Durante un discurso en Ramallah, Abbas denunció a Israel por causar una “muerte lenta” y pidió a la comunidad internacional medidas urgentes.
Abbas denuncia uso del agua como arma y bloqueos en Gaza
En el marco del Día Internacional del Agua, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, acusó a Israel de llevar a cabo “un crimen de exterminio masivo en curso” contra los palestinos, especialmente en la Franja de Gaza. Desde Ramallah, afirmó que este supuesto crimen se ha extendido durante más de un año y medio.
Abbas sostuvo que el Estado israelí utiliza el corte de servicios básicos como el agua y la obstrucción de ayuda humanitaria como herramientas para provocar “una muerte lenta” en Gaza. Según el mandatario, esta política tiene como objetivo debilitar a la población civil y destruir su capacidad de resistencia.
Además, denunció que en Judea y Samaria se impulsan proyectos de expansión territorial que, a su juicio, buscan “eliminar la cuestión palestina”. El mandatario palestino enmarcó estas acciones dentro de un plan sistemático para borrar la identidad nacional palestina.
Durante su intervención, mencionó episodios históricos como la Nakba de 1948 y la guerra de 1967 para reforzar su denuncia. También exigió a la comunidad internacional “medidas prácticas y urgentes” para detener lo que calificó como una expulsión deliberada y la destrucción de infraestructura esencial.
Datos relevantes sobre las declaraciones de Abbas en Ramallah
- El discurso fue pronunciado el 22 de marzo de 2025 en el Día Internacional del Agua.
- Abbas acusó a Israel de provocar una “muerte lenta” mediante el corte de agua y ayuda.
- Citó la Nakba de 1948 y la guerra de 1967 como antecedentes de esta política.
- Reclamó a la comunidad internacional adoptar medidas concretas y urgentes.
Abbas mantiene discurso dual ante públicos occidentales y árabes

La narrativa pública de Abbas presenta diferencias notorias según la audiencia. En foros internacionales, adopta un tono moderado y conciliador, mientras que en declaraciones dirigidas a medios árabes, su discurso se radicaliza con acusaciones directas y lenguaje belicoso.
En abril de 2014, Abbas calificó el Holocausto como “el crimen más atroz contra la humanidad”, según Reuters, buscando proyectar una imagen moderada. Sin embargo, en agosto de 2023, afirmó que Hitler no actuó por antisemitismo, sino por el “rol social” de los judíos como usureros, una declaración recogida por MEMRI que desató condenas de Estados Unidos, la Unión Europea y Alemania.
En su tesis doctoral de 1982, titulada “La conexión entre los nazis y los líderes del movimiento sionista”, cuestionó la cifra de seis millones de víctimas del Holocausto y culpó al sionismo por inflarla. A pesar de haberse disculpado en 2018, estas declaraciones siguen siendo recordadas por analistas y medios internacionales.
Este patrón discursivo revela una estrategia de doble discurso: mientras ante Occidente Abbas defiende posiciones de paz, en medios árabes sostiene un relato más agresivo y confrontacional, lo que ha sido señalado como una táctica para consolidar poder interno.
El fomento al terrorismo mediante pagos permanece vigente

Una de las políticas más controvertidas del gobierno de Abbas es el programa de subsidios conocido como “pago por matar”. Desde 2004, la Autoridad Palestina ha destinado fondos a terroristas y sus familias, en función de la gravedad del ataque.
En 2023, según Palestinian Media Watch, el gasto en estos pagos alcanzó los 161 millones de dólares, beneficiando a aproximadamente 35,000 personas. Los montos varían según el número de víctimas: un atacante que mata a cinco israelíes puede recibir hasta 3,000 dólares mensuales.
En marzo de 2025, Abbas reafirmó esta política al declarar ante la prensa árabe que “si nos queda un solo centavo, irá a las familias de los mártires y prisioneros”. Esta afirmación fue difundida por la cuenta oficial @IsraelinSpanish en la red social X.
Mientras tanto, Abbas evita referirse a este programa ante medios internacionales, posiblemente para no poner en riesgo su relación con gobiernos occidentales que han condenado esta práctica por considerarla un incentivo directo al terrorismo.
Abbas sigue rechazando propuestas de paz y evita condenar a Hamás

Desde que asumió el liderazgo en 2005, Abbas ha evitado aceptar propuestas concretas de negociación con Israel. En 2008, rechazó una oferta del primer ministro Ehud Olmert que incluía el 94% de Judea y Samaria, Gaza y Jerusalén como capital compartida, según The New York Times.
En 2014, se retiró de las negociaciones mediadas por John Kerry luego de la reconciliación con Hamás, organización que niega el derecho de Israel a existir. En 2021, canceló indefinidamente las elecciones palestinas, lo que eliminó presiones internas para retomar el diálogo.
Tras la masacre perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023, que dejó 1,200 muertos y 251 secuestrados, Abbas se limitó a rechazar la violencia “de ambos lados” sin mencionar directamente a los responsables. Posteriormente, según The Times of Israel, ordenó retractar un comunicado que condenaba el ataque, tras una disputa interna con su jefe de inteligencia.
Este comportamiento refuerza su imagen como un líder que evita cualquier compromiso con Israel, mientras mantiene alianzas internas que lo obligan a guardar silencio ante actos de terrorismo contra civiles israelíes.
El discurso del Día del Agua refuerza su estrategia polarizante

Las declaraciones del 22 de marzo se alinean con una estrategia ya consolidada de Abbas, que combina retórica de victimización con ataques verbales extremos dirigidos a su audiencia árabe. La acusación de “exterminio masivo” carece de respaldo demográfico verificable.
Datos de la ONU indican que la población en Gaza creció de 1.9 a 2.1 millones entre 2014 y 2023, contradiciendo la afirmación de una expulsión sistemática. A pesar de esto, el mensaje de Abbas mantiene resonancia entre su base, donde el sentimiento antiisraelí es prevalente.
Al mismo tiempo, continúa apoyando medidas que perpetúan la guerra, como la financiación de terroristas y la glorificación de actos violentos. Esta política obstaculiza cualquier posibilidad de solución negociada en el corto plazo.
En conjunto, su postura dual, el negacionismo histórico, la falta de voluntad política para negociar y el respaldo económico al terrorismo consolidan un liderazgo cuya principal herramienta es la confrontación constante. Abbas proyecta victimismo en foros internacionales mientras alimenta la guerra desde su retórica local.