Los acuerdos de normalización entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, junto con el apoyo silencioso de la mayoría de los miembros de la Liga Árabe, han empujado al presidente palestino, Mahmoud Abbas, a buscar nuevos aliados, incluso hasta el punto de abrazar a su amargo rival, Hamás.
El nuevo acercamiento comenzó en las últimas semanas con una videoconferencia entre un alto miembro de Fatah, Jibril Rajoub, y el líder adjunto de Hamás, Saleh al-Arouri.
Continuó con una reunión virtual de todas las facciones palestinas, durante la cual tomaron la palabra muchos dirigentes palestinos destacados, entre ellos Abbas, el dirigente de Hamás Ismail Haniyeh y el dirigente de la Jihad Islámica, Ziyad al-Nakhalah.
Culminó con las conversaciones del martes, cuando funcionarios de Fatah y Hamás comenzaron una ronda de reuniones presenciales en la capital turca, Estambul.
Como muestra de la importancia de la nueva asociación, cada organización envió miembros de alto nivel a Turquía. Fatah envió a Rajoub y al expresidente del Consejo Legislativo Palestino, Rawhi Fattouh, mientras que Hamás optó por mantener en secreto la identidad de sus representantes, muy probablemente por razones de seguridad.
Sin embargo, el martes Hamás emitió una declaración en la que afirmaba que Haniyeh había concluido su visita a Líbano y había abandonado el país, por lo que era justo suponer que él mismo era el representante de la organización en Turquía, junto con su adjunto Saleh al-Arouri.
Las dos organizaciones han celebrado múltiples reuniones en el último decenio, firmando diversos acuerdos de reconciliación con declaraciones solemnes y ceremoniosas. Pero hasta ahora, esos acuerdos solo se han plasmado en el papel y no se han aplicado en la realidad.
Ahora, sin embargo, tanto Fatah como Hamás afirman que esta vez es diferente.
Aun así, varias fuentes dijeron que, a pesar del espíritu optimista de ambas partes, el primer día de las conversaciones con Turquía no terminó con un acuerdo de reconciliación ni siquiera con una declaración conjunta.
Mientras que Hamás exigió elecciones en todas las instituciones palestinas, presidencia, parlamento y Consejo Nacional Palestino, Fatah insistió en una votación gradual y en celebrar primero solo elecciones parlamentarias.
Otra controversia entre las partes se refería al método de las elecciones.
Hamás quería formar un gobierno de unidad antes de las elecciones, a fin de mantener la transparencia, pero Fatah prefirió dejar el gobierno actual en su formulación actual y formar un nuevo gobierno solo después de las elecciones.
Hamás sospechaba de las intenciones de Abbas, temiendo que solo tratara de darle legitimidad para seguir siendo presidente sin ofrecer al grupo nada a cambio.
Fatah, por otra parte, temía que Hamás no entregara realmente el control de los ministerios del gobierno en Gaza a la Autoridad Palestina e incluso falsificara los resultados de las elecciones debido a su control sobre la Franja.
Estas conversaciones entre Fatah y Hamás, que el jueves por la noche condujeron al anuncio de un acuerdo sobre la celebración de elecciones, tuvieron mayor importancia.
Después de un largo período en que Egipto tuvo una hegemonía casi completa sobre los esfuerzos de reconciliación palestinos, Fatah y Hamás decidieron celebrar estas conversaciones en Turquía, incluso como auspicios, mientras que las relaciones entre Ankara y El Cairo están actualmente llenas de tensiones.
Según el periódico libanés Al-Akhbar, Egipto está furioso tanto con Hamás como con Fatah por esta elección y por la expulsión de El Cairo del proceso de reconciliación.
Además, en vísperas de las conversaciones en Turquía, Abbas llamó al presidente turco Recep Tayyip Erdogan y le pidió que ayudara en la medida de lo posible a garantizar el éxito de las elecciones e incluso que enviara observadores turcos para salvaguardar la pureza de las elecciones cuando éstas se celebraran.
Ramallah también ha anunciado que ha decidido poner fin al papel de la Autoridad Palestina como presidente de turno de la Liga Árabe, en protesta por la negativa de la Liga a condenar los acuerdos entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein.
Hay claros indicios de que Abbas, que se encuentra en una posición de debilidad política, ha decidido reforzar sus vínculos con los extremistas a expensas de sus relaciones con sus aliados clásicos debido a su sensación de que las fuerzas moderadas han decidido darle la espalda.