.C. no mencionan a Bar Kojba, sugiere que la revuelta tuvo múltiples líderes. La posterior muerte de Elazar, posiblemente ordenada por Bar Kojba, refleja divisiones internas que debilitaron la rebelión. “La acuñación de monedas requería control territorial, lo que demuestra que la revuelta fue inicialmente exitosa”, afirmó Olshanetsky.
La revuelta terminó con la caída de Betar en 135 d.C., un evento devastador que marcó el fin de la resistencia judía. Aunque Bar Kojba es recordado como el líder principal, el estudio de Olshanetsky sugiere que los veteranos judíos, con su experiencia militar, fueron los verdaderos arquitectos de los primeros éxitos, dejando un legado que redefine la narrativa histórica de este conflicto.